15/3/20

YO ME QUEDO EN CASA #2 - SIN VIAJES

Todo listo para viajar a la Antártida. O no.
Huawei P10 Monochrome
© Oriol Alamany


El momento de deshacer la maleta al finalizar un viaje siempre resulta triste. Es el instante en que te das realmente cuenta de que todo acabó y que no queda más remedio que regresar a tu vida habitual: hay que lavar la ropa y guardarla, recoger el equipo fotográfico, y también todos esos artilugios que te llevaste a recorrer mundo pensando que te resultarían imprescindibles... la mitad de los cuales no has utilizado para nada y que ahora deben volver, uno a uno, a su sitio. Y también algún libro, mapa o recuerdo que has comprado al que ahora deberás buscar un emplazamiento en tu ya repleto hogar. Y una vez vaciada, guardarla y volver al trabajo cotidiano en espera de tiempos mejores que nos permitan escaparnos de nuestra rutina.

Pero hay algo aún más triste que eso: tener que deshacer la maleta sin tan siquiera haber hecho el viaje. Este pasado viernes 13 de marzo, Eulàlia y yo debíamos haber embarcado en una más de nuestras aventuras por tierras lejanas: nos íbamos a la Antártida, un destino largamente ansiado. Pero la pandemia de Coronavirus Covid-19 ha trocado nuestras semanas entre hielos, ballenas y pingüinos por una monótona reclusión en nuestra casa en Barcelona.

Tras el disgusto de la cancelación nuestras maletas se quedaron en un rincón, cerradas, repletas de forros polares, chaquetas de abrigo, camisetas y pantalones térmicos, gorros y todo tipo de guantes, etc. Hasta que al cabo de un par de días hemos tenido el valor para vaciarlas.

En el futuro ya habrá tiempo para otras aventuras. Ahora lo que toca es luchar contra este incordiante bichito que ha decidido poner en jaque a la humanidad entera. Si realmente su origen es debido al tráfico y consumo humano de especies animales salvajes como murciélagos y/o pangolines, la naturaleza nos está dando una justificada bofetada de aviso. "Ya que no hacéis nada con otras amenazas a largo plazo como la emergencia climática, el agotamiento de recursos, la extinción de especies, o vuestra apabullante superpoblación, o bien me respetáis u os enseño cómo soy capaz de cargarme toda vuestra orgullosa y opulenta sociedad en un par de semanas".

A ver si algunos toman buena nota del aviso cuando esto termine y la relación del hombre con la naturaleza cambia... aunque lo creo poco probable.

¡Feliz encierro!




2 comentarios:

  1. La verdad es que como especie somos un desastre, a pesar de todos los avisos que nos envía la Naturaleza parecemos empeñados en cargarnos el medio en el que vivimos.

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