29/11/23

BENRO CYANBIRD Y LA NUEVA GENERACIÓN DE TRÍPODES



Trípode Benro Cyanbird TCBC15
@ Oriol Alamany

El mundo de las herramientas fotográficas ha evolucionado mucho desde el cambio de siglo: la llegada de la tecnología digital, los sistemas de estabilización de imagen, las cámaras sin espejo, los métodos de autoenfoque inteligentes, los sensores de cada vez mayor resolución y sensibilidad, las cámaras de acción, los drones, la omnipresencia de los móviles con cámara, y el tsunami que representa en nuestras vidas las redes sociales. Todos estos cambios, y algunos más, hacen que vaya cayendo en el olvido cómo trabajábamos en este oficio/afición hasta hace no demasiado años.

Hay un cambio notable, pero que pasa bastante desapercibido, que es el progresivo abandono del uso de los trípodes. Hasta la expansión de la fotografía digital, cualquier fotógrafo de naturaleza que se preciara efectuábamos casi el 100% de nuestras imágenes con la cámara firmemente atornillada en un trípode. Eso nos garantizaba resultados nítidos, de la máxima calidad, a pesar de que usábamos películas de sensibilidades bajas (25, 50, 64 y 100 ISO) y un tipo de cámaras como las réflex, sujetas a la vibración del mecanismo de sus espejos.

En los años 80 y 90 del siglo XX, la mayoría de fotógrafos salíamos al campo y subíamos a las montañas cargando pesados trípodes metálicos, como los italianos Manfrotto 055 o su versión “ligera”, el modelo 190. A finales de los noventa, la marca francesa Gitzo presentó sus primeros modelos fabricados con fibra de carbono, una revolución que aportaba mayor rigidez y menor peso, aunque, eso sí, a precios astronómicos. Más adelante llegarían al mercado las marcas chinas, como Benro, Giottos, Sirui, Vanguard, Leofoto, etc, que ofrecían unos soportes más económicos que los de los fabricantes europeos.



Hasta hace pocos años, una buena fotografía de paisaje era sinónimo del uso de un voluminoso y pesado trípode. Pero la mejora en el rendimiento de las sensibilidades ISO de los sensores y la generalización de los sistemas de estabilización de imagen han hecho que su uso sea cada vez menos frecuente.
@ Oriol Alamany


EL FIN DE LA EDAD DE ORO DEL TRÍPODE

Pero hoy en día ya no es indispensable disparar siempre al ISO más bajo de nuestra cámara para obtener una fotografía de buena calidad. Bastantes sensores actuales son del tipo ISO Dual, que ofrecen excelentes resultados tanto a ISO 100, como a ISO 400 o 800. Y la mayoría de cámaras también usan sensores y objetivos dotados de estabilizadores de imagen, que nos permiten disparar a mano alzada a velocidades de obturador muy bajas, incluso de un segundo, dependiendo de la focal del objetivo. 

Por todo ello, el uso de aquellos pesados y engorrosos soportes resulta cada vez menos necesario. De hecho, bastantes aficionados a la fotografía ya ni siquiera poseen uno. Incluso los recalcitrantes usuarios de trípode, como es mi caso, cada vez recurrimos menos a él si hay que viajar, andar mucho o subir montañas. ¡Cualquier excusa es buena para dejarlo en casa!

Pero sigue habiendo ocasiones en las que un soporte estable es imprescindible para obtener la imagen deseada: la fotografía con poca luz, de madrugada o al atardecer, en el interior de un bosque tupido, la fotografía nocturna, para crear timelapses, videos, dejar la cámara con un control remoto, o cuando se usan grandes teleobjetivos. En este último caso la función del trípode, aparte de aportar estabilidad, es también la de ayudarnos a soportar el peso de la lente, que puede ser de varios kilos.



Las ruinas de la antigua ciudad nabatea de Petra, de noche. Fotografía realizada con una larga exposición de 5 segundos, gracias al uso del trípode Benro Cyanbird, con una Canon EOS R5 a ISO 100 y objetivo gran angular EF 28 mm F1.8 a F5.6.
@ Oriol Alamany


NUEVAS GENERACIONES

Con estos cambios en las necesidades de los fotógrafos, algunas marcas han replanteado el diseño de sus trípodes. Últimamente han aparecido diversos modelos que intentan hacerse un hueco entre los usuarios, ofreciendo un tamaño compacto y un peso ligero, a la vez que un montón de pequeñas funcionalidades.

Con un lanzamiento financiado mediante un exitoso crowfunding, el Peak Design Carbon Travel Tripod TT-CB-5-150-CF-1 es uno de estos nuevos modelos de viaje más destacados. Sólo pesa 1,29 kilos y goza de buena fama. Pero su elevado precio (550 €) y el peculiar diseño de su rótula produce rechazo a algunos fotógrafos. La marca china Ulanzi & Coman ofrece desde 2022 un clon más económico, bajo el nombre Zero Y, por "sólo" unos 330 €.

Este año Benro ha presentado su propia versión de trípode de viaje compacto, ligero y de moderno diseño: el Cyanbird. En realidad, son tres versiones distintas en base a un mismo diseño, donde lo que cambia son los materiales: Tenemos un modelo con patas de aluminio (289 €), un modelo alto de gama con patas de fibra de carbono (359 €), y un modelo híbrido (269 €), donde la sección más gruesa de las patas es de carbono y las otras de aluminio. Además, ese último modelo viene equipado con una rótula distinta de la híbrida foto/video de los modelos anteriores: la suya es una simple rótula de bola.

Hace ya varios años que colaboro con la marca Benro como probador de campo de sus equipos. La marca me cede algunos de sus modelos y yo los testeo en las condiciones más duras alrededor del planeta. Pero no me considero un “Embajador” condescendiente, de esos que siempre hablan bien de sus marcas. Yo uso los equipos en mi trabajo profesional, en el mundo real, en situaciones a veces bastante duras. Y procuro que mis opiniones sean sinceras. Así que allá vamos...



Fotografiando el desierto de Wadi Rum al alba, con el trípode Benro Cyanbird y una Canon EOS R5.
@ Oriol Alamany



PRIMERAS IMPRESIONES

El pasado mes de septiembre, un par de días antes de partir a un viaje a Jordania para la agencia Aware Viajes, un mensajero llamó a mi puerta. Era un paquete con el trípode Benro TCBC15 FS20PROC que me mandaban desde Foto Técnica Import, el representante en España de Benro, para que lo probara durante este viaje. 

Abrí la caja y me encontré con una presentación muy cuidada: en una funda de lona que permite guardar el trípode y unos cuantos accesorios. Sorprende el cuidado diseño del trípode, con detalles en colores metálicos y el azul de la marca, y sus acabados. Hay multitud de pequeños detalles que hacen ver que alguien se ha roto la cabeza en una mesa de diseño, pensando en ellos. Por ejemplo, tiene múltiples roscas para colocar un monitor, un panel LED, un micrófono o cualquier otro accesorio.

Lo primero que hice fue pesarlo en una báscula: 1.025 gramos patas y rótula. Realmente ligero comparado con los trípodes que uso habitualmente, que rondan los 2-3 kg.

La altura máxima de este modelo (con la columna central estirada) es de 152,5 cm, sin la columna 129 cm y la mínima 18 cm. Plegado mide 43,5 cm (La versión de aluminio sube hasta un máximo de 156,5 cm y la híbrida 132 cm).

Las patas no son de sección redonda, sino ovalada, lo que aumenta su rigidez y reduce el diámetro del trípode en posición plegada. Eso lo hace especialmente compacto para llevar de viaje. En mi modelo, el material de las patas es de fibra de carbono, más ligero y rígido que el aluminio (¡Pero más caro, lo sé!). La columna central tampoco es el habitual tubo redondo, si no triangular, lo que ayuda a cerrar aún más sus patas, favoreciendo su tamaño compacto. En su parte baja incluye un gancho para colgar algo de peso para aumentar su estabilidad. La capacidad de carga teórica es de 4,5 kg, pero este es un baremo no establecido que varía de marca a marca.

Además de los tres ángulos de apertura de las patas (20°/55°/80°) que permiten bajar su altura, la columna central se parte en dos tramos, lo que permite disparar desde a ras del suelo. Las puntas de las patas son de goma, no intercambiables por púas metálicas como en los trípodes de gamas superiores.



Cierres de pestaña de metal de las secciones de las patas. Fijaros en el sutil detalle de diseño que indica a qué sección corresponde cada una.
@ Oriol Alamany


Las patas se dividen en cinco secciones. No suelen gustarme los trípodes con tantas secciones porque tardo más en abrirlos. Pero al usarlo en Jordania comprobé que el sistema de cierres por pestaña me permite abrirlas o cerrarlas las cuatro a la vez con la palma de una sola mano, de manera muy rápida.

Estos cierres de pestaña de las patas son muy prácticos, y de aluminio (no plástico como el Peak Design). En estos primeros usos he comprobado que cierran con firmeza. A pesar de ello este es el único aspecto del diseño que me produce cierta inquietud: Todos los trípodes (o incluso los palos de trekking extensibles) que usan cierres de pestaña, poseen un pequeño tornillo para regular la firmeza del cierre ya que, con el tiempo, estos suelen aflojarse. De inmediato me sorprendió constatar que el Cyanbird no ofrece ningún sistema para tensar sus cierres. ¿Quizás Benro ha creado un diseño que no cede con el uso? No puedo criticar algo que de momento funciona perfectamente. Sólo tengo la duda de que quizás, en algún momento, dejará de hacerlo. El tiempo lo dirá y, si los cierres empezaran a fallar, ya añadiría una actualización a esta publicación.




UNA SINGULAR (Y ORIGINAL) RÓTULA HÍBRIDA

El cabezal FS20PROC que acompaña a este modelo es una curiosa mezcla de rótula de bola de fotografía y de rótula de video. Algo atractivo en este mundo híbrido en que nos encontramos sumergidos hoy en día los creadores de imágenes. Sorprende la suavidad de su panorámica no siendo una verdadera rótula de video fluida, aunque en aras de su compacidad la barra para manejarla que incorpora resulta algo corta. Sin embargo, la presencia de roscas permite añadirle algún tipo de extensión, para hacerla más larga. La barra incorpora una llave Allen para ajustar las placas a cámaras y objetivos.

La rótula ofrece múltiples posibilidades de ajuste e incluye diversos niveles de burbuja. El tipo de enganche rápido es el clásico Arca-Swiss. Y al comprarlo incluye una placa. Mi único problema con este cabezal es que, debido a su pequeño tamaño, los mandos y palancas de ajuste y bloqueo son pequeñas por lo que, a veces, cuesta algo manipularlas, en especial con guantes. Si sólo vas a hacer fotos, resulta más práctico ponerle cualquier rótula de bola que ya tengas. Yo lo he utilizado a veces con la Benro V2, por ejemplo, que resulta más práctica si únicamente vas a hacer fotografías.



Fotografiando Wadi Rum al atardecer con el trípode Benro Cyanbird.
@ Eulàlia Vicens



Salida de luna en Wadi Rum, fotografía realizada con el trípode Benro Cyanbird, con una Canon EOS R5 a ISO 400 y un teleobjetivo EF 100-400 mm F4.5-5.6L IS II.
@ Oriol Alamany



Probando el trípode Benro Cyanbird con un teleobjetivo de 100-400 mm.
@ Oriol Alamany



Cadáver de dromedario al atardecer en el desierto de Wadi Rum. Fotografía realizada con una exposición de 1/5 seg., con el trípode Benro Cyanbird, con una Canon EOS R5 a ISO 100 y objetivo RF 24-105 mm F4 a F16. El uso de la sensibilidad mínima para obtener la mejor resolución y mayor rango dinámico, y un diafragma cerrado para que el enfoque abarque desde el primer plano hasta el fondo, obligan al uso de una velocidad de obturación lenta. El uso del trípode hace posible esta combinación de factores.
@ Oriol Alamany


CONCLUSIONES

Usándolo en ese viaje a Jordania, con mi cámara Canon R5 Full Frame y objetivos zoom de hasta 100-400 mm, este trípode y rótula me han proporcionado fotografías nítidas, incluso a velocidades de obturación lentas y exposiciones nocturnas. No será mi trípode habitual (para ello tengo mis más pesados Benro Mach 3 y Tortoise), ni lo utilizaré cuando necesite mi voluminoso 500 mm F4 (aunque lo he montado en casa y aguanta su peso). Para la mayoría de mis trabajos prefiero el uso de trípodes más robustos. Y los grandes teleobjetivos requieren también de trípodes y rótulas de mayor tamaño. 

Pero sin duda voy a utilizarlo en muchas salidas por los Pirineos, en los viajes que no estén centrados en la fotografía de fauna, o en los trekkings a pie en el Himalaya u otros grandes macizos montañosos. donde hay que llevar el equipo a la espalda durante largas jornadas. En estos trekkings, hasta ahora utilizaba un pequeño Gitzo G1057 que tan sólo alcanzaba unos muy modestos 92 cm (116 con la columna central elevada), en lugar de los mucho más cómodos 129 cm (152,5) del Cyanbird.



Fotografiando El Tesoro al atardecer, en Petra, con el trípode Benro Cyanbird.
@ Lurdes Marsol


En conclusión, me he encontrado con un trípode compacto, ligero, de sólida construcción metálica y carbono, relativamente alto y muy versátil, que cabe en cualquier mochila. Y a un precio bastante contenido. Ahora lo único que me falta comprobar es su durabilidad a largo plazo. 

El Cyanbird y su singular rótula me parece un producto ideal para quienes desean tomar imágenes fijas y videos, tanto en viajes como para trekkings o subir montañas. También es muy adecuado para los creadores de contenido para redes, que normalmente graban con cámaras pequeñas o teléfonos móviles. Es un trípode que no da pereza llevar en la mochila y que puede solucionar la obtención de fotografías de mejor calidad en momentos de poca luz. 


 (P. D. 11 diciembre 2023: He usado de nuevo el  Cyanbird en un segundo viaje a los desiertos de Jordania y, contra más lo utilizo, más se gana  mi confianza. Y varios de los participantes en este viaje quedaron impresionados por él. Esta vez lo he usado casi exclusivamente con mi habitual rótula de fotografía Benro V2.  Creo que le voy a dar más uso que el que inicialmente preveía).
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(AVISO: Soy embajador de la marca Benro y por ello la marca me proporciona material para probar y para utilizar en mi trabajo. Pero en mis pruebas intento ser lo más realista posible y dar mi opinión sincera sobre los productos testeados.)

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Escribir estos artículos y realizar pruebas de material fotográfico, es un proceso laborioso, que me lleva muchas horas de documentación y trabajo. Si este artículo te ha gustado, te ha entretenido un rato, o te ha sido de utilidad, puedes invitarme a un café.


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