Atrás quedaron aquellas cámaras mecánicas que funcionaban toda su vida sin recurrir al uso de pilas ni baterías. Atrás quedaron también las primeras cámaras electrónicas de los años 70 y 80 del siglo XX, que funcionaban con pilas de un sólo uso (alcalinas, de óxido de plata, de litio...), pero que cambiábamos tan sólo una vez al año.
A mitad de los años ochenta todo aquello se acabó: la llegada de los sistemas de enfoque automático obligó a los fabricantes a implantar el uso de potentes baterías recargables, ya que ese mecanismo requería de mucha energía y agotaba cualquier pila en pocos días. Y en el cambio de siglo, con la aparición de las aún más hambrientas cámaras digitales, el consumo eléctrico se disparó, exigiéndonos a los fotógrafos usar una o dos baterías diarias.
Hoy en día, cuando compramos cualquier cámara, esta ya viene con su batería recargable, cada cámara su propio y específico modelo. A esas baterías originales se les denomina genéricamente OEM (Original Equipment Manufacturer) y están fabricadas según los estrictos requerimientos del diseñador de la cámara y se comercializan bajo su marca.
BATERÍAS ORIGINALES vs BATERÍAS CLÓNICAS
Personalmente siempre prefiero utilizar baterías originales, ya que me han dado buenos resultados durante años de uso. Algo que, como profesional especializado en trabajos en zonas remotas o condiciones severas, me proporciona confianza. Por suerte, mi actual Canon EOS R5 es compatible con las baterías de mi anterior 5D MkIV e incluso las de mi más antigua 5D MkIII. Ello me permite aprovechar las mismas baterías durante años y años. Es de agradecer que Canon haya mantenido esta compatibilidad entre las distintas versiones de este modelo desde hace 16 años.
Si no quieres leerte mis devaneos mi rápida conclusión es que, si el dinero no resulta un problema, siempre es mejor comprar una batería original. Porque su único problema es que cuesta un precio elevado, pero siempre te va a proporcionar el mejor rendimiento.
El problema es el dinero: por ejemplo, el modelo Canon LP-E6P de la R5 y otros modelos de Canon cuesta nada menos que 119 euros. Resulta frustrante comprobar que el modelo equivalente original de Nikon cuesta tan sólo 69 €, el de Fujifilm 79 €, el de OM Systems 89 €, y en Sony 90 €. ¿Porqué la Canon en concreto es la única que cuesta tanto? Nada menos que un 73% más cara que la Nikon, de similar tamaño y capacidad. Si necesito comprar cuatro o cinco baterías para llevar a cabo algún proyecto exigente (como uno que acabo de realizar en una zona geográfica remota, sin acceso a electricidad), la inversión es tremenda. ¡Un buen PowerBank de muchísima más capacidad, que permite recargar una batería 5 o 6 veces, cuesta tan sólo entre 50 y 75 euros!
Un buen Powerbank de 20.000 o 25.000 mAh de Ugreen o Anker tiene mucha más capacidad que la batería de 2.130 mAh de una cámara, a un precio menor.
Pero cuidado, no os dejéis deslumbrar: en la práctica, su rendimiento jamás alcanza el de las OEM, su mayor capacidad es siempre mentira, su probabilidad de fallos puede ser superior y, a veces, ni tan siquiera son el 100% compatibles. Hoy en día las baterías originales integran en su interior un chip que proporciona información a la cámara (porcentaje de carga, temperatura, estado de las células, protección contra sobretensiones...). Alguna clónicas llevan chips más simples. Por ejemplo, raramente suelen dar información sobre su temperatura, pudiendo causar que la cámara se sobrecaliente. O, a veces, la cámara ni tan siquiera las reconoce y salta un aviso de incompatibilidad.
Para escribir este artículo he consultado a varios compañeros fotógrafos y, algunas de las marcas clónicas más conocidas y con mejores críticas han sido Patona, Baxxtar, Powerextra y DSK. Pero incluso con estas, leyendo en internet las malas opiniones de algunos usuarios, siempre las he mirado de soslayo. En una ocasión, el representante en España de una marca me proporcionó cuatro baterías que aparentaban buena calidad, como apoyo a mi proyecto sobre el leopardo de las nieves. Pero mi experiencia con ellas en el Himalaya fue tan decepcionante, que dejé de usarlas: me proporcionaban muy pocos disparos, una de ellas dejó de cargar por completo, y otra se descargaba sola sin tan siquiera utilizarla.
En otras ocasiones, amigos que vendieron sus cámaras, me regalaron baterías clónicas (Powerextra y Hahnel) por si yo podía darles uso. Y ambas duraron unos pocos meses hasta morir por completo. Cualquier batería, incluidas las OEM, van perdiendo con el tiempo parte de su capacidad, pero al menos las originales duran años y años. De hecho, creo que jamás he tenido ninguna Canon que dejará de cargar por completo.
Otro aspecto que me ha llamado la atención es que, cuando el chip de una batería Canon indica que está agotada, lo está de verdad. Aunque la deje descansar un rato o la caliente en mi bolsillo (algo que hace años me funcionaba), ya no logro volver a arrancar la cámara. En cambio, con algunas baterías clónicas, cuando dejan de funcionar, al cabo de un rato es posible exprimirles unos pocos disparos más. No creo que sea tanto que tengan una mejor capacidad de recuperación, si no que sus chips no contabilizan de manera correcta su capacidad restante.
UN PROYECTO EXIGENTE
El pasado mes de abril mi compañera Eulàlia y yo empezamos a preparar un proyecto fotográfico que nos exigiría pasar un mes andando por una zona remota de la cordillera del Himalaya. La mayoría de días dormiríamos en tienda de campaña, sin acceso alguno a electricidad, por encima de los 4.000 metros de altitud, con varios puertos de más de 5.000. El equipaje a llevar estaría limitado por los las mulas que nos acompañarían en nuestro periplo. No era cuestión de llevar un generador eléctrico ni grandes y pesados powerbanks.
Así que repasé cuantas baterías disponía para mis cámaras y qué sistemas podía utilizar para recargarlas. Dispongo de dos baterías Canon del modelo actual LP-E6NH, y tres muy usadas del modelo anterior LP-E6N. Para recargarlas utilizaría una combinación de panel solar y Powerbank, como ya hize en trekkings anteriores por los Annapurna y el Reino de Mustang (Ver artículo). Pero estaba claro que necesitaría alguna batería nueva más.
El elevado precio de las originales me hizo indagar de nuevo en el mundo de las clónicas. Pero, a la que buscaba opiniones sobre ellas en internet, me asustaba por las numerosas malas experiencias que leía. Algunos amigos habían tenido problemas con Jupio, Patona, Powerextra y SmallRig.
Continuando con mis indagaciones, vi algo que llamó mi atención: Unos pocos fabricantes (Neewer, K&F, Patona, Enegon y SmallRig) ofrecían baterías LP-E6NH (y modelos similares de otras marcas) con la particularidad de que no necesitan utilizar el cargador original. Su diseño incorpora un puerto USB-C en la misma batería, lo que permite recargarla con un simple cable conectado a un powerbank, panel solar o cualquier cargador de teléfono móvil.
Algunas críticas de las Neewer, K&F y Enegon con USB-C no eran nada satisfactorias, así que me centré en la SmallRig LP-E6NH USB-C, un reconocido fabricante de accesorios, cuyos comentarios no eran tan malos.
Aprovechando una de esas "Ofertas Flash" que hace Amazon para tentarnos a los consumidores, a mediados de mayo decidí comprar una. Su precio habitual son unos 40 €, muy por debajo de los 119 € de la Canon). La verdad es que el producto viene bien presentado, en una cajita de cartón reciclado donde esta la batería y un cable USB-A a USB-C para recargarla (incluso con un pequeño Velcro para recogerlo).
PROBANDO LA BATERÍA SMALLRIG
Enseguida la puse dentro de mi Canon R5 y comprobé la carga con la que venía de fábrica: un 73% con un rendimiento de recarga de III. Con media docena de disparos bajó de inmediato a 65%, lo cual me asustó un poco, pero era una batería nueva que aún no estaba bien activada. Un aspecto importante a tener en cuenta es que cualquier batería recién comprada no alcanza su rendimiento óptimo hasta que se recarga por completo varias veces. De hecho, el manual que acompaña a la SmallRig recomienda recargarla al 100% las tres primeras veces.
A mi entender, este es uno de los errores principales de los Youtubers y otros "expertos" que realizan pruebas de baterías. He visionado varios videos y a la mayoría de ellos les llega la batería, explican sus características, la recargan una vez, la ponen en la cámara y de inmediato se quejan de su poca capacidad en comparación con la batería original, que llevan usando hace ya meses. Y enseguida hacen la devolución a la tienda online donde la han conseguido. Seguro que con unos cuantos usos y recargas, esas baterías les proporcionarían un rendimiento mejor. Quizás no igual que la original, pero sí algo mejor.
Pero volvamos a mi recién comprada Smallrig: me llama la atención que su manual diga que "...la batería se carga mejor usando un cargador SmallRig o el original Canon". Es decir, que lo de la carga rápida por USB-C directo es una funcionalidad más para emergencias o uso esporádico, que para su uso habitual. Supongo que significa que la recarga normal debe ser menos perjudicial para la vida de la batería.
Siguiendo este último consejo, para su primera recarga me abstuve de utilizar el USB y la puse en el cargador Canon original de la R5. El parpadeo en destellos dobles, me confirmó que la carga de fábrica era de entre el 50 y 75%. A las 2h18 minutos, alcanzó la carga completa, lo cual me pareció bastante tiempo, dado que ya estaba a 2/3 de su carga.
Al cabo de una semana en la cámara, sin realizar fotos, la SmallRig seguía manteniendo su carga al 100%. Genial, ya que algunas baterías se autodescargan solas con cierta rapidez.
El siguiente paso fue empezar a utilizarla. Uno de los requerimientos de la Canon R5 es que, para que dispare a la ráfaga más rápida disponible en obturador mecánico (12 fps), la batería debe tener una carga de, al menos, el 60 % de su capacidad. Algunas baterías de terceros no son capaces de proporcionar esa velocidad ni tan siquiera al 100% de su carga. Eso se sabe porque, en la pantalla LCD de la cámara, no se activa el icono de ráfaga H+ en color verde. Con la SmallRig funciona sin problema.
En su primer uso, conseguí nada menos que 1.640 disparos (No en uso real sobre el terreno, si no disparando algunas ráfagas intermitentes en casa hasta agotarla). Nada mal para una batería nueva, aún por activar. La segunda vez probé de cargarla mediante el cargador USB-C de mi teléfono móvil Huawei, que tiene una potencia de 2 Amperios y 10 Watios. ¡En tan sólo una hora, estaba cargada al 92%! El 8% restante le costó un poco más, pero a la 1h45' el Led en la batería se puso de color verde, indicando la carga completa.
SOBRE EL TERRENO
La prueba definitiva fue utilizar la SmallRig en un viaje en barco por el Ártico, en las islas Svalbard, donde las condiciones de frío y humedad son exigentes para cámaras y baterías. Algunos días allí, fui apuntando la cantidad de fotografías que me proporcionaban las baterías Canon y la SmallRig y los resultados fueron los siguientes:
Canon LP-E6NH: 540, 330, 718, 270, 610, 725 (Media 532).
SmallRig LP-E6NH USB-C: 420, 735, 180, 271, 482, 820 (Media 485).
Como puede verse hay mucha variabilidad en el número total de tomas, ya que eso depende del frío y de la rapidez con que se hagan. Por ejemplo, fotografiando animales en acción a ráfagas se pueden hacer muchas más, que fotografiando paisajes con más calma, mirando por el visor, estudiando la composición, mirando las fotos hechas en el monitor LCD, etc. Un 9% menos de fotografías, por un 65% menos de precio no está nada mal.
Tras el ártico vino la temida expedición de un mes en el Himalaya. Durante 25 días prácticamente no tuve acceso a electricidad, tan sólo cuatro noches. La SmallRig se comportó bastante bien y, la pude cargar directamente desde un powerbank, usando tan sólo un simple cable USB-C. Las pocas noches en que tuve la oportunidad de enchufar el cargador de Canon a la corriente eléctrica de una casa, al mismo tiempo podía estar recargando la SmallRig por USB mediante el cargador del teléfono.
Foto © Oriol Alamany
Una diferencia que aprecié entre las Canon y la SmallRig es la exactitud de la información en cámara del porcentaje de energía restante. Con las Canon, cuando se agotan y la cámara se apaga, ya no hay manera de extraerles ni un sólo disparo más. Con la SmallRig, la indicación del porcentaje va variando algo. Y cuando ya parece que la batería se va a terminar, marcando un 1 o 2%, si la dejas descansar un rato, a veces el porcentaje vuelve a subir al 10 o al 20%. Incluso cuando se agota y la cámara se apaga, alguna vez volví a ponerla al cabo de un rato de descanso y la batería me dejó hacer unas pocas tomas más.
En general, excepto algún día esporádico en que el número de disparos fue sorprendentemente bajo (quizás por el frío), la SmallRig LP-E6NH UB-C me pareció rendir casi como las Canon originales, a un tercio de precio (40 contra 119 €). Y el sistema de carga por USB-C es realmente práctico y puede sacarte de un apuro, siempre que tengas un cargador de teléfono móvil a mano o un cable USB-C en el coche. Ahora falta la prueba a largo plazo: a ver si de aquí dos o tres años sigue funcionando, o bien muere como otras clónicas.
UN FUTURO INCIERTO
De todos modos habrá que estar muy atento a las futuras políticas de los fabricantes de cámaras respecto a las baterías clónicas. Durante años han intentado bloquear su uso mediante la adición de un chip de autenticidad, que las marcas alternativas han terminado por copiar para superar esta barrera.
Con la llegada de la nueva cámara Canon EOS R5 Mark II, cuyas elevadas prestaciones exigen un nuevo modelo de batería de mayor voltaje (LP-E6P) parece que Canon ha logrado impedir por completo el uso de baterías de otras marcas. Si eso acaba siendo cierto, no quedará más remedio que seguir con la baterías originales (que como ya he dicho a lo largo de este artículo no tienen nada de malo, que conste, excepto su coste).
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ATENCIÓN: Este artículo no es publicidad de la marca SmallRig ni de Canon. Esta batería la compré y pagué a su precio de mercado a través de Amazon.es para probarla, de cara a su uso en mi proyecto en el Himalaya.
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