23/2/16

A paso lento por el altiplano de Chile


Este relato fue publicado en la sección "Peripecias" de la revista de viajes Altaïr en el año 2005. Hoy lo publico aquí acompañado de algunas fotografías de aquel memorable viaje por el altiplano chileno que Eulàlia y yo hicimos en noviembre de 2004, en la autocaravana más lenta que hemos alquilado en nuestros muchos viajes por el mundo. Fue, asimismo, el primer gran viaje que hice con una cámara digital, tras haber estado fotografiando con película fotográfica hasta junio de aquel mismo año.
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Salar en el altiplano en el desierto de Atacama, Chile, 2004
Canon EOS-1D MkII a ISO 100, 17-40 mm f:4L
© Oriol Alamany



Iglesia de Parinacota, Parque Nacional Lauca, Chile, 2004
Canon EOS-1D MkII a ISO 100, 17-40 mm f:4L
© Oriol Alamany



A PASO LENTO

No fue hasta llegar a la primera cuesta de la carretera Panamericana que mi compañera y yo fuimos conscientes de lo que nos esperaba durante el viaje que acabábamos de empezar por el Norte de Chile. Al primer repechón la velocidad de crucero de nuestro vehículo descendió de manera alarmante a unos fastidiosos 30 km/h de máxima. Fastidiosos porque son nada menos que 2.200 los kilómetros de carretera que separan Santiago —la capital del país— de Arica, localidad de inicio de nuestro periplo por el altiplano andino. ¡A aquel ritmo se nos terminarían las vacaciones antes de haber llegado donde propiamente empezaba nuestro viaje! La infinita recta de asfalto transcurría a través de un paisaje desolado, descarnado por los años de insaciable explotación de las compañías salitreras; los pesados camiones chilenos nos avanzaban cual si viajáramos en una antigua carreta de caballos.

La flamante autocaravana 4x4 que alquilamos desde España "especialmente diseñada para travesías en zonas remotas" como afirmaba la web de una empresa de alquiler chilena, se había materializado ­—ya con un día de retraso sobre fecha de entrega acordada, ¡mal augurio!— en una sencilla furgoneta coreana con un rudimentario habitáculo de fabricación casera montado a su grupa.

Cuando pasada Arica la carretera internacional a Bolivia empezó su empinado ascenso hacia los 4.500 metros de altitud del Parque Nacional Lauca, el velocímetro decidió que corríamos demasiado y descendió hasta los 15 km/h de máxima. El débil motor no podía con la pesada carga puesta a sus espaldas. Recorríamos los kilómetros en primera marcha, a base de consumir horas y litros de gasoil. 


Al alcanzar la localidad de Putre nuestras reservas de gasoil previstas para realizar una travesía de varios días por el altiplano andino habían mermado de manera alarmante.



Eulàlia, Oriol y "ella" en los Andes a 4.800 metros de altitud, Chile, 2004
Canon EOS-1D MkII a ISO 100, 17-40 mm f:4L
© Oriol Alamany


Oriol fotografiando flamencos en el Monumento Natural Salar de Surire, Chile, 2004
Canon PowerShot S60 a ISO 80
© Eulàlia Vicens



PROBLEMAS VARIADOS

Pero las sorpresas no habían hecho más que empezar: La primera noche en el altiplano fue la última para el “sofisticado” sistema de agua caliente de nuestra autocaravana. La temperatura descendió varios grados bajo cero y el calentador a gas (un sencillo modelo para vivienda, denominado califón por los chilenos) reventó por varios sitios. Durante el día, al fundirse el hielo que durante la noche se formaba en su interior, el goteo era incesante, cual si se tratara de una fuente decorativa de estas que tanto parecen gustar a los médicos naturistas. Tras diversos intentos fallidos de reparación, unas toallas y una palangana le hicieron compañía el resto del viaje.



Volcanes Parinacota (6342 m) y Pomerate (6282 m), Parque Nacional Lauca, Chile
Canon EOS-1D MkII a ISO 100, 17-40 mm f:4L
© Oriol Alamany


Para amenizar algo más nuestro trayecto, la batería auxiliar de la autocaravana no recargaba correctamente. Así que a los pocos días nos quedamos sin luces para cenar o leer por la noche. Eso lo solucionamos a base de linternas, pero debido a los fallos de la corriente la alarma montada en el interior del habitáculo insistió en dispararse a cualquier hora del día o de la noche, entrara un caco o no en nuestra furgoneta. Con la esperanza de poder dormir por las noches revisé a fondo todas las conexiones, pero no hubo otra manera de hacerla enmudecer que no fuera arrancándola de cuajo de la pared donde estaba fijada.

Al empezar nuestro descenso en dirección el Sur a través de las maravillosas montañas andinas percibí con perplejidad que la brújula instalada en el salpicadero, que solía indicar el Norte mientras nos dirigíamos hacia el Norte, seguía empeñada en indicar la misma dirección ahora que nos dirigíamos hacia el Sur. ¿Acababa de descubrir un problema de magnetismo del planeta Tierra?

La chapuzera mesa del “comedor” se desmoronó tras los primeros kilómetros de pista recorridos, el claxon dejó de funcionar en el momento que le apeteció, y el tubo de escape se partió en dos en un paraje desolado en medio de la nada. Tras varios intentos fallidos de repararlo, metido bajo la furgoneta en medio de una tempestad de arena, logré que aguantara en su lugar gracias a que tomé prestado del gobierno chileno el herrumbroso alambre que sostenía una solitaria señal de tráfico.

Puedo afirmar con orgullo que aquellas semanas batimos records de velocidad: en la carretera de San Pedro de Atacama a Argentina recorrimos la friolera de 30 kilómetros tras dos horas de trayecto. En primera, con el acelerador a fondo, y el ruido del motor asustando a llamas y campesinos. ¿Y que contaros del recorrido por pista hasta los géiseres del Tatio, que los tour-operadores suelen realizar en un par de horas? ¡A nosotros nos llevó un día entero!



Tagua gigante (Fulica gigantea) en su nido, Parque Nacional Lauca, Chile
Canon EOS-1D MkII a ISO 100, 17-40 mm f/4L
© Oriol Alamany


Una Vicuña (Vicugna vicugna) vigila los alrededores desde lo alto de una roca mientras la manada está pastando, Monumento Natural Salar de Surire, Chile
Canon EOS-1D MkII a ISO 100, 500 mm f/4.5L
© Oriol Alamany


Crepúsculo en el Salar de Surire, Monumento Natural Salar de Surire, Chile
Canon EOS-1D MkII a ISO 100, 17-40 mm f/4L
© Oriol Alamany


Flamenco grande (Phoenicoparrus andinus) en unas fuentes termales, Monumento Natural Salar de Surire, Chile
Canon EOS-1D MkII a ISO 200, 500 mm f/4.5L
© Oriol Alamany



Cuando al llegar a una zona civilizada logramos contactar con el teléfono de asistencia de la empresa de alquiler para presentar una queja formal, la telefonista respondió sorprendida que aquello era un comercio de venta de pinturas. Desconocía la empresa que nos había alquilado la autocaravana, pero al decirle el nombre de la persona que nos había entregado el vehículo resultó ser su jefe. La posibilidad de obtener un vehículo de repuesto para proseguir el viaje se desvaneció cuando el hombre reconoció que todos los vehículos que aparecían en la web “aún no habían sido fabricados”. Nos habíamos topado con alguien que había fabricado una autocaravana casera y la publicitaba en Internet cual si fuera la gran empresa de alquiler de vehículos. Al final del viaje, visiblemente avergonzado, nos devolvió buena parte del alquiler cobrado. ¡Ay, los peligros escondidos de Internet!

Dicen que los viajes se disfrutan más a paso lento. Sin duda alguna, nuestro viaje por el Norte de Chile fue el más lento de cuantos hemos realizado.



Vizcacha (Lagidium viscacia), Parque Nacional Lauca, Chile
Canon EOS-1D MkII a ISO 100, 500 mm f/4.5L
© Oriol Alamany


Volcanes Parinacota (6342 m) y Pomerate (6282 m), Parque Nacional Lauca, Chile
Canon EOS-1D MkII a ISO 100, 17-40 mm f/4L
© Oriol Alamany

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Si deseas ver más fotografías de este viaje, visita la galería "Andean Altiplano" en nuestra web.

5 comentarios:

  1. M,has fet riure de valent, millor riure que plorar. Una maravella de imatges i de lloc. Una abraçada

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  2. Es como estar en otro mundo a todos los niveles ,incluso el del mar,ja,ja..Un saludo.

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  3. Magnífica entrada Enhorabuena desde las islas Canarias.

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