27/2/25

CANON RF 16mm F2.8 STM, ¿EL PATITO FEO?


El "patito feo" entre pingüinos juanito. Islas Falkland, febrero 2025.
Huawei P30 Pro.
© Oriol Alamany

Canon, marca famosa por los excelentes objetivos fotográficos de gama alta de su serie L, también ofrece una amplia variedad de lentes menos ambiciosas. Estos objetivos son de construcción más sencilla y precio mucho menos elevado que los de la serie L, pero los resultados que proporcionan son realmente buenos. El RF 16mm F2.8 STM que acabo de comprar en Óptica Fija, y del que os voy a hablar en este artículo, es uno de ellos.


Canchal de rocas fotografiado hace tres años con el 16mm de un amigo, Islas Svalbard, julio 2022.
Canon EOS R5 a ISO 400, RF 16mm F2.8 STM, 1/30 f/11.
© Oriol Alamany


¿ES NECESARIO TENER SIEMPRE LO MEJOR?

En general los fotógrafos soñamos con adquirir los objetivos más sofisticados, luminosos y costosos que ofrecen los fabricantes de equipos fotográficos. Un 15-35 mm F2.8, un 50mm F1.2, un 28-70mm F2, un 85 mm F1.2, un 400mm F2.8… son objetos de deseo: ópticas de resolución altísima, colores perfectos, cremoso bokeh, grandilocuente aspecto, y sellados contra el polvo y la humedad… aunque también son voluminosos, pesados y de precios al alcance de unos pocos profesionales o de algunos aficionados privilegiados.

Sin embargo, si repasamos los catálogos de Canon, Nikon, Sony, Olympus o Fujifilm, veremos que también ofrecen otros objetivos más pequeños, ligeros y relativamente baratos, que no suelen ser motivo de tal desmesurado deseo. Pero hoy en día casi cualquier óptica moderna permite obtener atractivas fotografías. 
Yo, aunque sea profesional y la mayoría de mis ópticas sean Canon serie L, no se me caen los anillos por trabajar con algunos de esos objetivos más económicos.

Probablemente veréis que, en sus video-reviews, algunos gurús de internet, Youtubers o influencers de las redes sociales se apresuran a denostar estas ópticas más sencillas, resaltando sus debilidades. Como si las fotografías que pueden obtener con ellas no fueran dignas para sus canales de video o para publicar al diminuto tamaño que aparecen en Instagram. 

Si esas personas fueran profesionales de los que publican sus reportajes a doble página en revistas de calidad, sabrían que raramente un editor gráfico rechazará una imagen interesante por el hecho de que los extremos de la imagen no sean perfectamente nítidos, o porque la óptica presente algo de aberración cromática. E
n una fotografía para publicar, los editores se fijan en cosas más importantes. 

Evidentemente todos buscamos la perfección, pero no todo el mundo puede permitirse un Ferrari. Y con un Citroen puedes acabar llegando al mismo lugar.

Su pequeño tamaño hace que el 16mm ni se note en nuestra cámara. Islas Falkland, febrero 2025.
Huawei P30 Pro.
© Oriol Alamany


ALIGERANDO EL EQUIPO


Presentado en el verano de 2021, el Canon RF 16mm F2.8 STM es un ultra gran angular de focal fija, diminuto y liviano (¡tan sólo 165 gramos!). Según Canon, está orientado a los creadores de videos para redes sociales, a los paisajistas y para fotografía nocturna. Sin embargo, también resulta interesante para cualquiera que busque reducir el peso de su equipo fotográfico.

Durante mi reciente proyecto “Dolpo, siguiendo los pasos de Schaller y Matthiessen”, tuve que caminar durante un mes por las montañas del Himalaya, superando pasos de montañas de más de 5.300 metros de altitud. Uno ya tiene una cierta edad y allí fue donde pensé en lo bien que me habría ido ese menudo RF 16mm, en lugar de mi mucho más pesado EF 16-35mm F4L IS (que, además, debía usar con el correspondiente adaptador de montura EF a RF).

Así que, el pasado mes de enero, antes de emprender un viaje a las islas Falkland (Malvinas) me decidí a comprarlo. En ese archipiélago hay que ir saltando de isla en isla en pequeñas avionetas y
 el peso a llevar es extremadamente limitado, por lo que debía reducir en lo posible mi equipaje.

Para que os hagáis una idea, el equipo habitual para mis trabajos fotográficos es:

- Samyang 14mm F2.8, de enfoque y abertura manual (Tan sólo si sé que voy a hacer bastante fotografía nocturna).

- Canon EF 16-35mm F4L IS (con adaptador EF-RF).

- Canon RF 24mm F1.8 STM (Para fotografía nocturna o con muy poca luz, o bien como opción ultra ligera para excursiones por la montaña).

- Canon EF 50mm F1.8 STM (Sólo en contados viajes, para fotografía con poca luz, 
con adaptador).

- Canon RF 24-105mm F4L IS.

- Canon EF 100-400mm F4.5-5.6L IS II, o bien Canon EF 70-200mm F2.8L IS II (Dependiendo de las necesidades de cada viaje o trabajo, con adaptador).

- Canon EF 500 F4L IS II (Sólo si sé que voy a hacer bastante fotografía de fauna, 
con adaptador).

- Teleconvertidores Canon EF 1.4x-III y 2x-III.


Àngels Blazquez andando entre hierbas tussac. Islas Falkland, febrero 2025.
Canon EOS R5 a ISO100, RF16mm F2.8 STM, 1/50 a f/16, flash Canon 600EX-RT.
© Oriol Alamany


Sin embargo, mi equipo “ligero” para Malvinas fue:

- Canon RF 16mm F2.8 STM.

- Canon RF 24-105mm F4L IS.

- Canon EF 100-400mm F4.5-5.6L IS II (con adaptador).

- Canon EF 500 F4L IS II (con adaptador).

- Teleconvertidor Canon EF 1.4x-III.

---------------------------------------------------------------------------






ALGUNAS CARACTERÍSTICAS FÍSICAS


A pesar de su sencilla construcción
, este objetivo funciona razonablemente bien para fotografía de paisaje y arquitectura. Y también para foto con poca luz o nocturna, debido a su abertura F2.8. Eso significa que deja entrar el doble de luz que mi EF 16-35mm F4L IS o su substituto actual RF 14-35mm F4L IS.

Su focal es de 14 o de 16 mm en cámaras de sensor Full Frame (luego explicaré esta contradicción), y de focal equivalente a aproximadamente 26mm en las de formato APS-C. Además, su distancia mínima de enfoque es muy corta, de tan sólo 13 cm, lo que permite tomas cercanas de plantas o pequeños animales en las que, a la vez, aparezca su entorno.

Una pluma caída en el suelo,  fotografiada gracias a la corta distancia de enfoque del 16mm. Islas Falkland, enero 2025.
Canon EOS R5 a ISO400, RF16mm F2.8 STM, 1/80 a f/11
© Oriol Alamany

El cuerpo externo del objetivo es idéntico al del RF50mm F1.8 STM. Es material sintético, aunque con buen acabado, y bayoneta de metal. El peso son tan sólo 165 gramos, 220 si le añadimos un parasol y las tapas delantera y trasera.

El sencillo motor STM (Stepping Motor), no tiene las cualidades del motor USM (Ultrasonic Motor), que equipa las mejores ópticas Canon. Aunque en modo AF es razonablemente rápido, el STM emite un leve sonido y, en modo AF-C, a veces le he notado un leve titubeo.


Como todos los STM, para enfocar, el grupo óptico se mueve hacia adelante y atrás, haciendo que el barrilete sobresalga del cuerpo del objetivo. Eso lo hace más sensible a los golpes y menos estanco al polvo y la humedad. Es una herramienta que hay que tratar con cuidado.

La fórmula óptica incluye una lente asférica. Al contrario de lo que estábamos acostumbrados en los objetivos luminosos para cámaras réflex, la lente de gran diámetro es la posterior, no la frontal, que se nos antoja muy pequeña para un F2.8. Eso es frecuente en el diseño de algunos objetivos para cámaras mirrorless

 



El diafragma es de 7 palas lo que, al enfocar a puntos de luz como el sol, produce una bonita estrella de 14 puntas.

Elefantes marinos en una playa al amanecer. Islas Falkland, enero 2025.
Canon EOS R5 a ISO100, RF16mm F2.8 STM, 1/400 a f/22
© Oriol Alamany


Este objetivo no incorpora estabilizador óptico de imagen (IS). Eso habría aumentado su peso y tamaño, además de encarecer su precio. Sin embargo, si la cámara con la que que se usa tiene un sensor con estabilizador interno IBIS, dada su cortísima distancia focal eso parece más que suficiente.

En modo de enfoque manual, el aro de enfoque funciona suave. Sin embargo, el objetivo no tiene el habitual interruptor AF/M. Hay que pasar de un modo de enfoque a otro hurgando en el menú de la cámara, algo menos práctico. Sin embargo, en modo AF-One Shot es posible retomar el foco manual en cualquier momento, tocando el botón disparador a medio recorrido, si así se ha programado en los menús de la cámara.

El diámetro del filtro es de 43 mm, una medida pequeña, pero bastante inusual. Para uniformizar el diámetro con mis 24 y 50 mm, al 16 le he puesto un anillo conversor de rosca, para poder montarle los más comunes filtros de diámetro 52 mm. Usando un filtro polarizador Benro Slim, no aprecio ningún viñeteo.

Tal y como tiene por costumbre hacer Canon con los objetivos que no son de la serie L, su parasol EW-65C no viene incluido en la compra. Hay que adquirirlo aparte por unos 30 € adicionales. O bien buscar uno de marca alternativa barata, que pueden encontrarse por unos 3 a 12 euros. El uso del parasol es muy recomendable, ya que protege la parte frontal móvil de golpes, huellas digitales o reflejos. Y puede montarse invertido para proteger el objetivo al guardarlo en la mochila.


RENDIMIENTO ÓPTICO

Pero hablemos del fondo y no de la forma: este 16mm es hijo de la tecnología moderna: ópticamente hablando presenta una excelente nitidez, ya desde su máxima abertura
. En los bordes exteriores no lo es tanto debido a la aberración cromática, pero los resultados no son malos y no mejora mucho diafragmando. Desde luego, es mejor que mi antiguo EF 17-40 mm F4L, cuyos bordes no eran ninguna maravilla.

Sin embargo, su encuadre real corresponde más a un 14mm con una distorsión pavorosa y un notorio viñeteo. Pero ambos desaparecen (y el encuadre pasa a ser el correcto de un 16mm) cuando las correcciones digitales por software hacen su magia, ya sea en la cámara o en el ordenador. Desde un punto de vista tradicional, eso se nos antoja un poco tramposo. Todos preferiríamos una fórmula óptica sin aberraciones, distorsión ni viñeteo. Pero entonces el objetivo sería mucho más voluminoso y caro. Si lo que importa es la fotografía obtenida, los resultados son buenos. Y si queremos un ultra gran angular pequeño, luminoso y económico, el uso de correcciones digitales es la única alternativa.

A la izquierda, la imagen que proporcionaría directamente la óptica si eliminamos la corrección digital que, por defecto, aplica la cámara. A la derecha, la fotografía que proporciona la cámara.
Canon EOS R5 a ISO400, RF16mm F2.8 STM, 1/50 a f/2.8
© Oriol Alamany

El diseño está basado en la corrección por software por lo que, si fotografiamos en la cámara con formato Jpeg, o si utilizamos el programa de revelado de archivos Raw original de Canon (DPP), la corrección digital se aplica por sistema, sin posibilidad de anularla. Pero, si revelamos un archivo Raw en una aplicación como Adobe Lightroom o Photoshop Camera Raw, por ejemplo, entonces podemos decidir NO aplicar corrección alguna. ¡Y aquí es donde podemos escoger entre el encuadre de un 16mm rectilíneo, o bien de un 14mm sin corrección!



El archivo Raw de una misma fotografía, revelada con la aplicación Adobe Camera Raw con la corrección por software que se aplica por defecto a este objetivo (Arriba, lo que yo encuadraba por el visor de la R5), y sin la corrección (Abajo). Véase el encuadre bastante más amplio que lo que se veía por el visor, cercano a un 14 mm, al no aplicar la corrección. En ese caso, la perspectiva de las cabezas es más real sin la corrección. Islas Falkland, enero 2025.
Canon EOS R5 a ISO400, RF16mm F2.8 STM, 1/50 a f/8
© Oriol Alamany


El archivo Raw de una misma fotografía, revelada con la aplicación Adobe Camera Raw con la corrección por software que se aplica por defecto a este objetivo (Arriba, lo que yo encuadraba por el visor de la R5), y sin la corrección (Abajo). Véase el encuadre bastante más amplio que lo que se veía por el visor, cercano a un 14 mm, al no aplicar la corrección. Si el horizonte está muy abajo o arriba del encuadre, sin la corrección puede aparecer como una línea curva, al estilo de los objetivos Ojos de pez. Islas Falkland, febrero 2025.
Canon EOS R5 a ISO100, RF16mm F2.8 STM a 1/100 f11 con filtro polarizador Benro, trípode Benro Cyanbird.
© Oriol Alamany

Una consecuencia negativa de este tipo de correcciones aplicadas ya en cámara, es que el 16 mm no permite realizar dobles exposiciones en la misma cámara. Personalmente no es algo que utilice mucho, pero hay expertos en este tipo de fotografía multiexposición que deben tener esto presente. La única solución es realizar los distintos disparos por separado y luego unirlos en el post procesado en el ordenador.


La ligereza del 16mm lo hace ideal para arrastrarse por el suelo. Islas Falkland, febrero 2025.
Huawei P30 Pro.
© Oriol Alamany


SOBRE EL TERRENO

Como sucede cada vez que adquieres un objetivo nuevo, los primeros días lo utilizas mucho, por aquello de la novedad. En las Falkland, con su confiadísima fauna, usé con frecuencia la combinación de la ligera cámara EOS R5 con el pequeño 16mm. Encontré ese conjunto como ideal para arrastrarme por el suelo y obtener perspectivas inusuales de pingüinos, albatros, cormoranes o elefantes marinos.

También lo usé en en ocasiones con una camara remota, controlada a distancia desde la app Canon Camera Connect de mi teléfono móvil.


6h de la madrugada en una colonia de cormorán imperial. Islas Falkland, febrero 2025.
Canon EOS R5 a ISO 800, RF 16mm F2.8 STM, 1/125 f/16.
© Oriol Alamany

Como se aprecia en la fotografía anterior, incluso con el sol en un extremo, no han aparecido flares o reflejos, debido a la calidad del recubrimiento antirreflectante. También se aprecia la bonita estrella de 14 puntas que produce a diafragmas cerrados.

En este viaje, el 16 mm fue el complemento adecuado para mi 24-105mm estándar. Tan sólo en unas pocas situaciones eché en falta una focal intermedia entre 16 y 24 mm. Nada que no se solucionara acercándome o alejándome un poco del sujeto.

Un aspecto a cuidar al usar el objetivo es que no se encuentra protegido contra la intemperie. En mi caso lo usé en ventiscas con arena y algo de llovizna, pero no lo expondría a una lluvia intensa. Hay que mimarlo un poquito.

Personalmente, cuando no tenga limitaciones de peso y volumen, voy a seguir utilizando mi EF16-35mm F4L IS, que resulta más versátil y ópticamente y estructuralmente es superior. Pero cuando necesite algo más ligero o luminoso, ahora tengo la alternativa de este RF16mm.

Pep Prats usando su propio RF16mm,  fotografiado con mi 16mm y revelado en "Modo 14mm". Islas Falkland, febrero 2025.
Canon EOS R5 a ISO100, RF16mm F2.8 STM, 1/40 a f/18, flash de relleno
© Oriol Alamany


¿Y LA FOTOGRAFÍA NOCTURNA?

A priori, un 16mm F2.8 debería ser ideal para fotografía nocturna, auroras boreales o cielos estrellados. Pero t
ras ese primer viaje me quedo con la duda, ya que allí no tuve la oportunidad de probarlo con estrellas. Por pruebas que he visto en internet, este RF presenta algo de aberración de coma y astigmatismo en los bordes, factores importantes para la fotografía de estrellas. Pero me falta comprobar personalmente hasta qué punto. Espero poder probarlo en mi próximo viaje a la isla de Socotra. A mi regreso ya os contaré mi experiencia allí.

Aprovecho para comentaros un detalle a tener en cuenta para la fotografía nocturna con las cámaras Canon EOS de la serie R: si estas con un trípode esperando una aurora boreal, por ejemplo, y has enfocado cuidadosamente las estrellas, si cierras el interruptor de la cámara para ahorrar batería, el barrilete de las lentes se retrae de modo automático para poder guardarlo y, cuando vuelves a arrancar la cámara, has perdido el enfoque que tenías, incluso en modo de enfoque manual. Ese reinició del enfoque sucede en cualquier objetivo Canon RF, incluso los serie L de enfoque interno.

La solución es ir al menú de la cámara, en la pestaña "Funciones Personales", y poner OFF en el menú "Retraer objetivo al apagar". En los objetivos con enfoque interno tú no notarás ningún cambio externo, pero al apagar y encender la cámara se mantendrá el enfoque anterior. En los STM, como el 16 mm, con este cambio en el menú el enfoque también se mantendrá, pero el barrilete no se retraerá cuando apagues la cámara y quieras guardarla. Entonces deberás retraerlo manualmente girando el aro de enfoque.

Pingüinos saltarrocas. Islas Falkland, enero 2025.
Canon EOS R5 a ISO800, RF16mm F2.8 STM, 1/200 a f/10, flash de relleno
© Oriol Alamany


PROS:

- Buena calidad general de las fotografías.

- Buena luminosidad F2.8.

- Pequeño y ultra ligero, ideal para montañismo y viajes.

- Precio muy asequible.

- Puede funcionar como un 16mm sin distorsión, o un 14mm con distorsión.

- Se comporta como un excelente 26mm F2.8 en cámaras de formato APS-C.

- Excelente distancia mínima de enfoque de tan solo 13 cm.



CONTRAS:

- Notable distorsión, corregida digitalmente por software.

- Viñeteo a máxima abertura, corregido por software.

- Aberración cromática, corregida por software.

- No protegido contra la intemperie.

- La parte frontal del barrilete se extiende y repliega.

- Inusual diámetro para filtros de ø 43 mm.

- Parasol no incluido en la compra.

- Motor STM, menos eficiente que los USM y emite un leve sonido.

- Algo de aberración de coma y astigmatismo en las esquinas para fotografía de estrellas.

- Sin estabilizador de imagen óptico (IS), pero funciona con el estabilizador de la cámara (IBIS).

- Sin interruptor AF/M, solo por menú. 

- El anillo de enfoque comparte función como anillo de control.

- No pueden hacerse dobles exposiciones directamente en la cámara.


Polluelo de Albatros de ceja negra en su nido. Islas Falkland, enero 2025.
Canon EOS R5 a ISO100, RF16mm F2.8 STM, 1/100 a f/10, flash Canon 600EX-RT.
© Oriol Alamany

Como veréis, la lista de contras no es breve. Pero no son problemas insalvables, son pequeños inconvenientes que hay que asumir a cambio de disponer de una óptica luminosa y diminuta, que aporta fotografías de gran calidad, y que cuesta tan sólo unos 300 euros. 

Pero si nosotros sabemos estar a la altura como creadores, cuidarlo, y somos capaces de aceptar a este "patito feo", es probable que los resultados que con él obtengamos no se distingan mucho de los obtenidos mediante un elegante "cisne".

-----

ÚLTIMA HORA:



Mientras probaba mi recién comprado RF16mm F2.8 STM y escribía este artículo, Canon ha presentado por sorpresa un nuevo e interesante RF16-28mm F2.8 STM. Igual de luminoso, también es pequeño, ligero (aunque no tanto como el RF16mm, ya que es un zoom) y me parece muy adecuado como opción complementaria a los 24-70 o 24-105mm estándar.

Esta nueva óptica Canon de 445 gramos se suma al 16mm (165 gramos) y a sus RF10-20mm F4L IS (570 gr), RF15-35mm F2.8L IS (840 gr), RF14-35mm F4L IS (540 gr) y RF15-30mm F4.5-6.3 IS (390 gr). Todas ellas incluyen la focal de 16mm, ofreciendo diversas variaciones de zoom, luminosidad, características técnicas, peso y tamaño. 

Las alternativas que ofrece ahora Canon en este segmento de los ultra gran angulares son muchas, cubriendo todas las necesidades y exigencias.

. . .


Escribir estos artículos y realizar pruebas de material fotográfico, es un proceso laborioso, que me lleva horas de documentación y trabajo. Si este artículo te ha gustado, te ha entretenido, o te es de utilidad, puedes invitarme a un café.


21/2/25

ORIOL ALAMANY, ENTREVISTA EN CARRETE DIGITAL

A lo largo de cada semana, el canal de YouTube de Carrete Digital, publica completas e interesantes entrevistas a fotógrafos de diversas disciplinas. Su director, Fran Palmero, me entrevistó y han publicado los videos en cuatro días distintos, que aquí os pongo por si os apetece verlas. Hablamos de un montón de cosas: el equipo fotográfico, mis trabajos, la dificultad de vivir de la fotografía, anécdotas varias, recuerdos de épocas pasadas...

Gracias a Fran y su equipo de realización por hacerme sentir cómodo en esta entrevista.


Primera parte: Pionero de la fotografía de viajes y naturaleza.



Segunda parte: El equipo ideal.


Tercera parte: No regales tus fotos.


Cuarta parte: Fotografío demasiado rápido.



10/12/24

CÓMO ACTUALIZAR EL FIRMWARE DE TU CÁMARA





Si te has adentrado en este apasionante (y a veces un tanto apabullante) mundo de la fotografía, es probable que algún día hayas oído la pregunta –¿Ya tienes actualizada tu cámara al último firmware?

¿Qué caray es eso del firmware?, pensarás. Pues bien, las cámaras fotográficas digitales son pequeños ordenadores que realizan todas sus funciones gracias a un procesador interno. El firmware es el software que hace funcionar el hardware. Y tras esta última frase llena de anglicismos, ahora en cristiano: Es el conjunto de instrucciones o el programa interno que hace funcionar todos los mecanismos de tu cámara, para que puedas hacer estas fotos tan chulas que luego luces en Instagram. 

En las antiguas cámaras fotográficas de película la mayoría de funciones eran meramente mecánicas. El modelo salía a la venta y, cuando una década después desaparecía del mercado, seguía siendo idéntico a su primer día en el mercado.

Hoy en día, al incorporar las cámaras digitales un ordenador en su interior, es posible cambiar su "Sistema operativo" o software. De eso modo, con un cambio en la programación, los ingenieros pueden mejorarla, afinar su funcionamiento o, incluso, añadir funcionalidades nuevas, hasta llegar al fin de su vida comercial. Que, por cierto, ya no es una década como antes, sino que ahora suele ser de entre dos y cuatro años como mucho.


MEJORANDO LA CÁMARA

En las cámaras réflex digitales, las actualizaciones de firmware solían ser escasas. Aparecían una o dos a las pocas semanas o meses de su introducción, para solucionar fallos de diseño o errores de funcionamiento, y luego basta. Pero poco a poco y, sobre todo, con la aparición de las cámaras sin espejo, las actualizaciones fueron haciéndose más y más frecuentes. Y, además, empezaron a añadir nuevas funciones a modelos que no las tenían. Durante unos años simultaneé mis cámaras réflex Canon con una mirrorless Olympus. Y mientras que Olympus introducía firmwares con mejoras y nuevas funciones cada pocos meses, Canon sacaba unos pocos, en general sólo para corregir cosas como errores de ortografía en los menús, o alguna incompatibilidad con nuevos objetivos. Por suerte esto cambió con la introducción de las Canon EOS R mirrorless: ahora las actualizaciones son más frecuentes e introducen mejoras o nuevas funciones.

Eso es muy bueno para el usuario, que ve como su costosa inversión en una cámara mejora poco a poco. Y, por otra parte, permite a las marcas competir unas con las otras sin la necesidad de tener que sacar al mercado un modelo totalmente nuevo, diseñado desde cero. Una buena actualización de firmware y, además de darle una alegría a los usuarios, el modelo "modernizado" avanza unas posiciones en las preferencias de los posibles compradores.

Así que, cuando te enteres de la aparición de un nuevo firmware para tu cámara, no dudes en actualizarlo. Ningún firmware va a empeorarla y además, aparte de las cuatro cosas que el fabricante indique que hace esa nueva versión, es probable que aproveche para introducir de escondidas pequeños ajustes y/o correcciones de fallos no reconocidos públicamente, pero que estaban allí. 

En los foros de internet verás a personas que se vanaglorian de no actualizar nunca sus firmwares, como si eso fuera algo bueno, porque temen que introduzcan algún defecto en su cámara. Es verdad que, en alguna ocasión, un nuevo firmware ha introducido un fallo, que luego ha sido rápidamente subsanado en una versión posterior. Considero que no actualizar el firmware es un riesgo mayor, ya que siempre introducen correcciones de fallos anteriores, mejoran el funcionamiento de la cámara o, como he dicho antes, incluso añaden nuevas funcionalidades.


Buscando actualizaciones para el control remoto de mi dron.
© Oriol Alamany


COMO SE ACTUALIZA EL FIRMWARE

La manera más habitual de actualizar el firmware de una cámara es a través de su tarjeta de memoria. Algunas marcas requieren que se conecte la cámara a un ordenador con conexión a internet mediante un cable USB y, entonces, una aplicación específica permite conectarse con el servidor y cargar el firmware desde allí. Otras te permiten descargar el firmware en el ordenador desde la web de soporte de la marca, grabarlo en una tarjeta de memoria, y cargarlo en la cámara mediante la tarjeta. Ese es el método que tengo por costumbre utilizar yo, ya que me parece el más seguro. También es posible conectar la cámara de manera inalámbrica a la app de la marca (Canon, Nikon, Fujifilm, etc) en el teléfono móvil, y así pasar el firmware sin conexión física. Pero este método es el más arriesgado, ya que se han dado casos  de pérdida repentina de conexión, con el consiguiente fallo de instalación del firmware. ¡Y eso puede dejarte la cámara muerta!

Sea cual sea el sistema, es algo que hay que hacer con cuidado, siguiendo los pasos explicados en la web, Y si tienes algo de paciencia, mejor no lo hagas el mismo día en que aparece publicado: como he dicho antes, ha habido casos de firmwares que contenían algún defecto o introducían algún fallo en la cámara. Internet es muy activo y los días siguientes a la aparición de un firmware hay múltiples hilos en las redes sociales, con todas las opiniones sobre problemas o posibles fallos. Mejor esperar unos días y cerciorarse de que funcione correctamente. En casos muy puntuales los fabricantes se han visto obligados retirar un firmware recién publicado y substituirlo por uno corregido a los pocos días. Algunas veces, estando de viaje, he visto actualizaciones y entonces me niego a hacerlas. Imagínate que tu cámara se bloquea estando en el Himalaya, sin acceso a un servicio técnico. Ya lo harás tranquilamente cuando regreses a casa.

Un aspecto que también debes tener en cuenta es que la actualización podría devolver todas o parte de las personalizaciones que has hecho a tu cámara mediante sus numerosos menús, a su estado de fábrica. Eso no es la habitual: en Canon jamás me ha sucedido, pero hace un tiempo era algo normal en las Olympus. Tras la actualización te quedaba la tediosa tarea de volver a reprogramarlo todo de nuevo.





LOS OBJETIVOS TAMBIÉN TIENEN FIRMWARE

Dado que hoy en día la mayoría de objetivos incorporan un chip en su interior para gestionar el motor de enfoque, las laminillas del diafragma, etc, algunas marcas permiten también actualizar el firmware interno de los objetivos, aunque eso es mucho menos frecuente que con las cámaras.

Para ello, también hay que cargar el firmware en la tarjeta de memoria y actualizarla a través de la cámara. Algunas marcas de ópticas independientes, como Sigma, Tamron o Samyang, dado que no pueden hacerlo a través de la cámara, venden unas bases denominadas Docks, donde montar el objetivo y conectarlo al ordenador para la actualización. Pero eso tiene un coste adicional.



La App de Canon del teléfono móvil avisándome de que se ha publicado un firmware nuevo para mi cámara Canon EOS R5.
© Oriol Alamany



LA ACTUALIZACIÓN, PASO A PASO

Los pasos a seguir, en concreto con mis cámaras Canon, son:

1. Buscar el último firmware en cuestión mediante el ordenador en la web de soporte de la marca. Si ves que existen varias versiones posteriores a la que lleva de tu cámara, descarga sólo la última de ellas. La versión más reciente siempre incluye todas las anteriores. 

2. Descargar el archivo a tu ordenador, adecuado para tu sistema operativo (a veces la web te pide el número de serie de la cámara para hacerlo). También puedes conectar la cámara a una aplicación de la marca en el teléfono móvil, pero yo prefiero hacerlo directamente.

3. Descomprimir la imagen de disco .dmg que ahora tienes en el ordenador.

4. Copiar el archivo del firmware en una tarjeta de memoria recién formateada en la cámara, a través de un lector de tarjetas (En Canon es el que tiene la terminación .FIR). No debes ponerlo en el interior de ninguna de las carpetas que contiene (DCIM, etc), déjalo directamente en el primer nivel, el directorio raíz de la tarjeta.

5. Saca el objetivo y, con la cámara apagada y la batería totalmente cargada, introduce la tarjeta en su ranura. Algunas marcas recomiendan usar un modo determinado, como el modo P (Program), por ejemplo. Yo no suelo hacerlo y me funciona igual, pero no sé si hay alguna razón oculta tras esta recomendación.

6. Encender la cámara y navegar hasta el menú de firmware. Te preguntará si quieres actualizarlo.

7. Darle al botón actualizar Y NO TOCAR NADA hasta que la actualización termine, por más que parezca que el proceso se detiene unos minutos. Cruza los dedos y deja que la tecnología haga su magia.




8. Una vez terminada la actualización, salir del menú y apagar la cámara. Volver a encenderla y comprobar que el menú Firmware muestre la nueva versión. En el muy raro supuesto de que el firmware no se instale correctamente, intenta de nuevo el proceso desde el inicio. 

9. Formatear la tarjeta de nuevo para eliminar el archivo del firmware.

10. ¡Y listo! Cámara como nueva y, según la versión, con alguna nueva funcionalidad o mejora. A veces el fabricante publica inmediatamente un nuevo manual de la cámara que contiene las novedades, o sea que vale la pena buscarlo en su web.


. . .

Escribir estos artículos y realizar pruebas de material fotográfico, es un proceso laborioso, que me lleva horas de documentación y trabajo. Si este artículo te ha gustado, te ha entretenido, o te ha sido de utilidad, puedes invitarme a un café.


27/11/24

¿BATERÍAS CLÓNICAS O ORIGINALES?: LA SMALLRIG USB-C



Atrás quedaron aquellas cámaras mecánicas que funcionaban toda su vida sin recurrir al uso de pilas ni baterías. Atrás quedaron también las primeras cámaras electrónicas de los años 70 y 80 del siglo XX, que funcionaban con pilas de un sólo uso (alcalinas, de óxido de plata, de litio...), pero que cambiábamos tan sólo una vez al año. 

A mitad de los años ochenta todo aquello se acabó: la llegada de los sistemas de enfoque automático obligó a los fabricantes a implantar el uso de potentes baterías recargables, ya que esos mecanismos requerían de mucha energía y agotaban cualquier pila en pocos días. Y en el cambio de siglo, con la aparición de las aún más hambrientas cámaras digitales, el consumo eléctrico se disparó, exigiéndonos a los fotógrafos usar una o dos baterías diarias. 

Hoy en día, cuando compramos cualquier cámara, esta ya viene con su batería recargable, cada una con su propio y específico modelo. A esas baterías originales se les denomina genéricamente OEM (Original Equipment Manufacturer) y están fabricadas según los estrictos requerimientos del diseñador de la cámara y se comercializan bajo su marca.


BATERÍAS ORIGINALES vs BATERÍAS CLÓNICAS

Personalmente siempre prefiero utilizar baterías originales, ya que me han dado buenos resultados durante años de uso. Algo que, como profesional especializado en trabajos en condiciones severas y zonas remotas, me proporciona confianza. Por suerte, mi actual cámara Canon EOS R5 es compatible con las baterías de mi anterior 5D MkIV e incluso las de mi más antigua 5D MkIII. Ello me permite aprovechar las mismas baterías durante años y años. Es de agradecer que Canon haya mantenido esta compatibilidad entre las distintas versiones de este modelo desde hace 16 años. 

Si no quieres leerte mis divagaciones, mi rápida conclusión es que, si el dinero no resulta un problema, siempre es mejor comprar una batería original. Porque su única pega es que cuesta un precio elevado, pero siempre te va a proporcionar el mejor rendimiento

El problema es el dinero: por ejemplo, el modelo Canon LP-E6P de la R5 y otras cámaras de Canon cuesta nada menos que 119 €. Resulta frustrante comprobar que el modelo equivalente original de Nikon cuesta tan sólo 69 €, el de Fujifilm 79 €, el de OM Systems 89 €, y en Sony 90 €. ¿Porqué la Canon en concreto es la única que cuesta tanto? Nada menos que un 73% más cara que la Nikon, de similar tamaño y capacidad. Si necesitara comprar cuatro o cinco baterías para llevar a cabo algún proyecto exigente (como el que acabo de realizar este otoño en una zona geográfica remota, sin acceso a electricidad), la inversión es tremenda. ¡Un buen Powerbank de muchísima más capacidad, que permite recargar una batería 5 o 6 veces, cuesta tan sólo entre 50 y 75 euros!



Un Powerbank de 20.000 o 25.000 mAh de Ugreen o Anker tiene mucha más capacidad que la batería de 2.130 mAh de una cámara, a un precio menor.


Debido a esos precios, existen terceras marcas que fabrican baterías compatibles para cada cámara. Se les llama baterías clónicas, porque imitan la forma y características de las originales. Y sus precios suelen ser entre una cuarta parte y la mitad. Además, muchas veces publicitan una capacidad (característica que se expresa en mAh) incluso superior a las originales.

Pero cuidado, no os dejéis deslumbrar: en la práctica, su rendimiento jamás alcanza el de las OEM, su mayor capacidad es siempre mentira, su probabilidad de fallos podría ser superior y, a veces, ni tan siquiera son el 100% compatibles. Hoy en día las baterías originales integran en su interior un chip que proporciona información a la cámara (porcentaje  de carga, temperatura, estado de las células, protección contra sobretensiones...). Alguna clónicas llevan chips más simples. Por ejemplo, raramente suelen dar información sobre su temperatura, pudiendo causar que la cámara se sobrecaliente. O, a veces, la cámara ni tan siquiera las reconoce y salta un aviso de incompatibilidad.

Para escribir este artículo he consultado a varios compañeros fotógrafos y, algunas de las marcas clónicas más conocidas y con mejores valoraciones han sido Patona, Baxxtar, Powerextra y DSK. Pero incluso con estas, leyendo en internet las malas opiniones de algunos usuarios, siempre las he mirado de soslayo. En una ocasión, el representante en España de una marca me proporcionó cuatro baterías que aparentaban buena calidad, como apoyo a mi proyecto sobre el leopardo de las nieves. Pero la experiencia con ellas en el Himalaya fue tan decepcionante, que dejé de usarlas: me proporcionaban muy pocos disparos, una de ellas dejó de cargar por completo, y otra se descargaba sola sin tan siquiera utilizarla. 

En otras ocasiones, amigos que vendieron sus cámaras, me regalaron baterías clónicas (Powerextra y Hahnel) por si yo podía darles uso. Y ambas duraron unos pocos meses hasta morir por completo. Cualquier batería, incluidas las OEM, van perdiendo con el tiempo parte de su capacidad, pero al menos las originales duran años y años. De hecho, creo que jamás he tenido ninguna Canon que dejará de cargar por completo.


Otro aspecto que me ha llamado la atención es que, cuando el chip de una batería Canon indica que está agotada, lo está de verdad. Aunque la deje descansar un rato o la caliente en mi bolsillo (algo que hace años me funcionaba), ya no logro volver a arrancar la cámara. En cambio, con algunas baterías clónicas, cuando dejan de funcionar, al cabo de un rato es posible exprimirles unos pocos disparos más. No creo que sea tanto que tengan una mejor capacidad de recuperación, si no que sus chips no contabilizan de manera correcta su capacidad restante.



Durante un mes recorrimos a pie la región de Dolpo, en el Himalaya, sin acceso a electricidad, con bajas temperaturas, y a altitudes casi siempre por encima de los 4.000 metros.
Foto © Eulàlia Vicens

UN PROYECTO EXIGENTE

La pasada primavera mi compañera Eulàlia y yo empezamos a preparar un proyecto fotográfico que nos exigiría pasar un mes andando por una zona remota de la cordillera del Himalaya. La mayoría de días dormiríamos en tienda de campaña, sin acceso alguno a electricidad, por encima de los 4.000 metros de altitud, con varios pasos de montaña de más de 5.000. El equipaje a llevar estaría limitado por lo que pudiéramos cargar nosotros y las mulas que nos acompañarían en nuestro periplo. No era cuestión de llevar un generador eléctrico ni grandes y pesados Powerbanks.

Así que repasé cuantas baterías disponía y qué sistemas podía utilizar para recargarlas. Dispongo de dos baterías Canon del modelo actual LP-E6NH, y tres muy usadas del modelo anterior LP-E6N. Para recargarlas utilizaría una combinación de panel solar y Powerbank, como ya hize en trekkings anteriores por los Annapurna y el Reino de Mustang (Ver artículo). Pero estaba claro que necesitaría alguna batería nueva más. 

El elevado precio de las originales me hizo investigar de nuevo en el mundo de las clónicas. Pero, a la que leía opiniones sobre ellas en internet, me asustaba por las numerosas malas experiencias.  Y algunos amigos habían tenido problemas con Jupio, Patona, Powerextra y SmallRig. 

Continuando con mis indagaciones, vi algo que llamó mi atención: Unos pocos fabricantes (Neewer, K&F, Patona, Enegon y SmallRig) ofrecían baterías LP-E6NH (y modelos similares de otras marcas) con la particularidad de que no necesitan utilizar el cargador original. Su diseño incorpora un puerto USB-C en la misma batería, lo que permite recargarla con un simple cable conectado a un powerbank, panel solar o cualquier cargador de teléfono móvil.

Algunas críticas de las Neewer, K&F y Enegon con USB-C no eran nada satisfactorias, así que me centré en la SmallRig LP-E6NH USB-C, un reconocido fabricante de accesorios, cuyos comentarios no eran tan malos.

Aprovechando una de esas "Ofertas Flash" que hace Amazon para tentarnos a los consumidores, a mediados de mayo decidí comprar una. Su precio habitual son unos 40 €, muy por debajo de los 119 € de la Canon), pero pagué poco más de 30. La verdad es que el producto viene bien presentado, en una cajita de cartón reciclado donde esta la batería (que es de color azul, lo que la hace rápidamente identificable) y un cable USB-A a USB-C para recargarla (incluso con un pequeño Velcro para recogerlo).


PROBANDO LA BATERÍA SMALLRIG

Enseguida la puse dentro de mi Canon R5 y comprobé la carga con la que venía de fábrica: un 73% con un rendimiento de recarga de III. Con media docena de disparos bajó de inmediato a 65%, lo cual me asustó un poco, pero era una batería nueva que aún no estaba bien activada. Un aspecto importante a tener en cuenta es que cualquier batería recién comprada no alcanza su rendimiento óptimo hasta que se recarga por completo varias veces. De hecho, el manual que acompaña a la SmallRig recomienda recargarla al 100% las tres primeras veces. 

A mi entender, este es uno de los errores principales de los Youtubers y otros "expertos" que realizan pruebas de baterías. He visionado varios videos y a la mayoría de ellos les llega la batería, explican sus características, la recargan una vez, la ponen en la cámara y de inmediato se quejan de su poca capacidad en comparación con la batería original, que llevan usando hace ya meses. Y enseguida hacen la devolución a la tienda online donde la han conseguido. 

Seguro que con unos cuantos usos y recargas, esas baterías les proporcionarían un rendimiento mejor. Quizás no igual que la original, pero sí algo mejor.

Pero volvamos a mi recién comprada Smallrig: me llamó la atención que su manual diga que "...la batería se carga mejor usando un cargador SmallRig o el original Canon". Es decir, que lo de la carga rápida por USB-C directo es una funcionalidad más para emergencias o uso esporádico, que para su uso habitual. Supongo que la recarga normal debe ser menos perjudicial para la vida de la batería.

Siguiendo este último consejo, para estrenarla me abstuve de utilizar el USB y la puse en el cargador Canon original de la R5. El parpadeo en destellos dobles, me confirmó que la carga de fábrica era de entre el 50 y 75%. A las 2h18 minutos, alcanzó la carga completa, lo cual me pareció bastante tiempo, dado que ya estaba a 2/3 de su carga. Cierto es que muchas baterías enlentecen su carga cuando su capacidad supera el 80%.

Al cabo de una semana en la cámara, sin realizar fotografía alguna, la SmallRig seguía manteniendo su carga al 100%. Genial, ya que algunas baterías se autodescargan solas con cierta rapidez.

El siguiente paso fue empezar a utilizarla. Uno de los requerimientos de la Canon R5 es que, para que dispare a la ráfaga más rápida disponible en obturador mecánico (12 fps), la batería debe tener una carga de, al menos, el 60 % de su capacidad. Algunas baterías de terceros no son capaces de proporcionar esa velocidad ni tan siquiera al 100% de su carga. Eso se sabe porque, en la pantalla LCD de la cámara, no se activa el icono de ráfaga H+ en color verde. Con la SmallRig funciona sin problema.

En su primer uso, conseguí nada menos que 1.640 disparos (No en uso real sobre el terreno, si no disparando algunas ráfagas intermitentes en casa hasta agotarla). Nada mal para una batería nueva, aún por activar. La segunda vez probé de cargarla mediante el cargador USB-C de mi teléfono móvil Huawei, que tiene una potencia de 2 Amperios y 10 Watios. ¡En tan sólo una hora, estaba cargada al 92%! El 8% restante le costó un poco más, pero a la 1h45' el Led en la batería se puso de color verde, indicando la carga completa. 


SOBRE EL TERRENO

La prueba definitiva fue utilizar la SmallRig en un viaje por el Ártico, en las islas Svalbard, donde las condiciones de frío y humedad son exigentes. Algunos días allí, fui apuntando la cantidad de fotografías que me proporcionaban las baterías Canon y la SmallRig y los resultados fueron los siguientes:

Canon LP-E6NH: 540, 330, 718, 270, 610, 725 (Media 532).

SmallRig LP-E6NH USB-C: 420, 735, 180, 271, 482, 820 (Media 485).

Un 9% menos de fotografías, por un 65% menos de precio no está nada mal. Como puede apreciarse, hay mucha variabilidad en el número total de tomas, ya que eso depende del frío y de la rapidez con que se hagan. Por ejemplo, fotografiando animales en acción a ráfagas se pueden hacer muchas más, que fotografiando paisajes con más calma, mirando por el visor, estudiando la composición, mirando las fotos hechas en el monitor LCD, etc. 

Tras el ártico vino la temida expedición de un mes en el Himalaya. Durante 25 días prácticamente no tuve acceso a electricidad, tan sólo cuatro noches. La SmallRig se comportó bastante bien y, la pude cargar directamente desde un powerbank, usando tan sólo un simple cable USB-C. Las pocas noches en que tuve la oportunidad de enchufar el cargador de Canon a la corriente eléctrica de una casa, al mismo tiempo podía estar recargando la SmallRig por USB mediante el cargador del teléfono.


Pedro Martín y yo recargando baterías en el Himalaya, uno de los pocos días que dispusimos de electricidad.  En el círculo, la batería SmallRig cargando por USB mediante el cargador de mi teléfono.
Foto © Oriol Alamany

Una diferencia que aprecié entre las Canon y la SmallRig es la exactitud de la información en cámara del porcentaje de energía restante. Con las Canon, cuando se agotan y la cámara se apaga, ya no hay manera de extraerles ni un sólo disparo más. Con la SmallRig, la indicación del porcentaje va variando algo. Y cuando ya parece que la batería se va a terminar, marcando un 1 o 2%, si la dejas descansar un rato, a veces el porcentaje vuelve a subir al 10 o al 20%. Incluso cuando se agota y la cámara se apaga, alguna vez volví a ponerla al cabo de un rato de descanso y la batería me dejó hacer unas pocas tomas más.

En general, excepto algún día esporádico en que el número de disparos fue sorprendentemente bajo (quizás por el frío), la SmallRig LP-E6NH UB-C me pareció rendir casi como las Canon originales, a un tercio de precio (40 contra 119 €). Y el sistema de carga por USB-C es realmente práctico y puede sacarte de un apuro, siempre que tengas un cargador de teléfono móvil a mano, o un cable USB-C en el coche. Ahora falta la prueba a largo plazo: a ver si de aquí dos o tres años sigue funcionando, o bien muere como otras clónicas.


Recargando la batería mediante un cable USB en mi automóvil.
Foto © Oriol Alamany


UN FUTURO INCIERTO

De todos modos habrá que estar muy atento a las futuras políticas de los fabricantes de cámaras respecto a las baterías clónicas. Durante años han intentado bloquear su uso mediante la adición de un chip de autenticidad, que las marcas alternativas han terminado por copiar para superar esa barrera. 

Con la llegada de la nueva cámara Canon EOS R5 Mark II, cuyas elevadas prestaciones exigen un nuevo modelo de batería de mayor voltaje (la LP-E6P), parece que Canon ha logrado impedir por completo el uso de baterías de otras marcas. Si eso acabara siendo cierto, entonces sí que no quedará más remedio que adquirir baterías originales. Que, como ya he dicho a lo largo de este artículo, no tienen nada de malo –que conste–, excepto su coste.


Y tú, ¿cual es tu opinión al respecto? Deja tus comentarios y lo debatimos.


• • •

ATENCIÓN: Este artículo no es publicidad de la marca SmallRig ni de Canon. Esta batería la compré y pagué a su precio de mercado a través de Amazon.es para probarla, de cara a probarla para su uso en mi proyecto en el Himalaya.


• • •

Escribir estos artículos y realizar pruebas de material fotográfico, es un proceso laborioso, que me lleva horas de documentación y trabajo. Si este artículo te ha gustado, te ha entretenido, o te ha sido de utilidad, puedes invitarme a un café.