Este
texto fue publicado en la sección "Peripecias" de la revista Altaïr en
el año 2001. Hoy lo publico aquí de nuevo a modo de felicitación navideña, acompañado de algunas fotografías del que fue nuestro segundo viaje a Australia, que se prolongó algo más de tres meses entre finales de 1999 y primeros de 2000.
Ilustración de MAX realizada par el artículo en la revista Altaïr, donde aparecemos Eulàlia y yo saboreando la comida de Navidad en compañía de dos ualabies.
Ilustración de MAX realizada par el artículo en la revista Altaïr, donde aparecemos Eulàlia y yo saboreando la comida de Navidad en compañía de dos ualabies.
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Blancas playas de la costa Este de la isla de Tasmania
Bronica ETR-Si, Zenzanon PE 40mm f:4, Fujichrome Velvia 50 ISO
© Oriol Alamany
Llevábamos ya casi tres meses viajando por Australia y hacía una veintena de días que habíamos cruzado el Bass Strait –el brazo de mar que separa a esta isla-continente de su hermana pequeña Tasmania– a bordo del ferry “Spirit of Tasmania”. La llegada de la Navidad era inminente y se notaba en los comercios engalanados y en la proliferación de Papas Noel a donde quiera que fuéramos.
Suele decirse que las Navidades son unas fiestas cien por cien familiares y hogareñas, pero nuestras familias se encontraban a unos 20.000 kilómetros de distancia y nuestro hogar se reducía a una cama, un armario, una sencilla cocina y una menuda nevera encajados en el exiguo interior de la furgoneta Toyota que habíamos alquilado en la lejana ciudad de Darwin.
Cada año, por Navidad, la familia de mi compañera Eulàlia acostumbra a comer un menú distinto, pero en mi casa siempre hemos seguido el tradicional menú catalán: entremeses seguidos de “sopa de galets”, “carn d’olla”, pollo asado y ¡como no!, los turrones. Fue quizás buscando un nexo de unión con nuestra lejana tierra, que decidimos intentar reconstruir una comida navideña tradicional. Pero como el día señalado lo pasaríamos en el remoto Parque Nacional Mount William, situado en el vértice noreste de la isla, debimos hacer algunas concesiones.
Pareja de Ostrero pío australiano (Haematopus longirostris), Isla de Tasmania
Canon EOS-3, EF 500 mm f:4.5L, Fujichrome Velvia 50 ISO
© Oriol Alamany
El menú
De aperitivo conseguimos un paquete de patatas fritas “Pringles”, unos curiosos aperitivos a base de soja frita, y un preparado para elaborar “falafel” que resultó ser un desastre. Para la sopa echamos la casa por la ventana y sustituimos nuestras habituales sopas de sobre de días anteriores por dos latas de “Sopa Granjera Campbell’s”. En lo concerniente al pollo, lo único que habíamos encontrado eran unos filetes empanados congelados que, por su sospechoso sabor al comerlos, dedujimos que se encontraban al límite mismo de su fecha de caducidad.
Lo que no hubo manera de encontrar fueron barquillos y turrones, por lo que en este punto decidimos seguir la tradición local y unos días antes adquirimos un “Christmas Cake” en el pintoresco Salamanca Market de Hobart. Se trata de una especie de densísimo “plum-cake” —al estilo del “Christmas pudding” británico—, capaz de atiborrar al estómago más hambriento. Todo ello regado por una magnífica agua, cosecha del último camping en que nos habíamos alojado unos días antes de entrar en el Parque Nacional.
El almuerzo de Navidad, Isla de Tasmania
Canon EOS 100, EF 28-105 mm f:3.5-4.5, Fujichrome Sensia 100
© Oriol Alamany
Los invitados
¿Y la familia? ¿Cómo compensar la ausencia de las personas allegadas? La naturaleza es sabia, y poco después de habernos instalado en un acogedor bosquecillo de casuarinas que crecía en una duna litoral, llegó nuestro primer comensal. Un Ualabi de Bennett —una especie de canguro propia de Tasmania— que sin temor alguno se nos acercó francamente interesado en nuestros quehaceres culinarios.
Sabíamos que la comida elaborada produce problemas digestivos a los animales salvajes, por lo que nos sabía mal invitarle a compartir nuestro menú. Sin embargo había observado que los ualabies mordisqueaban las secas y poco apetecibles agujas de casuarina que tapizaban el arenoso suelo, ya que el follaje verde de los árboles y arbustos quedaba por completo fuera del alcance de su reducida estatura. Así que procedí a recoger un ramillete de hojas verdes y se las ofrecí. Pasado un primer atisbo de desconfianza, el ualabi cogió delicadamente las hojas con sus pequeñas manos y procedió a dar buena cuenta de su tierna comida, haciéndonos compañía mientras nosotros saboreábamos (¡puaf!) nuestro pollo empanado. Para facilitarle la deglución le ofrecimos un tazón de agua dulce —un bien escaso en las dunas costeras—, que vació con absoluto deleite, e incluso repitió.
Con un poco tímido Ualabi de Bennett (Macropus rufogriseus), Isla de Tasmania
Canon EOS 100, EF 28-105 mm f:3.5-4.5, Fujichrome Sensia 100
© Eulàlia Vicens
A la hora del café otro ualabi se unió a nuestra fiesta, y después de celebrar las Navidades con otro par de tazones de agua fresca, los cuatro compartimos unos momentos de placidez en aquel bosquecillo costero. Las nubes —tan inherentes al clima tasmano— corrían rápidas, arrastradas por el frío viento, y las olas golpeaban con fuerza en la cercana playa, tan inmensa como increíblemente solitaria. Tanto el cielo, como la arena y la espuma de las olas eran blancas, el color de la Navidad.
Creo que recordaré aquel remoto lugar toda mi vida.
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¡Felices fiestas a todos!
Rocas con líquenes en la costa del Parque Nacional Freycinet, isla de Tasmania
Bronica ETR-Si, Zenzanon PE 40mm f:4, Fujichrome Velvia 50 ISO
© Oriol Alamany
Preciosa historia Oriol.
ResponderEliminarFelices Fiestas!!
Impressionant i molt humà aquest relat, m'ha arrancat un somriure i un punt d'enveja sana :)
ResponderEliminarMolt bones Festes per Tu i la Eulàlia.
Una abraçada!
Feliz Navidad también para vosotros, Eulalia y Oriol.
ResponderEliminarOs deseamos lo mejor para el año entrante y seguir disfrutando con vuestros relatos. Francisco Martin
Bon Nadal, bona entrada de 2012 i bones festes en general!
ResponderEliminarGemma i Dani.
Amb això ens demostres que de vegades no cal tant, per passar un Bon Nadal.
ResponderEliminarBones Festes i millor any!
Bon Nadal Oriol i Elulalia
ResponderEliminarDeliciosa entrada.
ResponderEliminarBon Nadal.
Deliciosa no lo dirás por el pollo empanado, ¿eh? ¡Estaba realmente malo!
ResponderEliminar;-)
M'encanta llegir les històries dels teus viatges. Un Nadal perfecte (llàstima del pollastre!).
ResponderEliminarBon Nadal i Feliç 2012.
Cecília Garrigós
Bon Nadal!
ResponderEliminaret desijo també per a tu i Eulàlia
s@lut
Siempre he creído que la Navidad la hace la compañía. Espero que este año la tuya sea tan buena como la de aquel que rememoras.
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