Canon EOS-1D Mark IV a ISO 400, 500mm f/4L IS + teleconvertidor 2x, trípode
© Oriol Alamany
Hace ahora dos años tuve el privilegio de pasar varios días observando y fotografiando osos salvajes en los Pirineos. Sobre aquella experiencia escribí un extenso artículo en este blog y el reportaje fotográfico realizado fue publicado primero en National Geographic y luego en Pyrénées Magazine y en el dominical de El Periódico.
Paralelamente, el vídeo que realicé, Bru, dotze dies amb l'Ós dels Pirineus, fue difundido en diversos canales de televisión, webs de periódicos y ha sido visto más de 14.200 veces en mi página de Vimeo.
Esta primavera de 2012 he dedicado ocho días más a intentar obtener imágenes de este plantígrado en plena naturaleza. La fortuna (¿o quizás será el trabajo y la dedicación?) me han permitido observar en cuatro de estas ocho jornadas a la osa bautizada por los escolares araneses con el nombre de Nheu (Nieve, en idioma aranés). Esta vez, sin embargo, tan sólo os voy a mostrar unas pocas fotografías de estos días ya que el resto las reservo inéditas para una próxima publicación.
El valle de los osos a la luz de la luna
La fotografía nocturna a oscuras, sabiendo que hay un oso en los alrededores, puede poner a prueba tus nervios.
Canon EOS-1D Mark IV a ISO 1600, 17-40 mm f/4L, trípode
© Oriol Alamany
Oso pardo salvaje fotografiado en Pirineos, 2012
Canon EOS-1D Mark IV a ISO 800, 500mm f/4L IS + teleconvertidor 2x, trípode
© Oriol Alamany
FOTOGRAFÍA Y CONSERVACIÓN
La difusión del trabajo fotográfico y videográfico que Eulàlia Vicens y yo obtuvimos hace dos años en Vall d'Aran de la mano del naturalista Marc Alonso de la ONG DEPANA, ayudó a marcar un giro en la tumultuosa relación entre el oso y el hombre en aquella zona pirenaica. Después de ver a sus osos aparecer en televisión, revistas y periódicos, y comprobar que los turistas empezaban a acudir al valle preguntando por ellos, ahora son muchos más los araneses que ya no ven con malos ojos la recuperación de la población de osos. Y Marc, DEPANA y nosotros nos sentimos algo responsables de ello.
Excepto algún lamentable caso puntual, tanto los observadores como los diversos fotógrafos que hemos acudido a observar a la osa Nheu hemos respetado su zona de alimentación y campeo, fotografiándola siempre desde una considerable distancia mediante potentes teleobjetivos y sin penetrar jamás en lo que denominamos su "santuario". Eso es de vital importancia por varias razones: ella necesita recuperarse de las privaciones de la hibernación en esta área especialmente rica en alimento y asustarla la haría desplazarse a zonas menos adecuadas. Y por otra parte, la posibilidad de un encontronazo con un humano en esta zona frecuentada por varios osos resultaría en la destrucción de un plumazo de la campaña de concienciación sobre el oso que se está llevando a cabo en la comarca, y que tantos años ha costado y justo ahora empieza a dar su frutos.
Para un buen fotógrafo de la naturaleza el deseo por obtener una fotografía jamás debe estar por encima del respeto al animal.
Aunque la mayoría de observaciones se hicieron en esperas al exterior, en alguna ocasión utilicé el vehículo como aguardo.
Canon Powershot G10 a ISO 80
© Oriol Alamany