Incendio provocado en la sabana del Parque Nacional Uluru-KataTjuta, Northern Territory, Australia, 2012
© Oriol Alamany
Australia es un país que mantiene una arriesgada relación con el fuego.
Hace unos 70.000-40.000 años los aborígenes llegaron allí procedentes de las islas del sudeste asiático y colonizaron aquel continente. Durante milenios incendiaron bosques y sabanas con la intención de favorecer la caza de canguros, ualabíes y otras especies de las que se alimentaban.
"Aquí el fuego es nuestro amigo", dice en una entrevista el aborigen Noel Butler . "El fuego se ha utilizado para mantener, para cuidar todo este continente para siempre". "No se debe permitir que los eucaliptos dominen a los otros árboles. Si un arbusto comienza a invadir una pradera, debe ser quemado."
Con frecuencia se argumenta que todo lo que hacían las civilizaciones primigenias era bueno y en consonancia con la naturaleza, el mito del "buen salvaje". Yo siempre he tenido dudas sobre ello. Al no dejar evolucionar naturalmente los ecosistemas, los continuos incendios modificaron la vegetación de gran parte del Continente Rojo, favoreciendo a las especies pirófitas, altamente inflamables, las que necesitan del fuego para procrearse, y favoreciendo también a los animales propios de zonas abiertas.
"Aquí el fuego es nuestro amigo", dice en una entrevista el aborigen Noel Butler . "El fuego se ha utilizado para mantener, para cuidar todo este continente para siempre". "No se debe permitir que los eucaliptos dominen a los otros árboles. Si un arbusto comienza a invadir una pradera, debe ser quemado."
Con frecuencia se argumenta que todo lo que hacían las civilizaciones primigenias era bueno y en consonancia con la naturaleza, el mito del "buen salvaje". Yo siempre he tenido dudas sobre ello. Al no dejar evolucionar naturalmente los ecosistemas, los continuos incendios modificaron la vegetación de gran parte del Continente Rojo, favoreciendo a las especies pirófitas, altamente inflamables, las que necesitan del fuego para procrearse, y favoreciendo también a los animales propios de zonas abiertas.
Incendio forestal intencionado en el interior del Parque Nacional Kakadu, Northern Territory, Australia, 2012
Réflex digital FF a ISO 200, 70-200 mm f:2.8 a 130 mm
© Oriol Alamany
Tras la llegada de los europeos a partir del siglo XVII y su generoso aporte de armas de fuego, veneno, gatos, perros y zorros que diezmaron aún más la fauna autóctona, los nuevos "colonizadores" también provocaron más y más incendios para abrir el territorio a la agricultura y la ganadería.
Posteriormente la estrategia de quemar la vegetación se trasladó incluso a la gestión de las zonas protegidas como Parques Nacionales ya que sus gestores consideran que quemar es una gestión del territorio "tradicional". La justificación es "Más vale quemar controladamente ahora, que tener luego incendios incontrolables". Una estrategia sobre la que personalmente tengo mis dudas. Más cuando muchos de los incendios que vi allí no eran controlados por nadie. Me recuerda algo a la del ex-presidente norteamericano Bush cuando dijo que para evitar el peligro de los incendios forestales, lo que había que hacer era cortar todos los bosques. Inteligente solución.
Posteriormente la estrategia de quemar la vegetación se trasladó incluso a la gestión de las zonas protegidas como Parques Nacionales ya que sus gestores consideran que quemar es una gestión del territorio "tradicional". La justificación es "Más vale quemar controladamente ahora, que tener luego incendios incontrolables". Una estrategia sobre la que personalmente tengo mis dudas. Más cuando muchos de los incendios que vi allí no eran controlados por nadie. Me recuerda algo a la del ex-presidente norteamericano Bush cuando dijo que para evitar el peligro de los incendios forestales, lo que había que hacer era cortar todos los bosques. Inteligente solución.
Incendio provocado en las llanuras desérticas de la región de Kimberley, Western Australia, Australia, 1999
Réflex de formato medio 4,5x6, 40 mm f:4, película Fujichrome Velvia 50, trípode
© Oriol Alamany
Eulàlia y yo hemos viajado tres veces a Australia, sumando un total de nueve meses en la carretera, recorriendo el país de cabo a rabo, viviendo en la naturaleza, fotografiándola. Y siempre nos ha sorprendido esa manía australiana de quemarlo todo, incluso en el interior de los parques nacionales donde pienso que el ser humano debería intervenir lo menos posible. Es algo que los australianos justifican con mil razones, pero cuando uno se encuentra el monte ardiendo en muchos lugares del país, se hace difícil de entender la estrategia.
Supongo que no debo tener los conocimientos naturalistas suficientes para comprenderlo. A mí se me antoja como una práctica empobrecedora. Una cosa es un incendio natural de vez en cuando, que abre el bosque y favorece el crecimiento del pasto. Otra muy distinta es hacerlo de manera sistemática, incluso en zonas teóricamente protegidas. Si alguien quiere dejar su opinión en los comentarios, se acepta el debate.
Supongo que no debo tener los conocimientos naturalistas suficientes para comprenderlo. A mí se me antoja como una práctica empobrecedora. Una cosa es un incendio natural de vez en cuando, que abre el bosque y favorece el crecimiento del pasto. Otra muy distinta es hacerlo de manera sistemática, incluso en zonas teóricamente protegidas. Si alguien quiere dejar su opinión en los comentarios, se acepta el debate.
Bosque quemado intencionadamente en el interior del Parque Nacional Tjoritja, Northern Territory, Australia, 2012
Réflex digital FF a ISO 200, 17-40 mm f:4 a 20 mm
© Oriol Alamany
Ahora los incendios de este verano austral superan todo lo imaginable: desde el pasado septiembre se han quemado cerca de 8 millones de hectáreas (y siguen), han muerto más de 1000 millones de animales vertebrados, destruido miles de casas y muerto 28 personas, muchos de ellos bomberos que luchaban heroicamente contra esta tragedia. Se está criticando mucho las medidas (o más bien falta de medidas) que ha tomado el gobierno.
En el estado de New South Wales se dice que un tercio de los koalas han muerto. Estos animales también han resultado muy afectados por el fuego en la isla Kangaroo, un lugar aislado del continente donde los introdujeron precisamente para garantizar su persistencia en caso de epidemias con las poblaciones continentales.
Seguramente algunos de los incendios no tienen relación con fuegos intencionados, si no que han sido consecuencia de la brutal ola de calor que ha batido records de temperaturas máximas, también de la inusual sequía que afecta al continente (parece que en parte relacionado con el cambio climático), por las tormentas de rayos, y a que la vegetación de la Australia actual es un polvorín. Sin embargo desde noviembre se han denunciado ya a 183 personas por encender fuegos. ¿En qué piensa la gente?
En el estado de New South Wales se dice que un tercio de los koalas han muerto. Estos animales también han resultado muy afectados por el fuego en la isla Kangaroo, un lugar aislado del continente donde los introdujeron precisamente para garantizar su persistencia en caso de epidemias con las poblaciones continentales.
Koala en la isla Philip, Victoria, Australia, 1992
Réflex 35mm, 300 mm f:2.8, diapositiva ISO 100
© Oriol Alamany
Seguramente algunos de los incendios no tienen relación con fuegos intencionados, si no que han sido consecuencia de la brutal ola de calor que ha batido records de temperaturas máximas, también de la inusual sequía que afecta al continente (parece que en parte relacionado con el cambio climático), por las tormentas de rayos, y a que la vegetación de la Australia actual es un polvorín. Sin embargo desde noviembre se han denunciado ya a 183 personas por encender fuegos. ¿En qué piensa la gente?
Los incendios siguen quemando a toda potencia, o sea que el desastre ecológico aún no ha terminado. Ojalá un inusual cambio de tiempo trajera algunas lluvias que de algún modo ayudaran a paliar la situación. Pero es difícil ya que, lamentablemente, el verano austral aún no ha alcanzado sus mayores temperaturas, que suelen darse en enero y febrero.
Australia tiene un lugar muy especial en el corazón de Eulàlia y mío. Y ahora nos duele ver cómo se está destruyendo de manera tan devastadora e incontrolable.
Australia tiene un lugar muy especial en el corazón de Eulàlia y mío. Y ahora nos duele ver cómo se está destruyendo de manera tan devastadora e incontrolable.
Los árboles escasean en el desierto de Uluru, pero estos dos ejemplares murieron por un incendio en el Parque Nacional Uluru-Kata Tjuta, Northern Territory, Australia, 2012
Réflex digital FF a ISO 100, 70-200 mm f:2.8 a 125 mm
© Oriol Alamany
© Oriol Alamany
Si quieres ayudar, pueden hacerse donaciones a varias ONG que trabajan en la ayuda a las víctimas como Australian Red Cross, Salvation Army Australia, the NSW Rural Fire Service, y St. Vincent de Paul Society Australia.
También puedes ayudar a las devastada poblaciones animales donando a grupos de rescate de vida silvestre como WIRES, Port Macquarie Koala Hospital, y Currumbin Wildlife Hospital
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Si queréis leer sobre nuestras experiencias en Australia, podéis consultar anteriores artículos sobre el Continente Rojo.
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