25/8/12

• Expedición fotográfica a Svalbard 2012: el vídeo



Pep Prats que asistió a nuestra Expedición fotográfica a Svalbard de este mes de julio (y también nos acompañó en el taller de Kenia el año pasado), ha montado un vídeo con algunas de las imágenes que tanto él como yo grabamos durante esos días en el Ártico. 
          Pep grababa vídeo con sus Canon EOS 5D Mk II y EOS-1D Mk IV, y yo con la 5D Mk III y una GroPro Hero2. 
          Os recomiendo visionarlo directamente en HD en la web de Vimeo.

Pre-reservas para julio 2013
Debido a la buena aceptación y el éxito de esta primera Expedición fotográfica al archipiélago de las Svalbard, Eulàlia y yo estamos meditando la posibilidad de repetir la experiencia en julio de 2013.
          Dada la rapidez con la que se llenan las plazas en estos barcos (y en concreto el que nosotros utilizamos, que es de los únicos de Svalbard con capacidad para penetrar en la banquisa de hielo) solicitamos a quienes piensen que puedan estar interesados en compartir con nosotros esta fascinante experiencia, nos escriban al correo talleres@alamany.com para hacer una pre-reserva. Eso no conlleva compromiso alguno por el momento ni tener que realizar el pago de ningún depósito. De este modo puedes asegurar tu plaza hasta que se concreten las fechas exactas y el precio definitivo, lo que se haría en diciembre antes de Navidades. Sólo una vez todo concretado entonces se harían las reservas en firme mediante el pago de un depósito.

• Nature Photo Blog - 25 agosto 2012



Mi fotografía de hoy en Nature Photo Blog: Pareja de mochuelos brahman en la jungla de Ranthambore, India.

Mis fotografías aparecen en Nature Photo Blog los días 10 y 25 de cada mes.

12/8/12

• Test Canon 5D Mark III (y 3) - En el Ártico



Montañas elevándose sobre la niebla en un fiordo de la costa Oeste, Svalbard
Canon EOS 5D Mark III a ISO 400, Canon EF 100-400 mm f:4.5-5.6L IS, 1/300 a f:8 desde la cubierta de un barco.
© Oriol Alamany

Trabajando con la nueva Canon EOS 5D Mark III en la tundra ártica de Svalbard
Fijaros en mi innovador uso del trípode para aportar estabilidad a la foto ;-)
© Pep Prats


Las cámaras fotográficas son herramientas que me permiten expresar las emociones que siento ante las cosas que el mundo me muestra. Las fotografías nacen de la unión entre el ojo, la mente, la percepción, las sensaciones, la experiencia y esta herramienta de metal, plástico, cristal y chips fabricada en una isla en el otro extremo del mundo. 
          Aunque me interesa la tecnología en sí misma y reconozco que algunas cámaras incluso me gustan como bellos objetos de diseño, en mi trabajo como fotógrafo profesional necesito cámaras que se conviertan en una extensión de mí. No puedo dejar volar mi mente si estoy pensando en que la cámara que tengo entre las manos no va a responder adecuadamente a mis exigentes necesidades. En este momento estoy inmerso en el proceso de aprendizaje de una nueva herramienta: la Canon EOS 5D Mark III.
          Pocas semanas tras su adquisición en Nivell 10, y tras publicar un par de artículos en este Blog sobre mis primeras impresiones con ella, al fin he tenido la oportunidad de ponerla a prueba en el tipo de duras condiciones en las que me gusta fotografiar y que con frecuencia impone mi trabajo en la naturaleza. Ha sido en una expedición fotográfica de circunnavegación del archipiélago de las islas Svalbard en Noruega (Ver entrada anterior con relato y fotografías), en la que mi compañera Eulàlia y yo guiamos a quince apasionados a la fotografía hacia estas tierras árticas. Durante la expedición el barco ascendió hasta la latitud de 81,5 º Norte, lo más cerca que hemos estado jamás del Polo Norte (¡hasta el momento!). 


Dos Canon EOS 5D Mark III en acción (Miguel Suarez a la izquierda, Oriol Alamany a la derecha), Svalbard.
© Pep Prats

          Estos doce días he fotografiado casi todo el tiempo con la 5D-III, por aquello de ser la cámara nueva que a uno le apetece toquetear más. Y antes que nada ya os resumo que estoy contento con su funcionamiento general y, sobretodo, con algunas prestaciones adicionales que no tiene mi EOS 1D Mark IV y que me han resultado muy útiles.
          Quienes no hayan leído los dos anteriores artículos con mis primeras impresiones sobre esta cámara pueden encontrarlos en los siguientes enlaces. Si no lo habéis hecho, os recomiendo leerlos antes de entrar en este tercer capítulo. 

Resistencia

La Canon EOS 5D Mark III y el 500 mm f:4L IS, mojados por la lluvia tras fotografiar desde la cubierta del barco en el mar de Barents, Svalbard
Canon EOS 1D Mark IV, Canon EF 17-40 mm f:4L
© Oriol Alamany


Uno de los aspectos que me interesaba comprobar en este, su primer viaje, es si el cuerpo de la 5D-III sería capaz de aguantar climatologías extremas. Durante diez días de navegación en Svalbard sufrimos frío, viento, humedad y lloviznas. Aunque llevaba conmigo una funda impermeable, a veces la oportunidad fotográfica aparece en el mismo momento que la lluvia y, si uno no quiere perder la imagen, no hay tiempo que perder. En los años que he pasado trabajando con distintos modelos de EOS-1 me he acostumbrado a que esas cámaras soporten de maravilla las más severas inclemencias del tiempo. Quizás por ello, en algunos momentos de lluvia que tuvimos en Svalbard seguí disparando en lugar de proteger convenientemente la 5D-III. Pero siguió funcionando sin problemas, incluso en algún momento puntual que entré rápidamente en el cálido interior del barco desde el gélido exterior olvidándome de aislarla y la cámara se empañó. 


Fotografiando con la Canon EOS 5D Mark III desde una Zodiac, junto a John Sparks, uno de nuestros naturalistas en el viaje y famoso productor de varias series documentales de la BBC de David Attenborough.
© Sònia Dominguez

          Antes de comprar la 5D-III leí en internet como un usuario se quejaba de que el acabado exterior del cuerpo tenía tendencia a marcarse de color claro con cualquier rozadura, algo que no he apreciado en las 1D. Es cierto que tras unos días de uso el pentaprisma y otras partes de mi cámara mostraban ya algunas de estas rayas claras. Pero tras limpiar la cámara con un paño estas rozaduras han desaparecido por completo.
          Notable, pues, en el apartado de resistencia.


Retorno al Full Frame

Nubarrones sobre la isla Spitsbergen, Svalbard
Canon EOS 5D Mark III a ISO 200, Canon EF 24-105 mm f:4L IS, 1/125 a f:10
© Oriol Alamany

Tras casi treinta años fotografiando en película y cinco con una digital Full Frame, hace dos años y medio compré la 1D Mark IV con su sensor APS-H. Aunque en un principio su factor de recorte 1,3X se me hizo raro y siempre he dicho que añoraba el sensor Full Frame 1X, debo reconocer que ahora ya me había acostumbrado a ese formato. Con él perdí algo de gran angular extremo, pero también es cierto que los teleobjetivos aumentan más lo que, en especial en España, nunca está de más. 
          Sin embargo tenía ganas de volver a tener una cámara con un sensor grande 1X para que el 17-40 mm con el que trabajo desde hace más de una década volviera a abarcar su amplio ángulo de campo original. Con la 5D-III las imágenes a 17 mm tienen ahora un mayor impacto visual. 
          ¿Y los 22,3 megapixels? Pues respecto a mis anteriores 16,1 MP ya me parece una buena mejora en resolución y de momento (nunca digas de esta agua no beberé), para mi trabajo son más que suficientes. De hecho ya lo eran los 16. Ninguna necesidad de los 36,3 MP de la Nikon D800 o la cercana novedad del mismo estilo prevista por Canon. Ya comenté en mi primer artículo al respecto que me parece genial que, por una vez, Canon se haya comedido en los MP de ese sensor. Cuando hace un año casi todas las Nikon tenían tan sólo 12 MP me alucina como ahora critican a la 5D-III por tener "tan sólo" 22,3.
          Deciros que tan sólo con este aumento ya he comprobado un notable enlentecimiento del trabajo en mi ordenador portátil: los archivos Raw de la 1D-IV ocupan en general 18-24 MB, contra 25-29 MB de la 5D-III. Y un TIFF a 16 bits de la 1D-IV ocupa 91,5 MB, mientras que de la 5D-III ocupa 126,7 MB. Eso es casi un 40% más de necesidad de almacenamiento (tarjetas de memoria, discos duros, velocidad de proceso del ordenador, etc). ¡No quiero ni imaginarme lo que debe ser trabajar con archivos de 36 MP!
         También tenía ganas de volver al FF porque los sensores grandes suelen albergar pixeles grandes que conllevan un menor ruido, una característica fundamental para la fotografía con poca luz o nocturna. Pero en lo concerniente al ruido ya comenté en el artículo anterior que la ganancia de la 5D-III respecto a la 1D-IV o 5D-II en este sentido es poca, menor de lo que esperaba. He aquí un interesante artículo que me ha pasado Pere Soler sobre el rendimiento en fotografía nocturna de las 1D en sus versiones X y IV, y de las 5D III y II. Su autor deja claro que la 5D-III supera cualquier Canon anterior y está casi a la par con la mucho más costosa 1DX.
          Aprobado rozando el Notable, en el apartado del sensor. Que esperáramos más no significa que no sea un excelente sensor, el mejor de Canon si exceptuamos la 1DX.


Autoenfoque mejorado

Fulmar (Fulmarus glacialis) volando sobre el mar de Barents, Svalbard
Canon EOS 5D Mark III a ISO 1600, Canon EF 500 mm f:4L IS, 1/1000 a f:7.1 y a 6 img/seg
© Oriol Alamany

Me costó tiempo llegar a dominar el sistema AF de la 1D Mark IV, con el cual ahora estoy  razonablemente satisfecho, aunque sigue sufriendo algunas inconsistencias y tiene un rendimiento regularcillo con iluminación escasa. Sin embargo, el aparentemente complejo sistema AF de 61 puntos de la 5D-III (que comparte con su hermana mayor, la 1DX), me parece bastante más efectivo y, sobretodo, funciona mucho mejor en situaciones de penumbra. Al parecer no tan sólo es más rápido, si no también más preciso, tal y como se explica en este interesante artículo.
          En Svalbard realicé series de fotografías que creo que habrían sido más difíciles de conseguir con la 1D-IV, como aves marinas volando sobre un fondo que no sea el cielo. La velocidad de ráfaga de 6 img/segundo resulta adecuada para este tipo de fotografía.
          De los múltiples sistemas ofrecidos por esta cámara me pareció que el que realizaba el mejor seguimiento de movimientos rápidos en AI Servo era la selección de un punto junto a los 8 puntos a su alrededor (Menú AF4 / Selecc.modo área selec.AF / Expandir área AF:Rodear). Otros sistemas me pareció que tenían una mayor tendencia a perderse en esta exigente situación.
          Por otra parte, para sujetos estáticos escondidos entre ramas por ejemplo, también es muy interesante la opción de AF Puntual, que en la 1D-IV tan sólo podía activarla en grandes teleobjetivos.



          Respecto a las múltiples configuraciones del sistema AF basadas en iconos de deportes (Atletismo, Tenis, Ciclismo, Fútbol, etc) que aparecen en el Menú AF1 es algo con lo que aún tengo que batallar. Pero me parece que la opción Case2-Tenis funciona bien en estos casos de aves en vuelo. Por lo que he podido ver en internet, otros fotógrafos de naturaleza también empiezan a recomendar este Case 2 o el Case 5-Patinaje artístico.


Morsa (Odobenus rosmarus), Svalbard
Canon EOS 5D Mark III a ISO 400, Canon EF 500 mm f:4L IS, 1/500 a f:6.3 y a 6 img/seg
© Oriol Alamany

          Durante el viaje he tenido algunas fotografías con fallos en el enfoque que no sé bien si son debidos a que aún no tengo práctica con el nuevo y complejo sistema o quizás sea culpa de la cámara. Debo trabajar más con ella para verificarlo.
          Una cosa si es cierta: el AF no depende tan sólo de la cámara: tras intentar un rato seguir el vuelo de los fulmares con un zoom 100-400 mm f/4.5-5.6L IS, me sorprendió el cambio al montar en la cámara el 500 mm f/4L IS. El AF tenía mucho más brío aunque la cámara fuera la misma, y captaba a las aves con mayor rapidez y precisión. 
          Desgraciadamente, el punto AF activo indicado con luz roja  dentro del visor de las EOS-1D, en la 5D-III aparece marcado en negro. Eso a veces hace difícil distinguirlo según el color del sujeto que tengamos encuadrado. En la 5D-III sólo se encienden en color rojo de mdod automático cuando hay poca luz.
          Comentario aparte merece el  hecho de que el AF no funcione con ópticas cuya luminosidad máxima resulte ser f:8. Ningún objetivo Canon tiene tan poca luminosidad, por lo que esto no debería ser un problema. Pero si combinamos el 500 mm f:4L con el teleconvertidor 2X, o el 100-400 mm f:4.5-5.6L con el teleconvertidor 1,4X, su luminosidad máxima resultante pasa a ser f:8 y entramos en zona de conflicto. En estas combinaciones ya tan sólo podemos enfocar a mano, o con el enfoque automático del LiveView
          Eso no es ninguna novedad porque ya sucedía en cualquier otra Canon exceptuando la serie EOS-1 (como las 5D-I, 5D-II o 7D)  y en modelos de otras marcas. Pero viniendo de una EOS-1 es una pérdida notable. Los fotógrafos de la naturaleza trabajamos de vez en cuando con teleconvertidores (en el 500 mm la calidad resultante es más que aceptable), y enfocar un 1000 mm a mano es realmente difícil. Repito que esto no es ninguna novedad de la familia 5D. Lo más triste es que, por vez primera, eso también suceda ahora en la nueva 1DX lo que resulta mucho más grave. 
          Notable alto, en el apartado AF (asumiendo que las 5D jamás han tenido AF con ópticas f:8).

(PD: el 30 de abril de 2013 Canon sacó un nuevo firmware 1.2.1 que permite el AF a f:8 del mismo modo que en las EOS-1D. La 1Dx también incorporó esta característica con un nuevo firmware ¡Fantástico Canon por corregir esta funcionalidad! Ver artículo al respecto en este Blog.)



¿Subexponen las 5D Mk III?

Oso polar (Ursus maritimus) en la banquisa ártica, Svalbard
Canon EOS 5D Mark III a ISO 400, Canon EF 500 mm f:4L IS, exposición Manual a 1/800 a f:4
© Oriol Alamany

Trabajar casi todo el día con paisajes nevados, nubes blancas y osos polares sobre el hielo no son unas condiciones muy adecuadas para valorar un fotómetro, ya que en casos así siempre hay que sobreexponer los parámetros recomendados por cualquier cámara. En muchos casos acabé trabajando en modo Manual para controlar estas condiciones de exposición tan delicadas, sobreexponiendo en torno a los 1,7 puntos.
          Sin embargo sí me ha parecido observar una cierta tendencia de la cámara hacia la subexposición, ya comentada en internet por algunos usuarios, y que aparece de vez en cuando en algunas fotografías. Otra cosa para acabar de comprobar en el futuro.
          Pendiente de valoración el apartado fotometría, necesito fotografiar unos días en un paraje de tonalidades no tan extremas. Son bienvenidos los comentarios al respecto de otros usuarios de esta cámara.


Funcionalidades adicionales

Fulmares (Fulmarus glacialis) en el mar, Svalbard
Canon EOS 5D Mark III a ISO 400, Canon EF 17-40 mm f:4L, exposición Manual a 1/250 a f:6.3, nivel digital en el visor
© Oriol Alamany

Es posible que el sensor de imagen de la 5D-III no sea un salto mayúsculo respecto al de su predecesora: tiene algo más de resolución, un poco menos de ruido, pero ha evolucionado muy poco en rango dinámico. Pero tambíen es cierto que en esta nueva cámara se han solventado prácticamente todas las quejas y sugerencias de los usuarios en lo concerniente a su funcionamiento. De hecho, si por mi fuera jamás le habría puesto el nombre de 5D-III, denominación que creo que se presta a confusión relacionándola demasiado con el modelo 5D-II con el que tiene poco o nada en común. Esta es, sin duda, la tan esperada y rumoreada EOS 3D, mucho más cercana a la gama pro que a la prosumer. Hay decenas de innovaciones en esta cámara que no voy a detallaros una a una. Para eso están los portales web técnicos que analizan las cámaras a fondo en sus laboratorios. Yo os comento mis experiencias en la fotografía real en el campo y en este sentido hay algunas funciones en concreto a las que viniendo de las 1Ds-II y 1D-IV— he encontrado gran utilidad.

Sólo en la banquisa, Svalbard
Canon EOS 5D Mark III a ISO 400, 70-200 mm f:4L IS, panorámica de cuatro imágenes
© Oriol Alamany

          La primera de ellas es el nivel electrónico presente tanto en la pantalla LCD exterior, como en la pantalla de enfoque interior. El primero es muy útil al fotografiar paisajes con trípode. Al fin voy a dejar de perder por el monte estos niveles de burbuja de plástico verde que se colocan en la zapata y que los comercios de fotografía nos venden a precio de oro. El nivel en el interior del visor me ha sido tremendamente útil al fotografiar paisajes a mano alzada y, sobretodo, desde la cubierta del barco en movimiento. Un ligero toque en el botón M-Fn que he personalizado para esta función y los puntos de enfoque se convierten en indicadores de nivel. Algo muy útil en fotografías como la de los fulmares, en vertical y en que el horizonte está difuminado por la niebla.


          Para fotografías horizontales y con el mar despejado, la posibilidad de superponer a la pantalla de enfoque una cuadrícula electrónica ya es suficiente para poder nivelar los horizontes.
          Otra novedad (para mí, usuario de EOS-1, otras Canon ya lo tenían), son el botón Q que permite un acceso instantáneo a muchas funciones, y las programaciones personales C1, C2 y C3 del dial principal. Estas posiciones permiten programar la cámara de tres modos totalmente distintos para cambiar rápidamente a tres tipos de uso diferente. Yo he programado la mía para "Fotografía de Paisajes" con espejo levantado y todos los parámetros que me han parecido adecuados a C1. "Fotografía de acción" con parámetros totalmente distintos, ráfaga rápida, etc, a C2. Y "Video" a C3. Mientras fotografiaba un oso polar, tan sólo tenía que pasar a C3 para realizar un plano de video con todos los parámetros adecuados a esta disciplina tan distinta. En la 1D-IV me llevaba un buen rato cambiar todo eso cada vez que quería pasar de fotografiar a grabar un plano de video.
          Relacionado con el video, también se agradece la opción de poder escoger la grabación de imagen ALL-I a mayor calidad, el control manual de grabación del sonido, regulable durante la grabación mediante un sorprendente  Modo silencioso, y la presencia de un botón disparador específico para video y LiveView, aunque debido a su posición me resulta un tanto incómodo de alcanzar con el pulgar. Por ello aún me ha gustado más la posibilidad que ofrece el menú (Menú SHOOT5 / Botón película) en modo video de programar que también se pueda disparar el video con el botón disparador o, incluso mejor, mediante un cable disparador conectado al jack de control remoto. ¡Por fin se acabaron los inicios de planos movidos al grabar con grandes teleobjetivos debido a la presión del dedo en el botón!
          Resulta nuevo en la serie 5D (aunque no en la 1D) la presencia del doble tarjetero (Compact Flash + SDHC) que siempre he encontrado útil. Mi ordenador de viaje MacBookPro tiene una ranura SD integrada y, si no necesito una velocidad de disparo extrema, uso esta tarjeta que me resulta más fácil de descargar sin tener que rebuscar el lector de tarjetas en mi equipaje. Y en caso de sesiones de disparo exhaustivas, la cámara salta sola de una tarjeta a otra en cuanto esta llena sin que aparezca el temido CARD FULL en el momento culminante de la acción.
          La cámara ofrece muchas más novedades, entre ellas la posibilidad de multiexposición y la de HDR automático. He probado un poco esta última y lo que obtenemos es un archivo final Jpeg (además de todos los disparos realizados en Raw), con un aspecto bastante típico de HDR. Nada maravilloso. El archivo resultante en caso de realizar multiexposiciones sí que es un Raw combinado, lo cual lo hace mucho más interesante pa experimentar efectos, aunque aún  no he probado sus posibilidades.


Frente de un glaciar, Svalbard
Canon EOS 5D Mark III a ISO 400, Canon EF 24-105 mm f:4L IS, 1/15 a f:11
© Oriol Alamany

          La autolimpieza del sensor no es ninguna nueva funcionalidad de esta cámara, pero sigue siendo una función tremendamente útil para mí. Tras cinco años de tener que limpiar el sensor de la 1Ds-II continuamente, el paso a la 400D y posteriormente la 1D-IV significó un alivio. Desde el cambio, en algunos viajes no necesito limpiar el sensor en ningún momento y se han acabado las largas sesiones de retoque de motas en los paisajes con ámplios cielos. Con la 5D-III aún no he limpiado el sensor una sola vez ni con una pera de aire desde que la compré. Y mis fotos siguen sin motas.
          Tampoco es 100% nueva para mí la opción de disparo silencioso. Eso ya lo tenía hace 8 años en la 1Ds-II y también en la 1D-IV. Pero es cierto que el disparo silencioso de la 5D-III es especialmente discreto y, por vez primera, ofrece la posibilidad de disparar en ráfaga, aunque entonces su frecuencia baja de 6 img/seg a 3 img/seg. Muy útil para la fotografía de fauna salvaje.
          Cómo aspecto negativo a nivel ergonómico debo decir que la nueva situación de la palanca de Encendido y del botón Lupa, que ahora no pueden accionarse con la misma mano derecha con la que agarras la cámara, me parece un error de diseño. Estos días, cada vez que volvía a coger la 1D-IV me encontraba encendiéndola y apagándola o revisando las fotografías mediante la Lupa con una sola mano. Para hacer lo mismo en la 5D-III se necesitan ambas manos.
          Y también es una lástima que una cámara de ese precio no incorpore un obturador de ocular. La pieza de goma para cerrarlo que viene como accesorio en la correa de la cámara es incómoda de utilizar ya que hay que quitar el ocular de goma para utilizarla. Pérdida del ocular asegurada en unos pocos usos.
          Casi Sobresaliente en funcionalidades. El grosor del manual de 400 páginas ya deja entrever la cantidad de funciones que ofrece la cámara y que su propietario deberá aprenderse.



Baterías y cargadores



Por unos 39 euros Amazon UK ofrece un cargador de la marca irlandesa Hähnel para 12 tipos de baterías de cámaras Canon, con la posibilidad de conexión a red eléctrica, toma de mechero de automóvil o panel solar. En su versión más reciente incluye adaptadores para las series 5D y 7D, 60D, 650D, así como las PowerShot G10-11-12).

A pesar de su reducido tamaño en relación a las baterías de las 1D, la batería LP-E6 me ha parecido adecuada para esta cámara ya que incluso utilizando el 500 mm y con el estabilizador de imagen he podido realizar centenares de fotografías en un día sin agotarla.
          Una última crítica, esta muy severa: Canon provee al comprador de esta cámara con un cargador de batería LC-E6E para conectar a la red eléctrica. Pero al contrario que el cargador de las EOS-1D este no tiene una entrada para el cable de batería de coche Canon CB-570. Si queremos recargar las baterías yendo de viaje en automóvil (algo de lo más común en nuestra disciplina fotográfica), o bien mediante sistemas de energía solar, hay que comprar otro cargador adicional, el CBC-E6. Este es externamente idéntico pero en lugar de la entrada para electricidad AC tiene la de este cable conector para el encendedor del vehículo. O sea, que tampoco podemos comprar el CBC-E6 y utilizar con él los dos métodos de carga porqué a este no le han puesto el otro tipo de conector.
          Aparte de obligarnos a llevar de viaje dos cargadores distintos, el problema es que mientras el cargador de corriente alterna AC 110-240v cuesta 49 €, el para coche DC 12v lo venden a... !157 €, más del triple de precio! Eso cuando cualquier cargador clónico del mercado, que se encuentran desde 10 €, acepta los dos tipos de carga. 
          La otra solución es comprar y cargar con un inversor AC/DC para convertir los 12v del automóvil en 220 v y utilizar el cargador original. Pero eso tampoco sirve para la recarga mediante paneles solares. En cualquier caso, un incordio y una vergüenza.



Empuñadura vertical

Y para acabar, voy a llevarme yo mismo la contraria. Aunque en mi primer artículo sobre esta cámara, aseveré que no me molesta fotografiar en formato vertical con una cámara sin empuñadura o grip adicional, ahora afino que eso es cierto para el uso de las ópticas más habituales o manejables, como gran angulares o teleobjetivos hasta 200 mm. Pero con un 500 mm con un teleconvertidor 1,4X, apoyado en la borda de un barco en movimiento (en lugar de un trípode) y además siguiendo a un oso polar que anda sin parar, realizar tomas verticales sin empuñadura empieza a ser complicado. No quiero decir que vaya a comprarme un grip BG-E11 por las razones que ya expuse en su momento (la 5D-III esta destinada a ser mi cámara ligera y pequeña en contraposición a mi 1D-IV), pero debo reconocer que su compra puede ser útil para fotógrafos de fauna que tan sólo usen este modelo de cámara. Eso sí, deberán añadir más dinero y más peso a su adquisición.

Fotografiando Silene acaulis con la Canon EOS 5D Mark III en la tundra ártica, Svalbard
© Lourdes Barceló

          Por cierto, algunas personas apuntaban que la pequeña batería de la 5D posiblemente sería incapaz de mover correctamente el gran motor AF de un teleobjetivo como el 500 mm y que para ello sería imprescindible usar la empuñadura adicional que contiene dos baterías. En mi experiencia eso no resulta cierto. El 500 mm parece enfocar correctamente. Por otra parte, consultando con un amigo ingeniero especializado en electrónica, su opinión es que las dos baterías que contiene el grip no aportan una mayor intensidad de corriente que haga funcionar mejor o más rápido a  los motores de las ópticas. Simplemente al tener dos baterías, se alarga la duración. No dudo que la 1Dx debe enfocar más rápido debido a sus mejores prestaciones, como el seguimiento del sujeto por detección de color, procesador dedicado al AF,  y su más potente batería. Pero claro, es una cámara que cuesta más del doble.


Conclusión
La Canon EOS 5D Mark III es una cámara excelente para profesionales y amateurs avanzados (lo que ahora se da en llamar prosumers), capaz de cubrir correctamente fotografía de paisaje, de fauna, acción, con luz escasa, nocturna, etc.
          La reciente bajada de su elevado precio inicial (Un mes justo después de comprarla yo, ¡qué rabia dan estas cosas!) la situaba ya en algunos comercios por debajo de la línea psicológica de los 3.000 €. Aunque a partir del 1 se septiembre de 2012, con el aumento del IVA del 18 al 21%, debería volver a subir.
          Tras estos primeros tests puedo decir que es una cámara que me gusta, terriblemente polivalente, con notables mejoras respecto a su predecesora, y a menos de la mitad de precio que la todopoderosa 1DX. Con su sistema AF ligado al reconocimiento de color, su fulgurante ráfaga, construcción a toda prueba y sensor con una chispa menos de ruido, la 1D sigue siendo objeto de deseo, pero en la situación actual de la sociedad en general y del oficio de fotógrafo en particular, poder trabajar en condiciones con una cámara mucho más económica es algo que se agradece.
          Por el momento a mi 5D-III pronto le tocará viajar al otro extremo del mundo y sufrir la prueba contraria: la humedad de los Trópicos, el sol abrasador del desierto y el polvo y baches de centenares de kilómetros de pistas. ¡Que Dios la pille confesada!

• Gracias a Pep Prats, Sònia Dominguez y Lourdes Barceló, participantes en esta "Expedición fotográfica als archipiélago de Svalbard", por cederme algunas de las fotografías en que aparezco yo utilizando la cámara.

• Más fotografías realizadas con la 5d Mark III en mi entrada sobre el viaje a Svalbard.


                    

(Editado el 13 agosto 2012 a las 9:00 AM con algunos añadidos y referencias al botón Q, video y doble tarjetero)

10/8/12

• Nature Photo Blog - 10 agosto 2012



Mi fotografía de hoy en Nature Photo Blog: Rascacielos de aves se levantan sobre el Mar de Barents, fotografía captada en nuestra reciente Expedición fotográfica a las islas Svalbard. Aviso: a la fotografía le falta el sonido y el olor de la colonia de aves marinas.

Mis fotografías aparecen en Nature Photo Blog los días 10 y 25 de cada mes.

6/8/12

• Expedición fotográfica a Svalbard 2012


Rocas y glaciares, elementos esenciales en el archipiélago de Svalbard
Canon EOS 5D Mark III a ISO 400, 24-105 mm f:4L IS, desde el barco.
© Oriol Alamany

¿Os acordáis de cuando en la escuela —en clase de geografía—, estudiábamos las islas Spitsbergen? Situadas en el Océano Glacial Ártico a poco más de 1000 kilómetros del Polo Norte y pertenecientes a Noruega, son un paraje que en aquellos tiempos ni se me pasó por la cabeza que jamás llegaría a visitar. 
          Hasta ahora mi única relación con este archipiélago se había limitado a la lectura durante mi adolescencia del fascinante libro Mis vuelos polares del comandante Umberto Nobile. En 1928 Nobile partió de estas islas con su dirigible Italia que acabó estrellándose en la banquisa ártica. El gran explorador Roald Amundsen, conquistador del Polo Sur y el primero en sobrevolar el Polo Norte junto a Nobile, acabaría muriendo en la operación de rescate. Posteriormente el cine llevaría  a las pantallas aquella épica aventura de supervivencia en la película "La Tienda Roja", con Sean Connery y Claudia Cardinale, película bastante más sosa que el libro de Editorial Juventud.


Desde hace unos pocos años estás islas (ahora denominadas oficialmente Svalbard por los noruegos, en contraposición a Spitbergen, que era su nombre holandés) se han convertido en una alternativa para observadores y fotógrafos deseosos de observar a los amenazados osos polares. Con la clásica opción de fotografiarlos en Churchill (Canadá) a precios desorbitados, las europeas Svalbard han demostrado ser un destino alternativo y paisajísticamente mucho más atractivo. Aunque debido a su localización extrema el acceso tampoco resulta fácil ni económico.
          Tras los talleres fotográficos de años pasados en Kenia y en Marruecos, este año Eulàlia y yo organizamos con una agencia de viajes nuestra primera Expedición fotográfica al archipiélago de las Svalbard. Fueron muchos meses de preparativos, lectura, e-mails, reuniones y llamadas telefónicas hasta estructurar una propuesta viable. Quince personas, la mayoría de ellas provenientes de nuestros talleres fotográficos anteriores, se unieron a la expedición. 
          Al fin, con todo atado, el 20 de julio de 2012 volamos hacia la capital de Noruega para, desde allí, tomar otro vuelo hasta Longyearbyen, la capital del archipiélago. Cambiar los agobiantes treinta y pico grados de nuestro país por las gélidas temperaturas que nos recibieron en Longyearbyen fue un verdadero shock. Pero creo que todos coincidimos en que fue anímicamente y climatológicamente peor el proceso inverso al regresar a España el 31 de julio. Al final del viaje todos habíamos quedado marcados por la magia y la desolación de los paisajes y animales del Ártico.


Sobrevolando el archipiélago de Svalbard
Canon EOS 5D Mark III a ISO 200, 24-105 mm f:4L IS, desde el avión.
© Oriol Alamany

Tras una noche de descanso en un hotel y una mañana de paseo (gélido) por Longyearbyen, a mediodía embarcamos en las Zodiac que nos transportaron hasta nuestro barco, un pequeño navío de clase 1A  (la más alta para navegación en hielo, aparte de los rompehielos) que nos permitiría introducirnos en la banquisa ártica. Originalmente este barco pertenecía a la Academia Rusa de Ciencias, pero en 2011 fue adquirido y remodelado para acoger viajes de naturalistas y fotógrafos. Los camarotes eran exentos de lujos pero confortables, el trato recibido por parte de la tripulación fue exquisito, y la comida excelente, como para engordar unos cuantos kilos si uno no se controlaba un poco.


Nuestro hogar en Svalbard, un barco científico ruso reconvertido para alojar a viajeros. Al fondo, un glaciar llega hasta el mar.
Canon EOS 5D Mark III a ISO 400, 500 mm f:4L IS, trípode
© Oriol Alamany


Hora de la cena en el comedor del barco, el momento de comentar las incidencias vividas durante del día.
Canon EOS 5D Mark III a ISO 1600, 24-70 mm f:4L IS
© Oriol Alamany


Nuestro recorrido en Svalbard. El mapa es demasiado pequeño para mostrar nuestra larga excursión al norte en busca del hielo, durante la cual alcanzamos los 81,5º N. 


Observaciones
Aunque el sujeto central de la expedición era ver y fotografiar osos polares, su observación nunca está asegurada. Tengo amigos que han ido a Svalbard y no han visto ninguno o tan sólo uno y de lejos. 
          Nosotros tuvimos la fortuna de observar seis ejemplares distintos, cinco de ellos en la banquisa y uno en tierra firme. Algunos de ellos permanecieron más de una hora a tocar del barco ofreciéndonos innumerables oportunidades fotográficas. 

Oso polar macho saliendo del agua, en el Mar de Barents, Svalbard
Canon EOS 5D Mark III a ISO 800, 500 mm f:4L IS, desde el barco.
© Oriol Alamany

Oso polar hembra retozando en la banquisa ártica en el Mar de Barents, a la una de la madrugada, Svalbard
Canon EOS 5D Mark III a ISO 800, 500 mm f:4L IS+1,4X, desde el barco
© Oriol Alamany


Oso polar macho acercándose a nuestro grupo, al que hubo que desviar mediante el disparo de bengalas, Svalbard
Canon EOS 5D Mark III a ISO 800, 500 mm f:4L IS+2X, trípode
© Oriol Alamany

Ascender navegando por entre la banquisa ártica hasta los 81º 50' Norte fue una experiencia de aquellas que te quedan indeleblemente marcadas en la memoria. ¡Estábamos a tan sólo 1.000 kilómetros del Polo Norte! 
          ¿Cuantas horas pasamos en cubierta, envueltos en todo tipo de ropa de abrigo, oteando el horizonte en busca del blanco depredador? Por fortuna las risas y la satisfacción por estar allí nos hacían ignorar las bajas temperaturas. Y cuando uno ya no aguantaba más, era cuestión de refugiarse un rato en la cafetería o en el puente de mando, con un café bien caliente en las manos y recuperando calorías con una deliciosa cookie de chocolate. El barco también dispone de una bien nutrida biblioteca sobre temas polares y una sala de conferencias, por lo que pocos ratos pasamos en los camarotes. De hecho casi ni nos daba tiempo de visionar y comentar fotografías, tal era el ritmo de actividades propuestas.


En la proa, buscando fauna ártica en la banquisa de hielo, Svalbard
Canon EOS 5D Mark III a ISO 100, 17-40 mm f:4L
© Oriol Alamany


Al pie de una magna colonia de Araos de Brunnich, Svalbard
Canon EOS 5D Mark III a ISO 800, 24-105 mm f:4L IS, desde una Zodiac
© Oriol Alamany

La fauna jamás es abundante en el Ártico, pero además de los osos polares pudimos observar y fotografiar zorros árticos, los renos de Svalbard, morsas, focas, rorcuales comunes y 21 especies de aves marinas y árticas. Uno de los puntos álgidos fueron la visita en Zodiacs a una magna colonia de Araos de Brunnich, y otra visita a pie a una colonia de Mérgulos marinos. Durante los paseos por la tundra pudimos observar también treinta especies diferentes de flores árticas, entre las que destacaba la Amapola de Svalbard. 
          Los seis excelentes naturalistas de la expedición (geólogos, ornitólogos, diplomados en medio ambiente, etc) nos ayudaron a localizar e identificar las distintas especies. Una de sus preocupaciones era transmitirnos su preocupación por la progresiva fusión de la banquisa ártica debido al cambio climático, que este año empezaba más al norte que nunca. Entre ellos destacaba la presencia de John Sparks, productor de documentales de la BBC y Oxford Scientific Films, que trabajó muchos años en las series de David Attenborough. 

Zorro ártico patrullando bajo una colonia de aves marinas, Svalbard.
Canon EOS-1D Mark IV a ISO 800, 500 mm f:4L IS, desde una Zodiac.
© Oriol Alamany


Mérgulos marinos en vuelo cerca de su colonia de reproducción, Svalbard
Canon EOS 5D Mark III a ISO 800, 500 mm f:4L IS, trípode
© Oriol Alamany

Equipo fotográfico
Este viaje fue un tanto inhabitual para mí en lo concerniente al equipo fotográfico. En primer lugar porque prácticamente estrenaba cámara nueva, la Canon EOS 5D Mark III. Y en segundo, porque un problema de última hora con mi 70-200mm me obligó a buscar prestados la misma noche anterior a la partida un 100-400mm f:4.5-5.6L IS y un 24-105mm f:4L IS para substituirlo. Les acompañaron mis habituales 17-40 mm f:4L 500 mm f:4L IS, complementados por los teleconvertidores 1,4X y 2X-II. Aunque algunos de los animales de Svalbard, incluidos los osos polares, puedan verse a escasa distancia, creo que un teleobjetivo largo (400-500 mm) es recomendable para un viaje a estas islas, aunque algunos de los participantes se apañaron muy bien añadiendo un teleconvertidor 1,4X a sus zooms 70-200 mm.
          La Canon EOS-1D Mark IV fue mi segundo cuerpo de cámara, y también me acompañó la compacta Canon Powershot G10 que esta vez casi no usé. Una diminuta GoPro Hero2 sirvió para complementar el video realizado con las otras cámaras (que ya os mostraremos una vez montado). Y un MacBook Pro 13" me permitió descargar las 4.000 imágenes realizadas y editarlas en el escaso tiempo libre de que disponíamos a bordo del barco.
          De los 15 participantes en la expedición, 8 eran usuarios de Canon, 6 de Nikon y 1 de iPhone (una acompañante "no fotógrafa" que resultó hacer destacables imágenes con su teléfono). Las ópticas dominantes eran los 24-105, 70-200 y los telezooms de 80 o 100-400 mm. Entre sus ordenadores personales había 8 Macs y 4 PC. 
          A pesar del frío, humedad y lluvia ninguna de las cámaras falló y tan sólo tuvimos que lamentar la caída en cubierta de un Canon EF 100-400 mm que, a pesar de quedar algo magullado, siguió funcionando.
          En los próximos días voy a publicar otro artículo con más fotografías del viaje y mis apreciaciones sobre el funcionamiento de la cámara Canon EOS 5D Mark III en el Ártico.


Fotografiando desde lo alto de un valle glaciar, Svalbard
Canon EOS 5D Mark III a ISO 400, 24-105 mm f:4L IS
© Oriol Alamany

Colonia de Araos de Brunnich, Svalbard
Canon EOS 5D Mark III a ISO 400, 24-105 mm f:4L IS, desde una Zodiac
© Oriol Alamany


Pre-reservas para julio 2013
Debido a la buena aceptación y el éxito de esta primera Expedición fotográfica al archipiélago de las Svalbard, Eulàlia y yo estamos meditando la posibilidad de repetir la experiencia en julio de 2013. 
          Dada la rapidez con la que se llenan las plazas en estos barcos solicitamos a quienes piensen que puedan estar interesados en compartir con nosotros esta fascinante experiencia, nos escriban al correo talleres@alamany.com para hacer una pre-reserva, sin compromiso ni tener que realizar pago alguno. De este modo puedes asegurar tu plaza hasta que se concreten las fechas exactas y el precio definitivo, lo que se haría antes de Navidades. Sólo una vez todo concretado entonces se harían las reservas en firme mediante el pago de un depósito. 


De regreso a casa (e-mails recibidos de los participantes)


Los 15 miembros de la expedición a Svalbard, con Eulàlia y yo, junto a miembros de la tripulación y guías naturalistas, así como unos viajeros chinos que se sumaron de modo espontáneo a la fotografía de nuestro grupo.



- "Tengo una sensación extraña, creo que he vuelto sólo físicamente, mi mente sigue navegando, buscando osos y morsas. ¡Que bien me lo he pasado!"

- "De vuelta a la rutina diaria, solo necesito acordarme de vosotros y los osos para volver a tener la sonrisa en la cara."

- "Gràcies per organitzar aquests viatges tan fantàstics :-) "

- "Han sido unos dias increibles, en un grupo genial y disfrutando de esta experiencia inolvidable. Me ha encantado poder compartirlo con todos vosotros. ¡Gracias!"

- "Os queremos decir que ha sido una experiencia inolvidable este viaje y sobre todo vuestra compañía."

- "El "viaje-regalo de mis 60 años" ha sido un REGALAZO!!!! El viaje, la compañia, los buenos ratos que pasamos, en fin una pasada. Gracias a todos por compartirlo y gracias tambien a los organizadores que como siempre han sabido transmitir al grupo su manera de ser y hacer."

- "Ayer, despues de tantos dias de no ver la noche, casi me hizo ilusión. Además la luna estaba preciosa así que hasta salí al jardín a sacar unas fotos. Pero me faltaba el sonido de todas vuestras cámaras disparando al unísono. ¡Han sido unos dias inolvidables! ¡Muchisimas gracias a todos!"

- "Uffffff, valiente trabajo por delante... por lo menos tengo que anular unas 1.200 fotos y ya sueño con banquisas y osos."
 
- "S'estava molt millor al vaixell i rondant tranquilament per l'Artic! M'ho vaig passar moooolt bé!!! M'enyooooooro!!! Brrrr! 

- "Ya en casa. Tras cambiar las "rubber boots" por las chancletas y el polar por una camiseta, los 40º C de diferencia se van llevando un poco mejor. Ha sido un placer compartir con todos vosotros estos días, que al menos para mi, serán inolvidables. 

- "Que cambio más brusco después de estos placenteros días... calor, noche (!!!), tareas varias... También quiero manifestar que para mi ha sido un viaje maravilloso y en excelente compañía!!!

- "Agradecer a Oriol y Eulália el haber sabido juntar a gente tan estupenda (cojonuda que diriamos en Bilbao). Hemos aprendido mucho de todos vosotros. Repetiríamos el viaje ahora mismo."