30/7/13

• Svalbard 2013: regreso a la banquisa


Osa polar (Ursus maritimus) en la banquisa del océano Glacial Ártico
Canon Powershot G10 a ISO 125
© Oriol Alamany

Creo que hay pocos paisajes tan cautivadores como la banquisa ártica. Es un lugar desolado, de rigurosa climatología, prácticamente sin vida, relieve ni color. Pero que atrae con un magnetismo que resulta inimaginable para quien no lo ha visto. El silencio sería casi absoluto si no fuera por el crujir del hielo bajo la proa del barco en el que navegamos a través de ella en dirección hacia el Polo Norte. 

Estas dos últimas semanas hemos estado allí de nuevo en compañía de catorce amantes de la fotografía, circumnavegando el archipiélago de las Svalbard o Spitzbergen. Observando y fotografiando los paisajes, la flora y la fauna del Gran Norte. Es el segundo año que llevamos a un grupo a conocer estas tierras y mares árticos. Y os puedo asegurar que nadie vuelve decepcionado de ellas. Al llegar allí Eulàlia se pasa las horas ensimismada mirando desde la gélida proa (o desde el más acogedor puente de mando) con unos prismáticos colgados al cuello en busca de osos, focas o ballenas mientras el resto hacemos fotografías o descansamos en la cálida cafetería.



Eulàlia oteando la banquisa en busca de osos polares, Svalbard
Canon EOS 5D Mk III a ISO 400, 17-40 mm f:4
© Oriol Alamany

En los viajes fotográficos que hemos realizado a Svalbard todos los participantes han coincidido en que la banquisa es el lugar que más les había impactado. Ni las grandes montañas, ni los azules glaciares, ni la tundra en flor, ni los fiordos más bellos. He visto a personas llorar al dejarla atrás para dirigirse de regreso al civilizado sur.


Gaviota tridáctila (Rissa tridactyla) en la banquisa, Svalbard
Canon EOS 5D Mk III a ISO 200, Samyang 14 mm f:2.8
© Oriol Alamany


Osos polares machos jugando, Svalbard
Canon EOS-1D MkIV a ISO 400, 500 mm f:4L IS + 1.4x-III
© Oriol Alamany


Oso polar comiendo una foca y gaviotas marfileñas (Pagophila eburnea), Svalbard
Canon EOS-1D MkIV a ISO 400, 500 mm f:4L IS + 1.4x-III
© Oriol Alamany


En este viaje llegamos hasta unos 900 km del Polo Norte y las observaciones de oso polar se sucedieron repetidas veces. Veinticuatro en total, con osos bien fotografiables en siete u ocho ocasiones. Incluso en tres de ellas devorando focas. Y el punto álgido: dos machos amigos jugueteando sin cesar en la banquisa: una escena de ensueño que nos dejó a todos con una sonrisa incontrolable en la boca. Algo que según los zoólogos que nos acompañaban en el barco se ve en muy contadas ocasiones. Eso además de las morsas, focas, ballenas azules, rorcuales y diversas especies de aves y plantas propias del Ártico.


Ola en el paso de Freemansundet, Svalbard
Canon EOS 5D Mk III a ISO 400, 70-200 mm f:2.8L IS II
© Oriol Alamany

Zodiac acercándose a una cascada bajo un glaciar, Svalbard
Canon EOS 5D Mk III a ISO 400, 70-200 mm f:2.8L IS II
© Oriol Alamany


Gaviotas hiperboreas y tridáctilas en el acantilado de Alkhornet, Svalbard
Canon EOS 5D MkIII a ISO 200, 500 mm f:4L IS, trípode
© Oriol Alamany


Incidencias fotográficas
Un grupo de fotógrafos aventurándose por estas latitudes es un buen test de resistencia para cámaras y objetivos. Y en este caso para mi nueva mochila Lowepro Pro Runner 450 AW de Disefoto, que desde ahora es la que tiene cuidado de mi costoso equipo fotográfico. 

Dejando aparte la tendencia de las baterías a vaciarse más rápidamente de lo habitual en situaciones de frío extremo, ninguna de las cámaras de los catorce participantes (ni las mías) desfalleció con el frío, la humedad o la gélida llovizna. Y eso que en ciertos momentos todos estábamos bien helados fotografiando osos desde la cubierta del barco, o sentados en la tundra a la espera de una familia de zorros árticos.


Sin embargo este año los equipos fotográficos de los participantes han sufrido otros percances: una Canon 350D y una Nikon D700 acabaron con algunos pins de sus conectores internos para tarjetas Compact Flash doblados. En ambos casos parece que por las prisas de sus usuarios para cambiar las tarjetas de memoria. Mediante un trabajo de alta cirugía realizado con pinzas y un pequeño destornillador logré salvar una de las cámaras, pero el pin de la otra se rompió al enderezarlo y ya no tuvo remedio. Había leído sobre este tipo de avería, pero jamás me había encontrado con ella ni en mi trabajo ni en mis cursos y viajes fotográficos.


Otra cámara, una Canon G1X, se sumergió en el mar al resbalar y caerse al agua su propietaria durante el embarque en una Zodiac: sacamos la tarjeta y la batería de inmediato. Una vez en el barco se limpió con una bayeta empapada en agua dulce, y se puso a secar dentro de una bolsa con arroz, que actúa de agente absorbente de la humedad. Por fortuna al día siguiente funcionaba sin problemas. Ahora falta ver si a largo plazo aparece corrosión y eso afecta su funcionamiento. (P.D Mayo 2014: la cámara sigue funcionando perfectamente sin problemas casi un año después).


Otro tema que vale la pena comentar es el de un participante que compró para el viaje un teleobjetivo zoom Nikon AF-S 200-400 mm f:4G VR de segunda mano que resultó dar una calidad óptica lamentable debido a algún desarreglo interno. Una experiencia a tener en cuenta: no hay que irse de viaje con un objetivo sin haberlo testeado antes en profundidad. Y más si es comprado de ocasión. Dedicamos un buen rato a calibrar el microajuste AF de este objetivo y también de un Sigma 120-400 mm f:4.5-5.6 cuya calidad tampoco era una maravilla en un intento de paliar su falta de definición. Ambos resultaron estar bien calibrados, por lo que pudimos constatar que sus problemas de resolución eran eminentemente ópticos.



Nuestro barco en el espectacular fiordo de Hornsund visto desde la Zodiac, Svalbard
Canon EOS 5D Mk III a ISO 200, 70-200 mm f:2.8L IS II
© Oriol Alamany


Morsa (Odobenus rosmarus) jugando en el mar, Svalbard
Canon EOS 5D MkIII a ISO 400, 500 mm f:4L IS, trípode
© Oriol Alamany


Gaviotas tridáctilas (Rissa tridactyla) en un iceberg, Svalbard
Canon EOS 5D Mk III a ISO 200, 70-200 mm f:2.8L IS II
© Oriol Alamany


Creo poder afirmar que los catorce integrantes del grupo Svalbard 2013 volvieron satisfechos de la experiencia vivida. Un privilegio poder recorrer y fotografiar estas lejanas latitudes. Vimos muchas cosas, aprendimos muchas cosas, fotografiamos muchas cosas... pero también nos reímos un montón y nos lo pasamos estupendamente. 

A Eulàlia y a mí nos emocionaba verles con una sonrisa de oreja a oreja, con esta cara de ilusión y fascinación de quien por primera vez ve un oso polar en la banquisa, un grupo de morsas jugando en la playa, centenares de miles de aves marinas gritando en un vertiginoso acantilado marino... Eso nos motiva a seguir acompañando a personas a nuestros lugares favoritos y enseñarles algunas de las maravillas que hemos tenido la fortuna de conocer en nuestros viajes por este planeta.

La última noche uno de los participantes me decía:
– El viaje ha sido mucho mejor de la que esperaba. Y lo que más me ha gustado es que en ningún momento he tenido la sensación de estar en un viaje organizado, si no con un grupo de amigos–.

Ferrán, Marina, Victor, Carmen, Manolo, Maribel, Leonardo, Cornelia, Carlos, María José, Germán, Leticia, Daniel y Marta: gracias por confiar en nosotros para ser vuestros anfitriones en ese rincón de mundo.


Y a Meritxell, por encargarse del trabajo administrativo desde Vilassar Tours.



Participante del grupo fotografiando Mérgulos marinos (Alle alle) con un glaciar de fondo, Svalbard
Canon Powershot G10 a ISO 80
© Oriol Alamany

Visitando en Zodiacs una populosa colonia de Araos de Brunnich (Uria lomvia), Svalbard
Canon EOS 5D Mk III a ISO 200, 70-200 mm f:2.8L IS II + 2X-II
© Oriol Alamany


Saxifraga cespitosa floreciendo en la tundra, Svalbard
Canon EOS 5D Mk III a ISO 400, FD 28 mm f:2.8 + FD to EOS adapter
© Oriol Alamany


Reservas para Svalbard 2014
Eulàlia y yo vamos a realizar una tercera edición de la Expedición Fotográfica a Svalbard en 2014Dada la rapidez con la que se llenan las plazas en estos barcos polares solicitamos a quienes piensen que puedan estar interesados en compartir con nosotros esta fascinante experiencia nos escriban al correo talleres@alamany.com para hacer su reserva.

Nuestros viajes fotográficos son organizados en colaboración con Vilassar Tours.


Otros artículos sobre Svalbard en este blog
• Artículo y fotografías sobre el viaje fotográfico a Svalbard 2012.
• Artículo sobre la Canon EOS 5D Mk III en Svalbard
• Entrevista radiofónica sobre el viaje a Svalbard 2012 en Catalunya Radio (en català).




Del azul al rojo. Próximo destino para fotógrafos: Namibia
Tras este viaje azul ahora toca uno rojo*. Del hielo al desierto, de Svalbard nos vamos a Namibia a llevar a otro grupo de fotógrafos. Ese viaje de 16 días de duración tendrá lugar del 31 de septiembre al 15 de octubre de 2013.

Web del viaje fotográfico a Namibia 2013

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* Desde hace años Eulàlia y yo calificamos nuestros viajes en "Rojos" y en "Azules". Svalbard, Alaska, Islandia, Himalaya... son fríos y azules. Australia, Namibia, Sudáfrica, Marruecos... son cálidos y rojos. En nuestra programación personal de viajes profesionales vamos alternándolos para aportar variedad.

23/7/13

Test del teleconvertidor Canon Extender EF 1.4x vs 1.4x III


Anhinga al atardecer en Ranthambore, India (2011)
Canon EOS 1D Mk IV a ISO 200, 70-200 mm f:2.8L IS II con teleconvertidor EF 1.4x
© Oriol Alamany

Leo de vez en cuando en los foros de aficionados a la fotografía opiniones despectivas respecto a los teleconvertidores de focal, con frecuencia acompañados de la afirmación: "Los profesionales jamás usan teleconvertidores"

Nada más lejos de la realidad: prácticamente todos los fotógrafos profesionales de naturaleza los usamos con frecuencia, siendo un elemento imprescindible en nuestros equipos para poder alargar el alcance de los teleobjetivos al fotografiar animales salvajes. Somos muchos los que tenemos casi constantemente "pegado" un 1,4x a nuestro teleobjetivo de 500 mm.

Cierto que los teleconvertidores producen pérdida de luminosidad (-1 EV para los 1,4x y -2 EV para los 2x). Además enlentecen el enfoque automático y disminuyen algo la resolución y el contraste de la óptica utilizada. Pero si la calidad del objetivo base es buena y la del teleconvertidor también, se obtienen resultados de calidad más que suficiente para usuarios exigentes y su publicación en las más prestigiosas revistas o al realizar buenas ampliaciones sobre papel.

Si en algo bueno ha destacado el fabricante de ópticas Canon es en la buena calidad de sus teleconvertidores de focal. Mientras que en otras marcas estos aditamientos ópticos eran de calidad algo inferior y, sorprendentemente, de mayor precio, los Extender EF de Canon ofrecían elevada calidad a un precio relativamente asequible. Y esta no es una opinión personal mía, si no precisamente de los usuarios de esas otras marcas y de algunos profesionales que conozco que han pasado de una a otra marca y han trabajado con ambos sistemas. En concreto tengo un amigo que pasó del 400 mm f:2.8 + 2x de Canon al de Nikon y quedó horrorizado con la disminución de calidad óptica.

(PD 28 julio 2013: Acabo de regresar de un viaje fotográfico a las islas Svalbard y uno de los participantes, usuario de Nikon, realizó todas las fotografías de fauna con un Nikkor 70-200 mm f:2.8G ED VR II + el teleconvertidor Nikon TC-20E III. Los resultados eran excelentes. Cierto que él fotografiaba con una cámara de baja resolución como la D700 (12 MP) y me gustaría ver los resultados en un sensor más exigente como el Full Frame de la D800 o las de formato DX, pero mi impresión fue de que era una muy buena combinación.)

Extenders Canon EF, tres versiones
En 1995, al comprar mi primer teleobjetivo autofoco, el EF 500 mm f:4.5L, también compré la primera versión de los dos Extender Canon EF.  El 1.4x-I iba muy bien y lo he usado durante casi dos décadas, proporcionando una sorprendente resolución en el centro de la imagen. Sin embargo, su hermano el 2x-I era bastante más flojo en sus cualidades.

En 2001 Canon remozó estos dos aditamientos ópticos pasando a denominarlos versión II. El 1,4x-II mantenía idéntica fórmula óptica sin retoque alguno, excepto algunos detalles de su construcción interna contra los reflejos, pero el 2X-II ofrecía un nuevo diseño bastante mejorado. No dudé en cambiarlo y desde entonces me ha proporcionado imágenes que habrían sido imposibles sin este gran aumento. Además ambos modelos incorporaban una junta de goma en su bayoneta para proteger la montura de la entrada de polvo u agua.

Chorlitejo común (Charadrius hiaticula) en las Islas Shetland, Escocia, Reino Unido (2013)
Canon EOS 5D Mk III a ISO 1600, 500 mm f:4L IS con teleconvertidor EF 2x-II
© Oriol Alamany

Curiosamente las versiones II permitían montar en un mismo teleobjetivo a ambos teleconvertidores a la vez si se quería, obteniendo un 2,8x de calidad bastante flojilla, todo hay que decirlo. Yo tan sólo he recurrido a esta triquiñuela (oficialmente desaconsejada por Canon) realizando filmaciones de osos salvajes en Pirineos. La pérdida de definición es mucho menos patente en video que en fotografía. En este video algunos de los planos fueron grabados con esta combinación. Sin embargo tengo un amigo fotógrafo que a veces recurre a este truco para añadir aumento a su Canon EF 300 mm f:2.8L IS.





El diciembre de 2010 Canon anunció las nuevas versiones actuales, las III. Y con ellas llegó un brutal incremento de precio: mientras que las versiones anteriores se comercializaban por unos 300 €, las nuevas subieron a 500 €, aproximadamente un 70% de incremento, asemejándose a los precios de los Nikon. ¿Vale la pena realmente pagar esta diferencia cuando pueden encontrarse teleconvertidores de versiones anteriores de segunda mano a precios más económicos?

(PD 10 julio 2015: Con el paso de los años el precio de los teleconvertidores Canon v.III ha ido descendiendo, situándose ahora en torno a los 415 €.)

(PD 10 agosto 2021: Precio actual 462 €.)

Las mejoras son, según Canon, que además de haber revisado por completo sus fórmulas ópticas, las versiones III ofrecen nuevos algoritmos de enfoque especialmente orientados a la nueva serie de teleobjetivos rediseñados también aquel año (los 300 mm f:2.8L IS II, 400 mm f:2.8L IS III, 500 mm f4L IS II, 600 mm f:4L IS II) y el 200-400 mm f:4L IS. Lamentablemente no está en la lista de objetivos que se benefician de ello el magnífico 70-200 mm f:2.8L IS II, que apareció el mismo año pero unos meses antes. ¡Qué pena de planificación no haber incluido los parámetros adecuados en el firmware del objetivo! Eso no significa que no sean compatibles o no aprovechen su mejor calidad óptica. Simplemente que no se benefician de los nuevos algoritmos de enfoque que aportan mayor rapidez y precisión.

Mirlo acuático (Cinclus cinclus) en Vall d'Aran, Pirineos (2013)
Canon EOS 5D Mk III a ISO 400, 500 mm f:4L IS con teleconvertidor EF 1.4x-I
© Oriol Alamany


Esta semana (Julio 2013) me he comprado el nuevo 1.4x-III y lo he podido comparar con mi antiguo 1.4x-I. He aquí algunas de las diferencias que he apreciado:

- El acabado de la versión III es a prueba de intemperie, con la junta de goma en la bayoneta que protege de la entrada de polvo y agua, algo inexistente en la v.I pero que sí incorporó ya la v.II.

- Las bayonetas de la serie III están fijadas por nada menos que 7 tornillos, mientras que las de versiones anteriores tan sólo tenían 4. Hay que pensar que sus monturas sufren mucho el peso de los voluminosos teleobjetivos. En mi caso alguna vez se había aflojado alguno de esos cuatro tornillos.

- El 1.4x-III es algo más pesado: 225 gramos en lugar de 209 (252 contra 243 gr pesados con sus tapas), debido al mayor número de elementos en su formula óptica. Pero estos gramos de diferencia son despreciables.

- Según Canon la v. III no es compatible con las cámaras EOS de película exceptuando la EOS-1V, y se recomienda realizar un microajuste AF en las cámaras digitales al usarlo con determinados teleobjetivos de verisones anteriores a los modelos actuales.

- Al contrario que las versiones I y II, los Extender III transmiten de modo automático a la cámara su número de serie. Así no hay que introducirlo de modo manual al realizar un microajuste AF.

- A nivel de calidad óptica utilizándolo con el 500 mm y el 70-200mm yo no aprecio una mejora discernible en el centro de la imagen. Pero sí que se nota una mejor resolución en la periferia y, lo más destacado, desaparece prácticamente la aberración cromática en los bordes.

- El color de las fotografías obtenidas es algo distinto: algo más amarillento-rojizo en la v.I, y más neutro en la v.III.

- En teoría el autoenfoque no debería variar con mis ópticas (70-200 f:2.8L IS II y 500 mm f:4L IS), pero a falta de probarlo más, me parece apreciar algo de mayor seguridad en encontrar el foco con la versión III. Aunque aún no pondría la mano en el fuego por ello. En los nuevos teleobjetivos antes citados esta diferencia sí que debería ser apreciable.

Si estas mejoras valen la diferencia de precio es algo que cada uno debe plantearse. En fotografía de fauna con un 500 mm la mejor calidad en los bordes no resulta excesivamente importante, excepto en casos puntuales. Pero para fotografía de paisaje con un 70-200 mm, por ejemplo, cuando es deseable una resolución de extremo a extremo de la imagen, la ganancia es visible. En realidad lo que más me ha sorprendido al realizar esta comparativa es la excelente calidad óptica en el centro de la versión del teleconvertidor 1,4x-I diseñado hace ya 25 años. Comprar uno de segunda mano sigue siendo interesante.

(PD 10 julio 2015: Recién cambiado mi Canon Extende 2x-II por el 2x-III puedo decir que las conclusiones son las mismas de este artículo sobre el 1.4x: calidad idéntica en en centro, mejora tan sólo discernible en los bordes de la imagen.)

(PD 10 agosto 2021: Todas las limitaciones de límite de autoenfoque según la luminosidad que existían en las cámaras réflex, desaparecen en las nuevas cámaras mirrorless. En las Canon EOS de la serie R, el autoenfoque con teleconvertidores funciona ahora hasta f:22, una excelente noticia que soluciona los problemas que se comentan en este artículo. Ahora el problema es el precio: Nada menos que 639 € el 1.4x y 799 € el 2x).

10/7/13

• La Zona Fotográfica de Barcelona: las ruinas de la civilización química



El laboratorio 24 x 30 cerró hace ya un par de años, Barcelona
Smartphone HTC
© Oriol Alamany

Hoy, tras varios años, he regresado a la "Zona Fotogràfica de Barcelona". 

Para quienes no sepan a qué me refiero, explicaré que bajo esta denominación se conocía a un area de límites imprecisos situada alrededor de la calle Muntaner, entre la Via Augusta y la Ronda del Mig, que en los años 80 y 90 fue "el rovell de l'ou" (es decir, el meollo) de la fotografía profesional en la ciudad. Allí se concentraban multitud de establecimientos dedicados a proporcionar servicios a los profesionales de la imagen.

El epicentro era (y sigue siendo) EGM, el que fuera el laboratorio de revelado de diapositivas más conocido de Barcelona. En aquellos primeros años eran famosas entre los fotógrafos sus dependientas: guapísimas y con esta caracteristica mirada por encima del hombro de las que saben que lo son. Por fortuna EGM se mantiene y sigue ofreciendo su excelente servicio y en la actualidad me resulta indispensable para la realización de trabajos de copiado sobre papel de elevada calidad como, por ejemplo, para la realización de exposiciones.

La alternativa a EGM era 24x30 Laboratorios profesionales de color, un par de calles más abajo. Las chicas no eran tan guapas, pero si más amables y los precios eran más ajustados. Y cuando revelabas muchos rollos de diapositivas al año eso era algo a considerar. Los forofos de EGM nos miraban a los de 24x30 con un cierto desprecio. Trabajar con 24x30 no quedaba tan "pro". Durante dos décadas ese fue el laboratorio de confianza donde me revelaron miles de carretes de Fujichrome Velvia, Provia y Sensia. Al regreso de cada uno de mis viajes, los empleados recibían las bolsas llenas de carretes numerados correlativamente (separados los que debían revelarse a su sensibilidad nominal, de los forzados a sensibilidades más elevadas) y al cabo de un par de días me devolvían igual número de cajitas amarillas con el número escrito en la cada una de ellas. No sabéis la ilusión con la que iba a recogerlas y luego devoraba su contenido hasta altas horas de la madrugada en la caja de luz de mi estudio. ¿Os imagináis hoy en día iros de viaje uno o dos meses y no ver ni una sola de las imágenes que habéis realizado hasta el regreso? Lamentablemente 24x30 cerró hace un par de años víctima (como casi todos los establecimiento de la zona) de la expansión de la fotografía digital.

Los vecinos Javier Ramirez Vallhonrat y Lecsa, también desaparecidos, hacían revelado y copiado de negativo de color, un tipo de trabajo que yo jamás realizaba, o sea que a ellos no les dí mucho negocio. También estaba (y aún sobrevive alli) Videolab, laboratorio dedicado al cine y el video. Y no lejos estaba Zebra, especializado en el revelado y copiado de blanco y negro de alta calidad, también fenecido en 2005.

Pero no todo fueron laboratorios: allí estaba Mito, una tienda de venta de equipo fotográfico profesional (un tanto pija, en consonancia con el barrio en que se encontraba). Creo recordar que pocas cosas les compré, pero sí que Eulàlia y yo hicimos allí nuestro primer curso de Photoshop. Hoy en día el local en la esquina de la calle Muntaner está ocupado por una papelería. Ya un poco más lejos, en Aribau, estaba Llum i Color, otra excelente tienda de material fotográfico orientada a profesionales, igualmente desaparecida, donde daba gusto entrar y pulular un rato. Y luego Zebra, el laboratorio especializado en blanco y negro.




El fin de una época
Supongo que muchos de vosotros no tenéis ni idea de qué estoy hablando ni de a qué viene esto.

Visto ahora en perspectiva fue aquella una epoca especial: había trabajo, las editoriales nos pedían fotografías de archivo para ilustrar sus obras, algunas revistas encargaban reportajes... Miles de litros de productos de revelado fluían por el barrio y el dinero pasaba de los fotógrafos a los laboratorios. 


Además, acercarse a dejar unos carretes para revelar a la Zona Fotográfica era sinónimo de encontrarse a algun colega haciendo cola en el laboratorio (sí, había que hacer cola), oportunidad que se aprovechaba para intercambiar comentarios sobre el trabajo, la problemática profesional, las últimas novedades fotográficas, o el conflicto con alguna editorial. Luego te despedías y cada colega volvía a su trabajo. Amigos Jaume Balanyà, Jordi Vidal, Francesc Muntada, Dani Codina, Carme Vila... ¿os acordáis? (En la actualidad, si quieres encontrarte a alguien quizás tengas suerte más al centro, en la calle Pelai y sus alrededores donde están las tiendas de equipo fotográfico: Nivell 10, Jordi Bas, FotoPrix, Casanova Foto y Foto K). 


Hoy, paseando por estas calles, me han parecido realmente solitarias. Como si recorriera las ruinas de una antigua urbe abandonada, los restos de una antigua civilización ya desaparecida. Tan sólo EGM y Videolab permanecen contra viento y marea. He recogido mi encargo en EGM y luego me he detenido ante el local de 24x30, cerrado pero aún con los rótulos en la calle. A pesar del tiempo transcurrido, en su interior todavía están colgadas ampliaciones fotográficas y un cartel que pone "Zona profesional" donde me atendían.

Por un momento he sentido melancolía de una época que no volverá. En parte porque yo mismo soy ahora un usuario convencido de las bondades de la fotografía digital. Antes me dejaba en el laboratorio cada año entre uno y dos millones de pesetas en revelados (6.000 a 9.000 €). Ahora tan sólo llevo algunas copias sobre papel de vez en cuando. 


Así que, sin haberme encontrado a ningún conocido, a nadie con quien comentar algo de nuestra profesión o algún charrasquillo, he regresado a casa, a sentarme de nuevo ante la esclavizante pantalla de este ordenador.


Y me he puesto a escribir.


(Gracias a Jordi Vidal por recuperar una tarjeta del laboratori Ramirez Vallhonrat y fotografiarla para ilustrar este blog).