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10/12/24
CÓMO ACTUALIZAR EL FIRMWARE DE TU CÁMARA
27/11/24
¿BATERÍAS CLÓNICAS O ORIGINALES?: LA SMALLRIG USB-C
Atrás quedaron aquellas cámaras mecánicas que funcionaban toda su vida sin recurrir al uso de pilas ni baterías. Atrás quedaron también las primeras cámaras electrónicas de los años 70 y 80 del siglo XX, que funcionaban con pilas de un sólo uso (alcalinas, de óxido de plata, de litio...), pero que cambiábamos tan sólo una vez al año.
A mitad de los años ochenta todo aquello se acabó: la llegada de los sistemas de enfoque automático obligó a los fabricantes a implantar el uso de potentes baterías recargables, ya que esos mecanismos requerían de mucha energía y agotaban cualquier pila en pocos días. Y en el cambio de siglo, con la aparición de las aún más hambrientas cámaras digitales, el consumo eléctrico se disparó, exigiéndonos a los fotógrafos usar una o dos baterías diarias.
Hoy en día, cuando compramos cualquier cámara, esta ya viene con su batería recargable, cada una con su propio y específico modelo. A esas baterías originales se les denomina genéricamente OEM (Original Equipment Manufacturer) y están fabricadas según los estrictos requerimientos del diseñador de la cámara y se comercializan bajo su marca.
BATERÍAS ORIGINALES vs BATERÍAS CLÓNICAS
Personalmente siempre prefiero utilizar baterías originales, ya que me han dado buenos resultados durante años de uso. Algo que, como profesional especializado en trabajos en condiciones severas y zonas remotas, me proporciona confianza. Por suerte, mi actual cámara Canon EOS R5 es compatible con las baterías de mi anterior 5D MkIV e incluso las de mi más antigua 5D MkIII. Ello me permite aprovechar las mismas baterías durante años y años. Es de agradecer que Canon haya mantenido esta compatibilidad entre las distintas versiones de este modelo desde hace 16 años.
Si no quieres leerte mis divagaciones, mi rápida conclusión es que, si el dinero no resulta un problema, siempre es mejor comprar una batería original. Porque su única pega es que cuesta un precio elevado, pero siempre te va a proporcionar el mejor rendimiento.
El problema es el dinero: por ejemplo, el modelo Canon LP-E6P de la R5 y otras cámaras de Canon cuesta nada menos que 119 €. Resulta frustrante comprobar que el modelo equivalente original de Nikon cuesta tan sólo 69 €, el de Fujifilm 79 €, el de OM Systems 89 €, y en Sony 90 €. ¿Porqué la Canon en concreto es la única que cuesta tanto? Nada menos que un 73% más cara que la Nikon, de similar tamaño y capacidad. Si necesitara comprar cuatro o cinco baterías para llevar a cabo algún proyecto exigente (como el que acabo de realizar este otoño en una zona geográfica remota, sin acceso a electricidad), la inversión es tremenda. ¡Un buen Powerbank de muchísima más capacidad, que permite recargar una batería 5 o 6 veces, cuesta tan sólo entre 50 y 75 euros!
Un Powerbank de 20.000 o 25.000 mAh de Ugreen o Anker tiene mucha más capacidad que la batería de 2.130 mAh de una cámara, a un precio menor.
Pero cuidado, no os dejéis deslumbrar: en la práctica, su rendimiento jamás alcanza el de las OEM, su mayor capacidad es siempre mentira, su probabilidad de fallos podría ser superior y, a veces, ni tan siquiera son el 100% compatibles. Hoy en día las baterías originales integran en su interior un chip que proporciona información a la cámara (porcentaje de carga, temperatura, estado de las células, protección contra sobretensiones...). Alguna clónicas llevan chips más simples. Por ejemplo, raramente suelen dar información sobre su temperatura, pudiendo causar que la cámara se sobrecaliente. O, a veces, la cámara ni tan siquiera las reconoce y salta un aviso de incompatibilidad.
Para escribir este artículo he consultado a varios compañeros fotógrafos y, algunas de las marcas clónicas más conocidas y con mejores valoraciones han sido Patona, Baxxtar, Powerextra y DSK. Pero incluso con estas, leyendo en internet las malas opiniones de algunos usuarios, siempre las he mirado de soslayo. En una ocasión, el representante en España de una marca me proporcionó cuatro baterías que aparentaban buena calidad, como apoyo a mi proyecto sobre el leopardo de las nieves. Pero la experiencia con ellas en el Himalaya fue tan decepcionante, que dejé de usarlas: me proporcionaban muy pocos disparos, una de ellas dejó de cargar por completo, y otra se descargaba sola sin tan siquiera utilizarla.
En otras ocasiones, amigos que vendieron sus cámaras, me regalaron baterías clónicas (Powerextra y Hahnel) por si yo podía darles uso. Y ambas duraron unos pocos meses hasta morir por completo. Cualquier batería, incluidas las OEM, van perdiendo con el tiempo parte de su capacidad, pero al menos las originales duran años y años. De hecho, creo que jamás he tenido ninguna Canon que dejará de cargar por completo.
Otro aspecto que me ha llamado la atención es que, cuando el chip de una batería Canon indica que está agotada, lo está de verdad. Aunque la deje descansar un rato o la caliente en mi bolsillo (algo que hace años me funcionaba), ya no logro volver a arrancar la cámara. En cambio, con algunas baterías clónicas, cuando dejan de funcionar, al cabo de un rato es posible exprimirles unos pocos disparos más. No creo que sea tanto que tengan una mejor capacidad de recuperación, si no que sus chips no contabilizan de manera correcta su capacidad restante.
UN PROYECTO EXIGENTE
La pasada primavera mi compañera Eulàlia y yo empezamos a preparar un proyecto fotográfico que nos exigiría pasar un mes andando por una zona remota de la cordillera del Himalaya. La mayoría de días dormiríamos en tienda de campaña, sin acceso alguno a electricidad, por encima de los 4.000 metros de altitud, con varios pasos de montaña de más de 5.000. El equipaje a llevar estaría limitado por lo que pudiéramos cargar nosotros y las mulas que nos acompañarían en nuestro periplo. No era cuestión de llevar un generador eléctrico ni grandes y pesados Powerbanks.
Así que repasé cuantas baterías disponía y qué sistemas podía utilizar para recargarlas. Dispongo de dos baterías Canon del modelo actual LP-E6NH, y tres muy usadas del modelo anterior LP-E6N. Para recargarlas utilizaría una combinación de panel solar y Powerbank, como ya hize en trekkings anteriores por los Annapurna y el Reino de Mustang (Ver artículo). Pero estaba claro que necesitaría alguna batería nueva más.
El elevado precio de las originales me hizo investigar de nuevo en el mundo de las clónicas. Pero, a la que leía opiniones sobre ellas en internet, me asustaba por las numerosas malas experiencias. Y algunos amigos habían tenido problemas con Jupio, Patona, Powerextra y SmallRig.
Continuando con mis indagaciones, vi algo que llamó mi atención: Unos pocos fabricantes (Neewer, K&F, Patona, Enegon y SmallRig) ofrecían baterías LP-E6NH (y modelos similares de otras marcas) con la particularidad de que no necesitan utilizar el cargador original. Su diseño incorpora un puerto USB-C en la misma batería, lo que permite recargarla con un simple cable conectado a un powerbank, panel solar o cualquier cargador de teléfono móvil.
Algunas críticas de las Neewer, K&F y Enegon con USB-C no eran nada satisfactorias, así que me centré en la SmallRig LP-E6NH USB-C, un reconocido fabricante de accesorios, cuyos comentarios no eran tan malos.
Aprovechando una de esas "Ofertas Flash" que hace Amazon para tentarnos a los consumidores, a mediados de mayo decidí comprar una. Su precio habitual son unos 40 €, muy por debajo de los 119 € de la Canon), pero pagué poco más de 30. La verdad es que el producto viene bien presentado, en una cajita de cartón reciclado donde esta la batería (que es de color azul, lo que la hace rápidamente identificable) y un cable USB-A a USB-C para recargarla (incluso con un pequeño Velcro para recogerlo).
PROBANDO LA BATERÍA SMALLRIG
Enseguida la puse dentro de mi Canon R5 y comprobé la carga con la que venía de fábrica: un 73% con un rendimiento de recarga de III. Con media docena de disparos bajó de inmediato a 65%, lo cual me asustó un poco, pero era una batería nueva que aún no estaba bien activada. Un aspecto importante a tener en cuenta es que cualquier batería recién comprada no alcanza su rendimiento óptimo hasta que se recarga por completo varias veces. De hecho, el manual que acompaña a la SmallRig recomienda recargarla al 100% las tres primeras veces.
A mi entender, este es uno de los errores principales de los Youtubers y otros "expertos" que realizan pruebas de baterías. He visionado varios videos y a la mayoría de ellos les llega la batería, explican sus características, la recargan una vez, la ponen en la cámara y de inmediato se quejan de su poca capacidad en comparación con la batería original, que llevan usando hace ya meses. Y enseguida hacen la devolución a la tienda online donde la han conseguido.
Seguro que con unos cuantos usos y recargas, esas baterías les proporcionarían un rendimiento mejor. Quizás no igual que la original, pero sí algo mejor.
Pero volvamos a mi recién comprada Smallrig: me llamó la atención que su manual diga que "...la batería se carga mejor usando un cargador SmallRig o el original Canon". Es decir, que lo de la carga rápida por USB-C directo es una funcionalidad más para emergencias o uso esporádico, que para su uso habitual. Supongo que la recarga normal debe ser menos perjudicial para la vida de la batería.
Siguiendo este último consejo, para estrenarla me abstuve de utilizar el USB y la puse en el cargador Canon original de la R5. El parpadeo en destellos dobles, me confirmó que la carga de fábrica era de entre el 50 y 75%. A las 2h18 minutos, alcanzó la carga completa, lo cual me pareció bastante tiempo, dado que ya estaba a 2/3 de su carga. Cierto es que muchas baterías enlentecen su carga cuando su capacidad supera el 80%.
Al cabo de una semana en la cámara, sin realizar fotografía alguna, la SmallRig seguía manteniendo su carga al 100%. Genial, ya que algunas baterías se autodescargan solas con cierta rapidez.
El siguiente paso fue empezar a utilizarla. Uno de los requerimientos de la Canon R5 es que, para que dispare a la ráfaga más rápida disponible en obturador mecánico (12 fps), la batería debe tener una carga de, al menos, el 60 % de su capacidad. Algunas baterías de terceros no son capaces de proporcionar esa velocidad ni tan siquiera al 100% de su carga. Eso se sabe porque, en la pantalla LCD de la cámara, no se activa el icono de ráfaga H+ en color verde. Con la SmallRig funciona sin problema.
En su primer uso, conseguí nada menos que 1.640 disparos (No en uso real sobre el terreno, si no disparando algunas ráfagas intermitentes en casa hasta agotarla). Nada mal para una batería nueva, aún por activar. La segunda vez probé de cargarla mediante el cargador USB-C de mi teléfono móvil Huawei, que tiene una potencia de 2 Amperios y 10 Watios. ¡En tan sólo una hora, estaba cargada al 92%! El 8% restante le costó un poco más, pero a la 1h45' el Led en la batería se puso de color verde, indicando la carga completa.
SOBRE EL TERRENO
La prueba definitiva fue utilizar la SmallRig en un viaje por el Ártico, en las islas Svalbard, donde las condiciones de frío y humedad son exigentes. Algunos días allí, fui apuntando la cantidad de fotografías que me proporcionaban las baterías Canon y la SmallRig y los resultados fueron los siguientes:
Canon LP-E6NH: 540, 330, 718, 270, 610, 725 (Media 532).
SmallRig LP-E6NH USB-C: 420, 735, 180, 271, 482, 820 (Media 485).
Un 9% menos de fotografías, por un 65% menos de precio no está nada mal. Como puede apreciarse, hay mucha variabilidad en el número total de tomas, ya que eso depende del frío y de la rapidez con que se hagan. Por ejemplo, fotografiando animales en acción a ráfagas se pueden hacer muchas más, que fotografiando paisajes con más calma, mirando por el visor, estudiando la composición, mirando las fotos hechas en el monitor LCD, etc.
Tras el ártico vino la temida expedición de un mes en el Himalaya. Durante 25 días prácticamente no tuve acceso a electricidad, tan sólo cuatro noches. La SmallRig se comportó bastante bien y, la pude cargar directamente desde un powerbank, usando tan sólo un simple cable USB-C. Las pocas noches en que tuve la oportunidad de enchufar el cargador de Canon a la corriente eléctrica de una casa, al mismo tiempo podía estar recargando la SmallRig por USB mediante el cargador del teléfono.
Foto © Oriol Alamany
Una diferencia que aprecié entre las Canon y la SmallRig es la exactitud de la información en cámara del porcentaje de energía restante. Con las Canon, cuando se agotan y la cámara se apaga, ya no hay manera de extraerles ni un sólo disparo más. Con la SmallRig, la indicación del porcentaje va variando algo. Y cuando ya parece que la batería se va a terminar, marcando un 1 o 2%, si la dejas descansar un rato, a veces el porcentaje vuelve a subir al 10 o al 20%. Incluso cuando se agota y la cámara se apaga, alguna vez volví a ponerla al cabo de un rato de descanso y la batería me dejó hacer unas pocas tomas más.
En general, excepto algún día esporádico en que el número de disparos fue sorprendentemente bajo (quizás por el frío), la SmallRig LP-E6NH UB-C me pareció rendir casi como las Canon originales, a un tercio de precio (40 contra 119 €). Y el sistema de carga por USB-C es realmente práctico y puede sacarte de un apuro, siempre que tengas un cargador de teléfono móvil a mano, o un cable USB-C en el coche. Ahora falta la prueba a largo plazo: a ver si de aquí dos o tres años sigue funcionando, o bien muere como otras clónicas.
UN FUTURO INCIERTO
De todos modos habrá que estar muy atento a las futuras políticas de los fabricantes de cámaras respecto a las baterías clónicas. Durante años han intentado bloquear su uso mediante la adición de un chip de autenticidad, que las marcas alternativas han terminado por copiar para superar esa barrera.
Con la llegada de la nueva cámara Canon EOS R5 Mark II, cuyas elevadas prestaciones exigen un nuevo modelo de batería de mayor voltaje (la LP-E6P), parece que Canon ha logrado impedir por completo el uso de baterías de otras marcas. Si eso acabara siendo cierto, entonces sí que no quedará más remedio que adquirir baterías originales. Que, como ya he dicho a lo largo de este artículo, no tienen nada de malo –que conste–, excepto su coste.
Y tú, ¿cual es tu opinión al respecto? Deja tus comentarios y lo debatimos.
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ATENCIÓN: Este artículo no es publicidad de la marca SmallRig ni de Canon. Esta batería la compré y pagué a su precio de mercado a través de Amazon.es para probarla, de cara a probarla para su uso en mi proyecto en el Himalaya.
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29/11/23
BENRO CYANBIRD Y LA NUEVA GENERACIÓN DE TRÍPODES
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2/11/23
NUEVO CANON RF 200-800mm F6.3-9 IS USM
El fabricante de productos fotográficos Canon acaba de presentar varios objetivos para sus cámaras mirrorless de la serie R: Un RF-S 10-18 mm F4.5-6.3 IS stm destinado a los usuarios de cámaras de formato APS-C, un RF 24-105 mm F2.8 L IS usm Z para profesionales que combinan fotografía con video, y uno especialmente destinado a nosotros, los fotógrafos de fauna salvaje: el RF 200-800 mm F6.3-9 IS USM.
A lo largo de los años, el teleobjetivo preferido por los fotógrafos de fauna salvaje ha ido evolucionando: En la última década los clásicos, voluminosos, pesados y costosos 500 y 600mm F4 fueron dejando paso a los más ligeros, versátiles y relativamente más económicos 100-400mm. Debo decir que, aunque soy un fan de mi actual zoom Canon EF 100-400 mm F4.5-5.6, no por ello he dejado de utilizar mi EF 500 mm F4, una verdadera joya que a esa gran abertura imprime un carácter especial a las fotografías, y que combina de maravilla con los teleconvertidores 1.4x y 2x.
El progresivo cambio a los 100-400 se produjo en parte porque el precio de los grandes teleobjetivos se ha duplicado (o más) en pocos años, llegando a cotas difícilmente asumibles, ya sea por aficionados como por profesionales. Por ejemplo, hoy en día el RF 600 mm F4L IS de Canon supera los 14.000 €. O el RF 800 mm F5.6L IS los 20.000 €. Y, por otra parte, porque viajar en aviones por el mundo con los grandes y pesados teleobjetivos se ha convertido en una pesadilla.
Tras unos años donde han reinado los Canon, Nikon o Sony 100-400 mm (acompañados de los Sigma y Tamron algo más ambiciosos de focal, que llegan a los 500 o 600 mm), en 2019 Sony presentó un 200-600 mm F5.6-6.3 cuyo éxito fue inmediato. Hoy en día muchos fotógrafos de naturaleza de Sony lo están utilizando, relegando al 100-400.
En 2020 Canon presentó el RF 100-500 mm F4.5-7.1 L IS, algo más corto de focal y menor luminosidad, pero mucho más ligero y pequeño. Una atractiva opción intermedia entre los 100-400 y los 200-600 mm.
En 2022 Fujifilm anunció el XF 150-600 mm F5.6-8 R LM OIS WR para sus cámaras de sensor más pequeño, APS-C. A título comparativo, este objetivo equivale a un 230-914 en el formato Full Frame.
Y este 2023 Nikon presentó su Nikkor Z 180-600 mm F5.6-6.3 VR, que está gozando de gran aceptación entre los usuarios de la marca.
Hace tiempo que se especulaba con una respuesta de Canon a estos, cada vez más usados, 200-600. Y hoy ha presentado su alternativa, aunque con características propias y un tanto inusuales.
CANON RF 200-800 mm F6.3-9 IS USM: MIS PRIMERAS IMPRESIONES
En primer lugar, Canon sube la apuesta por la focal hasta los 800 mm, superando en este aspecto a sus competidores. Otro debate sería si eso era realmente necesario o no, pero opino que lo han hecho para distanciarse tanto de aquellos, como de su propio RF 100-500. También iguala así el aumento que marcas que usan sensores más pequeños, como Fujifilm o OM System, consiguen mediante teleobjetivos de focales menores.
A pesar de estos inusuales 800 mm, nos encontramos con un teleobjetivo de aproximadamente el mismo tamaño e incluso menor peso que otras marcas. ¿Cómo han logrado eso? Pues decidiéndose por una luminosidad algo más limitada. A su focal más corta (200 mm) este zoom tiene una abertura máxima de F6.3, 1/3 de diafragma más oscuro que los Nikon y Sony F5.6. A la focal de 600 mm es F8, 2/3 de diafragma menos luminoso que los F6.3 de la competencia. Y a 800mm es F9, igual que si a los Nikon y Sony les añadimos un teleconvertidor 1,4x. Podría decirse que el Canon es como si llevara un teleconvertidor ya incorporado, lo cual lo hace algo más versátil.
Hablando del tema de la escasa luminosidad, leeréis por internet bastantes opiniones respecto a que, con los sensores de imagen actuales y sus elevadas sensibilidades ISO, eso ya no tiene importancia alguna. Vamos a ver, una escasa abertura no afecta tan sólo la entrada de luz en el sensor, también a la profundidad de campo y al bokeh. En este sentido ninguno de estos teleobjetivos zoom F6.3, 7.1 o 9 pueden competir con la belleza de los desenfoques de un 400 mm F2.8 o un 600 mm F4. Pero está claro que en algo hay que ceder si no dispones de 14.000 €. Cada objetivo tiene su público.
Por cierto, que este zoom acepta los teleconvertidores RF 1.4x y 2x sin problemas, y sin las limitaciones que tiene su hermano menor, el RF 100-500. ¡Las focales máximas resultantes son nada menos que 1120 mm F13 y y 1600 mm F18!
Otra diferencia importante con Nikon y Sony es que este Canon tiene un sistema de enfoque interno, pero no el movimiento del zoom. Al aumentar la focal, se alarga el tamaño del barrilete del mismo modo que también sucede en las versiones Sigma, Tamron y OM System. Eso permite replegarlo y que quede más compacto al llevarlo colgando al hombro o al guardarlo en la mochila, pero con el tiempo podría hacerlo más sensible a la entrada de polvo. De todos modos, Canon afirma que el objetivo es sellado contra el polvo y la humedad, o sea que el tiempo ya dirá si eso resulta un problema o no.
Sí que es una pena que Canon siga empeñada en diseñar sus monturas de trípode sin incluir el estándar de montaje Arca-Swiss, el más utilizado en el mundo. Algo que la mayoría de marcas ya han ido introduciendo en estos últimos años. Habrá que comprar y añadirle una placa accesoria que lo único que hará es aumentar el peso y coste de la lente.
Aunque sea de color blanco, este 200-800 no pertenece a la serie L, la gama de objetivos más elevada de Canon. El precio recomendado en USA es de 1900 USD, unos 1800 €. En España se dice que costará en torno a los 2.500 € (21% de IVA incluido), esperemos que sea algo menos. Para mantener el precio en un rango razonable, el fabricante ha recortado algunas prestaciones: el aro de enfoque es muy estrecho (viendo las fotos yo diría que demasiado para tener una utilidad real) y comparte función como Anillo de control. Y se ha reducido la variedad de interruptores para las funciones de estabilizador y de enfoque automático. No hay limitador de enfoque (algo que pienso que es importante para ayudar a la rapidez del AF en los grandes teleobjetivos). Y sólo ofrece una posición para el funcionamiento del estabilizador. Según Canon, el propio objetivo detecta el uso que se le está dando, y ajusta las posiciones del estabilizador de manera automática.
Que no sea de serie L no significa que sea un mal objetivo, ni mucho menos. De hecho, aunque yo aún no lo he probado (ni visto siquiera), las primeras pruebas que leo delatan una calidad óptica muy elevada, digna de haber incluido el anillo rojo de los L. Pero hay muchas lentes en la gama Canon que no lo llevan y con ellas se obtienen excelentes resultados. Simplemente se pretende ampliar el público al que va orientado, ajustando prestaciones y precio.
Con su peso y precio razonables, y su focal de 800mm, este teleobjetivo zoom es ideal para los aficionados a la fotografía de animales salvajes y para los observadores de aves, no específicamente orientados a la fotografía. Y, pendiente de constatar su calidad de imagen real, estoy seguro que unos cuantos profesionales también lo utilizarán para captar en imágenes la vida de los seres con los que compartimos este planeta.
(ATENCIÓN, LA FECHA DE COMERCIALIZACIÓN PREVISTA EN ESPAÑA ES ABRIL DE 2024).
COMPARATIVA DE CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS
CANON RF 200-800 mm F6.3-9 IS USM
Peso: 2050 gr
Distancia mínima de enfoque: 0,8 m (200mm) / 1,8 m (400mm) / 2,8 m (600mm) / 3,3 m (800mm).
Longitud: 31,4 cm (Zoom extensible)
2.579 € (Precio oficial de la web de Canon España)
NIKON Z 180-600 mm F5.6-6.3 VR
2140 gr
Distancia mínima de enfoque: 1,3 - 2,4 m.
Longitud: 31,6 mm (Zoom interno)
2.100 €
SONY FE 200-600 mm F5.6-6.3 G OSS
Peso: 2115 gr
Distancia mínima de enfoque: 2,4 m.
Longitud: 31,8 cm (Zoom interno)
1.700 €
SIGMA 150-600 mm F5-6.3 DG DN OS Sports
Peso: 2100 gr
Distancia mínima de enfoque: 0,58 m.
Longitud: 26,6 cm (Zoom extensible)
1.400 €
SIGMA 150-600 mm F5-6.3 DG OS HSM Contemporary
Peso: 1930 gr
Distancia mínima de enfoque: 2,8 m.
Longitud: 26,1 cm (Zoom extensible)
990 €
TAMRON 150-500 mm F5-6.7 Di III VC VXD
Peso: 1880 gr
Distancia mínima de enfoque: 0,60 m.
Longitud: 20,9 cm (Zoom extensible)
1.150 €
FUJIFILM XF 150-600 mm F5.6-8 RLM OIS WR
(Exclusivo para cámaras de formato APS-C, distancia focal equivalente 230-914 mm)
Peso: 1605 gr
Distancia mínima de enfoque: 2,40 m.
Longitud: 31,5 cm (Zoom interno)
2.100 €
OM SYSTEM M. ZUIKO ED 100-400 mm F5-6.3 IS
(Exclusivo para cámaras de formato Micro 4/3, distancia focal equivalente 200-800 mm)
Peso: 1120 gr
Distancia mínima de enfoque: 1,3 m.
Longitud: 20,6 cm (Zoom extensible)
1.100 €
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