26/6/15

Canon EF 11-24 mm f:4L, el gran angular más extremo


Una enorme lente frontal domina el aspecto del nuevo 11-24mm f:4L
© Oriol Alamany


El pasado mes febrero Canon añadió a su ya extensa gama de objetivos para cámaras réflex un nuevo zoom ultra gran angular: el Canon EF 11-24mm f:4L USM.

Desde que en el año 2007 Nikon comercializó el AF-S Nikkor 14-24 mm f:2.8G ED ese afamado zoom fue adoptado por gran número de fotógrafos de paisaje diurno y nocturno. Incluso algunos usuarios de cámaras Canon EOS o Sony A7 lo acoplaron a sus cuerpos mediante adaptadores para aprovechar sus buenas cualidades. Las peticiones a Canon para que desarrollara una óptica similar no han cesado y al fin la respuesta se ha producido... aunque con algunas sorpresas y quizás alguna decepción.

Y es que, aunque aparentemente parecidos, ambos objetivos son notablemente distintos. Tanto en la gama de distancias focales abarcada, como en su luminosidad máxima, lo que cambia bastante el perfil de su usuario de destino. En un golpe de efecto los ingenieros de Canon han optado por demostrar sus habilidades extendiendo el zoom hasta una focal de nada menos que 11 mm rectilínea. Eso significa que abarca sin distorsión un ángulo de 126º cubriendo el formato completo de 24x36 mm, una proeza óptica jamás antes lograda. Hasta el momento el más amplio gran angular rectilíneo para formato Full Frame era el Sigma 12-24 mm f:4.5-5.6 DG II HSM, más pequeño y económico pero también menos luminoso y no de igual calidad. 

Alguien pensará que existen focales rectilíneas más cortas, como los Canon EF-S 10-18 y 10-22 mm, o el Tokina 11-16 mm f:2.8 AT-X Pro DX II. Pero sus círculos de imagen tan sólo cubren el formato  más pequeño APS-C, por lo que en realidad encuadran como un gran angular de 16 o 17 mm y no son comparables a la nueva óptica.

Este impactante objetivo incorpora numerosas características técnicas para ofrecer al profesional un rendimiento óptico de alta gama: dos lentes asféricas, cristales Super UD y UD, modernos revestimientos antireflejos y antimanchas, protección todotiempo, motor ultrasónico, etc. Pero para lograr mantener el objetivo dentro de un precio y volumen relativamente comedido (¡3.220 € y 1,18 kg de peso!), Canon ha debido sacrificar su luminosidad máxima reduciéndola a f:4. Eso limita bastante su utilización en uno de los campos en que la versión Nikon f:2.8 excele: la fotografía nocturna. Sin duda eso va a desanimar a buen número de usuarios potenciales.





La pregunta que se me ocurre es: ¿a cuantos fotógrafos los 14 mm existentes les parecían insuficientes y habían tenido la necesidad imperiosa de poseer o habían pedido a Canon un 11 mm rectilíneo? ¿Era esta una carencia real en el mundo de la fotografía? Para la fotografía de naturaleza mi opinión personal es que no. Su escasa luminosidad, peso elevado, y dificultad para montar filtros debido a la ausencia de rosca y su enorme lente frontal bulbosa, le hacen poco adecuado para nuestra disciplina en concreto. 

Pienso que esta es una herramienta notable, muy especializada, que destacará en otros usos específicos, como la fotografía industrial, de arquitectura o de interiores. 


Interior de la enorme central térmica del Besòs
Canon EOS 5D MkIII, EF 11-24 mm f:4L a 11 mm
© Oriol Alamany

El 11-24 mm f:4L en la fotografía de naturaleza

Cuando empecé a hacer fotos en los años 70 se consideraba un gran angular fuerte a un 24 o a un 20 mm. Mi focal gran angular extrema ha sido casi siempre un 17 mm de luminosidad f:4. Y en bien pocas ocasiones he sentido la necesidad de ir más allá trabajando con una cámara de película de 35 mm o una digital de Formato Completo. Tan sólo en 2013 incorporé al equipo el más amplio Samyang 14 mm f:2.8, casi exclusivamente para hacer fotografía nocturna debido a su mayor luminosidad, a la calidad en los bordes y a la nula aberración de coma, cualidades necesarias para captar cielos estrellados.

Pero durante el día uso el 14 mm en contadas ocasiones, ya que en fotografía de paisaje es frecuente que en el encuadre aparezca mi propia sombra, en especial al amanecer o al atardecer. Tan sólo en días nublados, en fotografías a la sombra, en interiores o en imágenes a contraluz se mitiga este inconveniente. 

Otra contrariedad es la frecuente aparición en la parte baja del encuadre de alguna de las patas del trípode, en especial en las tomas verticales. Eso obliga a montarlo en posiciones un tanto acrobáticas, con una pata más extendida dirigida hacia el fotógrafo y las otras dos más cortas, inclinadas hacia delante. Con el 11 mm he comprobado que el problema se recrudece.

La propia sombra del fotógrafo acaba siendo un problema muy frecuente en los encuadres a 11 mm, isla de Formentera
Canon EOS 5D MkIII, EF 11-24 mm f:4L a 11 mm
© Oriol Alamany

Así que si un 14 mm tiene poco uso para mí en la fotografía de naturaleza y viajes que normalmente realizo, la idea de un 11 mm debo reconocer que no me apasiona. Por ello, cuando abrí la caja que Canon España me envió para realizar esta prueba y saqué la "bestia" de 11-24 mm ya vislumbré que aquel pesado gran angular que me prestaban por unos días no iba a ser objeto de mis deseos (Al contrario de lo que sucedió con mi test del 16-35 mm f:4L IS, que acabé comprando tan sólo terminar mi prueba). Tan sólo montar el 11-24 en la cámara EOS 5D MkIII el conjunto queda tan descompensado de peso que ya se ve que es una óptica para fotografía predominantemente reposada y con trípode.

Hay que tener presente que en cámaras de formato de sensor más reducido APS-C este objetivo cubre el campo equivalente a un 18-40 mm. Pero sería una pena usar una herramienta tan poderosa en cuanto a focales y distorsión en una cámara así.

Aproveché mi participación en el festival de fotografía Formentera Fotográfica 2015  para probar el objetivo en los amplios paisajes de esta isla mediterránea. 

Lo primero que constaté es la imposibilidad de montarle filtros convencionales de rosca debido a la ausencia de la misma y a su enorme lente frontal bulbosa. Pueden usarse filtros de gelatina en su ranura para filtros trasera, pero Canon nos avisa de que ello tampoco es posible a su mínima focal, ya que la lente posterior es móvil y al desplazarse a 11 mm toca el filtro. El uso de un polarizador de rosca para eliminar reflejos, saturar los colores o oscurecer los cielos no es posible, aunque este tipo de filtro plasma efectos molestos si incluimos el cielo en el encuadre con cualquier gran angular extremo. 

LucrOit acaba de presentar una versión de portafiltros para este objetivo que usa enormes filtros rectangulares de 165 x 200 mm (165 Pro L) y está desarrollando un polarizador. Y al parecer la firma Lee está trabajando en adaptar su gran portafiltros SW150 de 150 mm a esta óptica. Benro también tiene su portafiltros FH-150 para gran angulares extremos y no sería extraño que acabara con un adaptador para utilizarlo en el 11-24 mm.

Dado el gran tamaño de los filtros capaces de cubrir el ángulo de un 11 mm, ninguna de estas soluciones será ni especialmente portátil ni económica, pero al menos será posible modelar la luz a estas focales extremas.


Portafiltros LucrOit 165 Pro L adaptado al 11-24 mm, hasta la fecha el único sistema de filtros disponible para esta lente.
© Oriol Alamany

Una precaución que destaca Canon en el manual de instrucciones es que hay que tener mucho cuidado con el polvo o la suciedad en la lente frontal, ya que debido a la enorme profundidad de campo, esta será visible en la fotografía final. Esto lo he podido comprobar en la práctica, ya sea polvo o una salpicadura de agua, por lo que hay que ser meticuloso con la limpieza.

Pero estas pegas en su uso no pueden esconder que el objetivo tiene una fabricación espectacular característica de la serie L, a prueba de entrada de polvo y salpicaduras, excepto en su lente frontal, que se mueve al enfocar. La distancia mínima de enfoque varia según la focal utilizada: 32 cm en la posición 11 mm y 28 cm en la de 24 mm. Y el rendimiento óptico es de elevadísimo nivel, con excelente resolución, una leve aberración cromática en los extremos de la imagen, aberración en coma no apreciable y la distorsión geométrica muy bien corregida. Sorprende fotografiar en estos angulos extremos, aunque al fotografiar edificios hay que nivelar bien la cámara para evitar la fuga de lineas.  


Sabina en la isla de Formentera
Canon EOS 5D MkIII, EF 11-24 mm f:4L a 11 mm
© Oriol Alamany

Tal y como he constatado en cada una de sus nuevas ópticas comercializadas en los últimos tiempos, en el 11-24 mm Canon ha mimado un aspecto tan sutil como el número y forma de las hojas del diafragma. Como resultado, el 11-24 mm plasma el sol como una preciosa estrella de 18 puntas que da gusto incluir en el encuadre. Y los nuevos revestimientos limitan en gran medida la aparición de flares.


Captando el amanecer en la isla de Formentera
Olympus OM-D E-M1, 40-150 mm f:4-5.6R
© Oriol Alamany



Antigua torre en la isla de Formentera
Buscando encuadres similares con el 11-24 mm y con el 16-35 mm, resituando la cámara. Obsérvese la pequeña variación de la perspectiva entre el primer plano y la torre del fondo según la focal utilizada.
Canon EOS 5D MkIII, EF 11-24 mm f:4L a 11 mm y 16-35 mm f:4L IS a 16 mm
© Oriol Alamany



En resumen, estamos ante una óptica excelente, pero de uso muy especializado, no apta para todos los públicos. En mi opinión el reciente Canon EF 16-35 mm f:4L IS (ver amplio test en este mismo blog) resulta muchísimo más versátil, ya que ofrece la misma luminosidad y también una calidad óptica sobresaliente, pero a una cuarta parte del precio, la mitad de peso, permite montar filtros estándar de 77 mm y, como colofón, permite realizar fotografías a mano alzada a velocidades de obturación lentas debido a su estabilizador de imagen IS. La única ventaja del 11-24 mm se reduce a la gama focal de los 11 a los 15 mm, inexistente en el modelo 16-35 mm.

Eso si, si eres un fotógrafo de arquitectura o de interiorismo ya puedes empezar a poner euros en una hucha, ya que allí sí que vas a sacarle un buen partido al 11-24 mm.

Como colofón diré que es un placer constatar un hecho incuestionable: Canon ha hecho los deberes con sus nuevos objetivos gran angulares, que siempre habían sido el eslabón flojo de la marca. Los recientes 24-70 mm f:2.8L II, 24-70 mm f:4L IS, 16-35 mm f:4L IS y este 11-24 mm f:4L comparten una calidad altísima, ya que no cabe duda de que fueron diseñados pensando en los nuevos sensores de 51 MP de resolución y en quien sabe que futuros avances de la fotografía digital. Ojalá el 16-35 mm f:2.8L II y el polivalente pero algo añejo, 24-105 mm f:4L IS vean pronto nuevas versiones que les pongan también a la altura de sus hermanos y el círculo se habrá completado.



Amanecer en la isla de Formentera
Canon EOS 5D MkIII a ISO 100, EF 11-24 mm f:4L a 11 mm
© Oriol Alamany



Una imponente lente frontal domina el aspecto del nuevo 11-24mm f:4L
© Oriol Alamany


Amanecer en la isla de Formentera
Canon EOS 5D MkIII a ISO 100, EF 11-24 mm f:4L a 18 mm
© Oriol Alamany



P.D. 17 julio 2015: Test de Photozone

P.D. 20 julio 2015: Test de The Digital Picture

Test de Northlight Images

Test de PetaPixel

Test de SLRGear

P.D. 22 julio 2015: Test de DXOMark, comparándolo con el Sigma 12-24mm f:4-5.6 y el Nikon 14-24mm f:2.8


5 comentarios:

  1. Gràcies Oriol per aquests treballs que ens ofereixes tan acurats i que ens són de gran ajuda. Els de Canon tenen una mancança important en grans angulars lluminosos per paisatge nocturn, és una llàstima!

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    1. De res, Eduard.

      Tanto el Canon EF 14mm f:2.8L II, como el 16-35 mm f:2.8L II necesitan nuevas versiones con mejor definición en los bordes y menos aberración de coma, más acordes con la resolución actual de las nuevas cámaras, o simplemente para realizar fotografía nocturna con las cámaras actuales.

      ¿Alguien ha probado el 24 mm f:1.4L II? En teoría no sería mala opción para fotografía nocturna.

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  2. Otro de los usos que se me ocurren para esta lente y que nadie suele mencionar es la fotografía submarina. Bajo el agua tendemos a acercarnos todo lo posible al motivo para evitar la pérdida de definición que produce la columna de agua, y fotografiar pecios con un ojo de pez queda muy extraño casi siempre... La pena es no poder incluir un filtro posterior para corregir la dominante azul

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    1. Hola Joan, pues como yo y el agua no nos llevamos muy bien no había caído en este uso que comentas. Es cierto que bajo el agua cualquier gran angular es poco. Puedes poner un filtro de gelatina en la parte posterior del 11-24, pero a ciertas focales la lente lo toca. Por otra parte, ¿conoces esta patente que presentó Canon hace poco de un 10 mm f:2.8 para Full Frame? No se sabe si terminará siendo un objetivo real, pero para vuestro uso sería interesante también.
      http://www.canonrumors.com/2015/06/patent-canon-ef-10mm-f2-8/

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  3. Test de DXO MArk, comparándolo con el Sigma 12-24mm f:4-5.6 y el Nikon 14-24mm f:2.8: http://www.dxomark.com/Reviews/Canon-EF-11-24mm-F4L-USM-lens-review-Ultra-wide-champ

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