30/6/13

• Cosa de mi equipo: 4 - Redes de camuflaje


Captura de un Pito negro joven desde un escondite hecho en el bosque con ramas y una simple red de camuflaje, Prepirineos.
© Oriol Alamany

Los fotógrafos de la vida salvaje somos unos seres extraños que en el campo utilizamos todo tipo de artilugios para camuflarnos y esconder nuestra presencia a los esquivos animales salvajes. Sabemos que, si ellos nos ven, van a huir sin remedio y no se dejaran fotografiar. Al menos en nuestro país, donde sus experiencias con el ser humano suelen ser bastante malas. 

Para escondernos utilizamos desde los tradicionales y más o menos sofisticados aguardos de lona (conocidos en nuestro mundillo con el nombre inglés de "hides"), hasta las sencillas redes de camuflaje: grandes láminas de tela plastificada troquelada en formas que imitan el follaje. Estas son cómodas de transportar, rápidas de usar y lo cierto es que bastante efectivas. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que estas redes no nos tapan por completo y por ellas solas no son adecuadas para fotografiar ciertas especies más difíciles o delicadas. Con frecuencia uno se tira la red simplemente por encima, siendo el mismo fotógrafo la estructura que la sostiene. Pero eso significa que cualquiera de nuestros movimientos se verá desde el exterior, lo que no resulta muy adecuado para camuflarse. Por ello no son prácticas para sesiones de muchas horas, a menos que las montemos sobre alguna estructura rígida. Yo suelo colgarla en ramas o alguna vez la he usado con la estructura de palos de uno de mis hides.


La red de camuflaje, un sencillo accesorio muy utilizado por los fotógrafos de la fauna salvaje


El fotógrafo desaparece prácticamente del entorno al cubrirse con una red de camuflaje,Vall d'Aran
© Oriol Alamany


Poniendo unas redes de camuflaje encima de dos hides para camuflarlos con el entorno, junto a una carroña para fotografiar buitres, Prepirineos.
© Oriol Alamany

Hace años que tengo una de estas redes para usar o bien sola, o bien para ayudar a camuflar mejor mis habituales hides de lona. Para la tranquilidad de los animales suelo preferir la completa protección de un aguardo, pero alguna vez la uso sola.

No es difícil adquirir redes de estas de diversos tamaños y estampados. En tiendas de suministros militares o en Decathlon venden algunas, pero si queréis encontrar variedad de modelos nada como consultar la web de Oryx, la tienda del amante de la naturaleza. Aquí encontraréis una ámplia muestra.

Durante años estuve guardando mi red dentro de una simple bolsa de plástico, ya que cuando la compré no venía con funda alguna. Pero durante una reciente estancia en la sierra de Andújar, el fotógrafo y amigo Javier Milla me enseñó cómo las guardaba él: Para ello utilizaba unas bolsas que venden en las tiendas de deportes Decathlon, originalmente diseñadas para guardar los zapatos de tenis. Y lo cierto es que son baratas y van de maravilla. Además tienen una rejilla para que la red se airee y no enmohezca en caso de guardarla húmeda.



Este sábado pasé por Decathlon y me compré una. Se trata de la Artengo Shoe Bag, que se encuentra en la sección de zapatillas de tenis. En las tiendas de Barcelona y alrededores yo tan sólo he encontrado el modelo de 2,59 €, de unos 27 x 38 cm. Desconozco si el otro modelo más caro con idéntico nombre que aparece en la web de esta empresa es igual o de distinto tamaño.

- Modelo 2,59 €

- Modelo 3,99 €

¿Alguno de vosotros utiliza otro tipo de bolsa fácil de encontrar para ese menester?


Mi red de camuflaje quedará ahora bien guardada en su funda Artengo Shoe Bag.
© Oriol Alamany



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Otros artículos anteriores de la serie: Cosas de mi equipo

Cosas de mi equipo: 3 - Samyang 14 mm f:2.8

Cosas de mi equipo: 2 - Canon EOS-1D Mk IV




29/6/13

• Els Viatgers de la Gran Anaconda - Socotra - 30 juny 2013


Estuari Khor Sirhin i muntanyes Haggeher a l'illa de Socotra, Iemen
Canon EOS-1Ds Mark II a ISO 50, 70-200 mm f:2.8L IS
© Oriol Alamany

Aquesta fotografia feta durant un viatge a l'illa de Socotra és la que comentem amb en Toni Arbonés el diumenge, 30 de juny 2013, a la nova temporada del programa "Els viatgers de la Gran Anaconda" a Catalunya Ràdio, de 16 a 17h.

Aquí podeu escoltar el programa:

11/6/13

• Terra Infinita 9: Más aspectos fotográficos del viaje


IMPRESIONES DE UN VIAJE POR AUSTRALIA

(Continuación de Terra Infinita 1-2--3--4--5--6--7- y -8-)


Halcón berigora (Falco berigora) en el desierto, South Australia
Canon EOS 1D MkIV a ISO 200, 500 mm f:4L IS, 1/800 f:7,1, rececho a mano alzada con estabilizador.
© Oriol Alamany


PROBLEMAS Y AGRESIONES
Temperaturas de más de 40º C, elevadísimas humedades, horas y horas de vibraciones y golpes en el interior del vehículo 4x4, polvo y arena, lluvia torrencial... son multitud las agresiones que el equipo fotográfico puede sufrir en un largo viaje a través de Australia. Equipos resistentes y una buena mochila fotográfica resultan imprescindibles para un trabajo de este tipo. Tal y como comenté en Terra Infinita 7 usé dos mochilas para proteger el equipo: mi habitual y fiel LowePro ComputrekkerAW Plus y una más pequeña ThinkTank GlassTaxi, que acabaron cubiertas de polvo en las largas travesías por el desierto. Un contenedor protector y acolchado es indispensable en un viaje de este tipo.

Los peligros que acechan al viajero en Australia son múltiples.
© Oriol Alamany


          El fotógrafo también sufre en un viaje tan prolongado, por cierto. No es lo mismo estar fotografiando sin parar en unas vacaciones de una o dos semanas, que estar haciéndolo durante 74 días sin parar. Y en lugares un tanto extremos. Eso resulta física y psicológicamente extenuante. De vez en cuando hay que tomarse un día de asueto para liberar un poco la mente de la tensión de la creación de imágenes.

Whiptail Wallaby (Macropus parryi) en los bosques de montaña del Parque Nacional Lamington, Queensland
Canon EOS 5D MkIII a ISO 320, 500 mm f:4L IS, desde el vehículo.
© Oriol Alamany

FOTOGRAFIANDO LA FAUNA AUSTRALIANA

En lo concerniente a dificultad para fotografiar fauna, Australia es un país llamémosle "de tipo intermedio". Para que nos entendamos: allí es más fácil fotografiar a los animales salvajes que en España, pero resulta más difícil que en Kenia. Claro que con la "fauna" de cazadores que tenemos en nuestro país eso no resulta difícil de entender. 
          Canguros, walabíes, cacatúas, emús o aves rapaces pueden observarse cerca de las carreteras o pistas que recorren las zonas áridas, por lo que en el vehículo conviene llevar el teleobjetivo siempre a mano y disponer de un beanbag para apoyarlo al fotografiar a través de la ventanilla.

Emú (Dromaius novaehollandiae) en las áridas montañas de los Flinders Ranges, South Australia
Canon EOS 1D MkIV a ISO 400, 500 mm f:4L IS, 1/250 f:4, rececho.
© Oriol Alamany

En las selvas tropicales la situación es distinta. La fauna es mucho más difícil de localizar y tremendamente complicada de fotografiar. Varios días buscando al Casuario en las selvas tropicales de Queensland terminaron con una sola imagen de la gran ave escondida entre la vegetación (Ver Terra Infinita 5). La avifauna suele moverse por las partes más altas del dosel arbóreo, resultando inalcanzable para la vista del fotógrafo y para su teleobjetivo. 
          Un problema adicional en Australia es la gran cantidad de animales venenosos que recorren sus paisajes. Los de Europa me los conozco bien, pero cuando durante un recorrido por la cerrada selva de Daintree, en medio del sendero hay un tronco caído que hay que pasar a horcajadas, y sobre él una serpiente mirándome fijamente cuyas capacidades letales no tengo el gusto de conocer, comprenderéis que lo más prudente es dejar la excursión para otro día.

Eulàlia escudriñando el dosel de la selva tropical en busca de aves, Queensland
Canon EOS 5D MkIII a ISO 1600, 17-40 mm f:4L
© Oriol Alamany

          Uno de los inconvenientes que sufrí con frecuencia durante este viaje fue la reverberación del aire caliente y/o húmedo que difumina las fotografías realizadas con teleobjetivo. Eso ya me ha sucedido en otras ocasiones, como por ejemplo en Kenia. A veces no resulta patente en el momento de la toma cuando miramos a través del visor y tan sólo lo apreciamos al estudiar las imágenes al 100% en el monitor del ordenador portátil. ¡La primera impresión es que a uno se le ha estropeado el teleobjetivo y que ya no enfoca correctamente! Nada puede hacerse al respecto, excepto intentar acercarse más al sujeto para reducir en lo posible la capa de aire cálido entre él y nosotros. O bien intentar fotografiar a primera hora de la madrugada antes de que el termómetro suba a 30 o 40 grados.

Noche de viento en una playa, Queensland
Canon EOS 5D MkIII a ISO 6400, 28 mm f:1.8, trípode y linterna
© Oriol Alamany

FOTOGRAFÍA NOCTURNA

Una de las ventajas de los parajes poco poblados es que la reducida contaminación lumínica los hace especialmente adecuados para la práctica de la fotografía nocturna. El Outback australiano es uno de esos sitios y aunque en los dos anteriores viajes ya hice bastante fotografía nocturna con película fotográfica, esta vez con el equipo digital iba con la idea de trabajar aún más a fondo ese tema.
          Sin embargo una cosa es la teoría y otra la práctica: fuera a veces por el agotamiento tras una larga jornada de conducción o caminata (¡uno ya no tiene 25 años!), las estrictas prohibiciones de pernoctar en los enclaves más atractivos, o bien por tener la climatología en contra, lo cierto es que al final unas cuantas de las localizaciones en las que a priori había pensado se quedaron en el tintero. 
          De todos modos pude probar cómo se comporta la Canon EOS 5D Mark III en este campo y, aunque se desenvuelve bien trabajando a 3.200 ISO, lo cierto es que tampoco representa un magno salto cualitativo respecto a mi 1D MkIV. Algo mejor sí, pero no tanto como cabría suponer debido a la menor densidad de pixeles de su sensor. 

Trazos de las estrellas en el Outback de Queensland
Canon EOS 5D MkIII a ISO 160, 17-40 mm f:4L, 105 minutos a f:5.6, trípode y temporizador
© Oriol Alamany

          Lo que si pude comprobar es cómo la temperaturas elevadas afectan a este tipo de fotografía. Durante una sesión nocturna en el norte tropical con temperaturas rayando los 40ºC y un intenso bochorno, en las típicas exposiciones para captar cielos estrellados (30-60 seg a ISO 3.200 o 6.400) se manifestó un velo rojizo y un ruido notable que me ha dificultado ajustar correctamente las imágenes obtenidas. Por suerte esto sólo me apareció en este lugar de temperaturas y bochorno elevadísimo.

Uombat hembra con su cría pastando durante la noche, Victoria
Canon EOS 5D MkIII a ISO 320, 70-200 mm f:2.8, flash y linterna
© Oriol Alamany

          En Australia existen muchos animales cuyo ciclo de actividad es nocturna. Por ello también realizamos salidas por las noches en su busca. Los uombats eran uno de nuestros principales objetivos y, una vez localizados, podían fotografiarse a escasa distancia con un zoom 70-200 mm y el flash. Para poder encuadrar y enfocar de noche hice un invento para aguantar una linterna LED Lenser M5 en el extremo del parasol del objetivo, ya fuera este el 70-200 o el 500 mm.

Linterna Led Lenser montada en el extremo del parasol del teleobjetivo de 500 mm.
© Oriol Alamany


Acceso a una garganta cortado por motivos religiosos, Northern Territory. La multa por pasar puede ser de 20.000 AUD (¡unos 15.250 €!).
Canon EOS 5D MkIII a ISO 1600, 17-40 mm f:4L

PROHIBICIONES

Uno de los aspectos más descorazonadores para un fotógrafo en Australia son las zonas donde está prohibido fotografiar. No tan sólo en los pueblos-reservas aborígenes repartidos por el Outback donde el forastero no puede acceder sin una autorización especial, si no también en algunas montañas o valles en plena naturaleza. Los aborígenes tienen una intensa relación con la tierra y para ellos podría decirse que cada montaña, garganta o grupo de rocas tiene un significado religioso. 
          Por otra parte —y con toda la razón del mundo ya que fueron literalmente masacrados por los colonizadores—, ellos sienten una poco disimulada animadversión hacia las personas de raza blanca. Por lo tanto no les gusta nada que los occidentales pululemos por sus enclaves mágicos y menos con una cámara fotográfica en las manos, algo que parece disgustarles en especial. 

Inicio de una zona restringida a la fotografía en Uluru, Northern Territory.
Canon EOS 5D MkIII a ISO 200, 17-40 mm f:4L

          Desde nuestro primer viaje a Australia veinte años atrás, el gobierno ha devuelto a la comunidades aborígenes la propiedad de varias zonas y parques nacionales, y eso se nota ahora en unas restricciones mucho más estrictas a la hora de fotografiar ciertos enclaves o sus galerías de pinturas rupestres que para ellos tienen un significado religioso.
          No soy nada devoto ya que tengo la impresión de que todas religiones son un engaño de unos pocos para tener asustada y dominada a la sociedad. Por ello me molesta que por motivos religiosos no me dejen visitar o fotografiar algo, ya sea la catedral gótica de Barcelona, una bella mezquita musulmana, la Abadía de Westminster o una salvaje garganta en medio del desierto. Pero Australia "pertenece" a los aborígenes (si es que el planeta pertenece a alguien) y entiendo que hay que respetar y respeto sus indicaciones.
          Incluso si nos olvidamos de los aborígenes, en algunos parques nacionales de Australia la fotografía profesional está controlada: Al verme hacer fotografías del paisaje el conductor (blanco) de una embarcación que remonta una garganta muy visitada por turistas en un Parque Nacional me preguntó si las hacía para alguna publicación. Con el tono de voz que me lo preguntó me apresuré a decirle que no, que eran para uso personal. Y su amenazante respuesta fue: —¡Es que estas fotografías no puedes ni tan siquiera ponerlas en Internet, ¿eh?!—, lo que me pareció un poco fuera de lugar. Prohibir que un turista o viajero cuelgue sus fotografías en Flickr o Facebook ya me parece una paranoia. Los gestores de los espacios naturales protegidos deberían dejar de pensar ya que la fotografía es una afrenta a la naturaleza y empezar a mirarla como un aliado.