24/10/11

• Nuevo taller de fotografía de otoño en el Parc Natural de l'Alt Pirineu

Borda pirenaica entre abedules, Parc Natural de l'Alt Pirineu.
© Oriol Alamany

Captando la luz y el color de un abedular, Parc Natural de l'Alt Pirineu.
© Oriol Alamany

Este pasado fin de semana tuvo lugar la primera edición del nuevo Taller de fotografía de otoño del Alt Pirineu, que hemos organizado con Fotonatura

Tras siete años impartiendo dos turnos anuales del Taller de fotografía de otoño en Vall d'Aran, y siguiendo las peticiones de participantes que habían asistido diversas veces a esa actividad, este año diseñé un nuevo taller de otoño en un enclave distinto, para complementar al de Aran. Tras estudiar las posibilidades de diversas localidades me decidí por el Parc Natural de l'Alt Pirineu, que conozco bien por haberlo fotografiado durante años. Declarado en 2003, se trata del parque natural más extenso de Catalunya, encajado entre Andorra y Vall d'Aran. Destacan sus espléndidos paisajes de montaña y su gran superficie boscosa, donde se refugian animales forestales como el Urogallo, el Pito negro, el Mochuelo boreal, el Corzo, el Rebeco o incluso el Oso pardo.

Abedules y abetos, Parc Natural de l'Alt Pirineu.
© Oriol Alamany


Rocas, hojas y río, Parc Natural de l'Alt Pirineu.
© Oriol Alamany

Necesitaba diseñar un taller de fotografía en una zona con abundancia de árboles de hoja caduca para poder fotografiar sus tonalidades otoñales, pero en un tipo de bosque claramente distinto de los de Aran. En la zona escogida no hay hayedos, tradicionalmente tan queridos por los fotógrafos, pero no por ello falta el colorido. El árbol dominante es el abedul, unas de las especies arbóreas más fotogénicas, acompañado por oscuros abetos y pinos, así como por el cromatismo adicional de robles, fresnos, cerezos, arces, avellanos y otras especies. Este taller tiene por objetivo también a atractivos cursos de agua y a las tradicionales "bordas" de piedra típicamente pirenaicas.

La respuesta al anuncio de esta actividad en Fotonatura no pudo ser más positiva, llenándose las plazas disponibles en unos pocos días, al igual que ha sucedido con los dos turnos de Vall d'Aran. No podemos más que agradecer a todo el mundo su interés en participar en estas actividades.

Fotografiando hierbas con escarcha a primera hora de la mañana, Parc Natural de l'Alt Pirineu.
© Oriol Alamany

Crocus con escarcha, Parc Natural de l'Alt Pirineu.
© Oriol Alamany

Con los valles aún sumergidos en la gélida penumbra otoñal, el sábado y el domingo penetramos en dos zonas distintas del parque, pudiendo fotografiar a placer durante horas. La llegada del sol se agradeció debido a las bajas temperaturas, pero gracias a elllas también pudimos fotografiar algunos elementos cubiertas de escarcha.

Tras un verano excepcionalmente seco y caluroso, los árboles no han adquirido este otoño la extrema coloración de otros años. Pero eso no fue óbice para que los asistentes disfrutaran de dos días de luz tremendamente limpia y de bellos paisajes de cálidos colores. La sesión de debate sobre las imágenes realizadas permitió valorar el  trabajo hecho y comentar cuestiones técnicas, de creatividad y composición entre todo el grupo.

Sin duda un taller que, tras esta primera experiencia, repetiremos de nuevo en el futuro. Gracias a todos los asistentes por su buen hacer y a Francesc Farriols por ser mi eficiente asistente.


Los encantadores caballos bretones, siempre interesados en nuestros equipos fotográficos, Parc Natural de l'Alt Pirineu.
© Oriol Alamany

Helados, pero contentos. Grupo del taller de fotografía de otoño en el Alt Pirineu 2011.
© Oriol Alamany

17/10/11

Gracias, Steve

Steve Jobs en 2008 presentando el MacBook Air.


Gracias Steve.

Gracias por tus ideas, por tu creatividad, por facilitarnos el trabajo a los simples mortales que no queremos un ordenador para tener un ordenador, sino para tener nuestra mente libre para crear cosas con él.

Nuestro primer Macintosh, un 512k/400 de 1986

Cuando en 1986 trabajaba como diseñador gráfico y compramos nuestro primer ordenador personal, fue un Apple Macintosh 512k/400. En aquellos momentos en que los PC funcionaban con el sistema operativo MS-Dos, no sabían ni lo que era un ratón, llevaban enormes diskettes de 5 ¼” pulgadas y para copiar un archivo en una carpeta debías conocerte una complicada línea de comandos, el pequeño Macintosh era el único que permitía realizar trabajos de artes gráficas de calidad y nos permitía cierta agilidad a quienes no sabíamos nada de informática. 

Aunque veinticinco años después parezca increíble, aquel Macintosh no tenía disco duro, su memoria RAM era de 512K (mi actual MacPro tiene 10GB), su monitor de 9” en blanco y negro tenía una resolución de 512x342 píxeles (escribo esto en un monitor NEC de 26" y 1920x1200 píxeles) y en los escasísimos 400K de su diskette de 3,5” cabían el sistema operativo, los programas y los documentos con los que trabajábamos. En aquella época ninguno de nosotros soñaba tan siquiera con la fotografía digital. Recuerdo que en aquella época en España casi nadie tenía un Mac, una herramienta sólo conocida por unos pocos profesionales del diseño gráfico que empezábamos en el naciente mundo de la llamada “autoedición”. Nos costó la friolera de algo más de 400.000 pesetas, que nos tuvieron que prestar la familia. 

Luego vendría un Macintosh SE FDHD (que aún conservamos como una pieza de colección), un Macintosh II y luego sucesivos modelos hasta llegar a los PowerMac G4, MacMini, MacPro y MacBook con los que realizamos todas nuestras tareas diarias.

Eulàlia en 2003 gestionando el archivo fotográfico de diapositivas digitalizadas, antes del cambio a las cámaras digitales, con un PowerMac G4 y el que fue el primer monitor Apple LCD de 20". Ocho años después, este G4 y el monitor aún funcionan perfectamente conectados al escáner fotográfico con el que seguimos digitalizando nuestro fondo fotográfico de diapositivas.
© Oriol Alamany

En el año 2001 Apple varió la orientación de sus esfuerzos de las herramientas de trabajo a los gadgets de consumo. Recuerdo que el cambio me molestó, ya que en ciertos momentos Apple se concentró más en estos gadgets que en mantener actualizadas sus fantásticas máquinas de trabajo. Y los ordenadores que jamás me habían dado disgusto alguno empezaron a darme alguno que otro. Jamás he necesitado un iPod para escuchar música fuera de casa: me gusta escuchar como suena el mundo a mi alrededor. Y respecto a los iPhone, no me desagradan pero me parecen indecentes las tarifas a que te atan las compañías para poder usarlo y el entorno cerrado sin siquiera un puerto usb. Y siempre me han hecho gracia las coletillas de los mensajes “Enviado desde mi iPhone”, cuando quien los recibe le importa un comino la marca del teléfono desde el que se los han enviado (Será que la persona que los manda sí que necesita que todos se enteren). Y respecto al iPad, pues opino que es otro gadget precioso, con ciertas utilidades, pero debo decir que no siento por él el deseo que sí que me produce un MacBook Air de 11".

Debido a la gran difusión que en España experimentó Apple con estos gadgets, se produjo un efecto rebote y de repente comprarse un ordenador Mac (en especial los portátiles) dejó de ser una rareza si no algo de lo más cool. Muchos aficionados a la fotografía y defensores a ultranza de los PC empezaron a cambiarlos por Macs. El fantástico rendimiento de estos ordenadores en el exigente mundo de la fotografía digital ha marcado este cambio de tendencia, y cada vez son más los usuarios que han llegado a los Mac a través de sus iPod o iPhone.

Editando fotografías con un Mac Powerbook 12" en una cabaña en Alaska, 2007. En la actualidad un ordenador portátil Mac me acompaña en casi todos mis trabajos fotográficos, exceptuando los largos trekkings por zonas montañosas.
© Eulàlia Vicens

Siempre he sido un defensor de los productos Apple, pero tampoco un loco seguidor que se compra todo lo que salía de la mente de Jobs y sus colaboradores (De hecho, mi nuevo teléfono móvil es un Android que tiene todo lo que necesito y más).  Pero Jobs es una persona a la que siempre he admirado y a quien debo agradecer lo mucho que nos ha facilitado el trabajo en nuestros años de oficio, a veces incluso en parajes remotos, muy alejados de nuestra oficina y ordenadores de Barcelona. En esos momentos, la fiabilidad y escasos problemas de un Mac son algo que se agradece.

Así que ahí va mi recuerdo y mi pequeño y sincero homenaje.

11/10/11

• Taller de fotografía en Kenia 2011



Manada de Licaones bajo un arco iris, Kenia
Canon EOS-1D MkIV a ISO 200, 70-200mm f:2.8L IS II a 80mm con beanbag.
© Oriol Alamany


Un año más el viaje fotográfico Predadores y herbívoros en la sabana africana durante la gran migración que he impartido en Kenia este pasado mes de septiembre ha resultado una experiencia fascinante. Este país siempre sorprende a los asistentes y tampoco deja de hacerlo a Eulàlia y a mí.

Tras las espléndidas oportunidades fotográficas de que gozamos en la edición del año pasado parecía difícil acercarse tan siquiera a ello. Pero lo cierto es que, aunque la climatología ha sido extremadamente distinta (en esta ocasión hemos tenido cielos más nublados y ha llovido mucho más), las observaciones han sido variadas y algunas de ellas realmente espectaculares.

Cortinas de lluvia sobre la sabana, Kenia
Canon EOS-1D MkIV a ISO 200, 70-200mm f:2.8L IS II a 145mm con beanbag.
© Oriol Alamany

Pelea entre machos de Jirafa reticulada, Kenia
Canon EOS-1D MkIV a ISO 400, 70-200mm f:2.8L IS II a 105mm con beanbag.
© Oriol Alamany

Ya en la primera salida práctica en Masai Mara disfrutamos con la observación de un bellísimo Leopardo. ¿Cómo explicarles a quienes visitan África por vez primera que eso es difícil en esta reserva y que sean conscientes de lo afortunados que han sido?

Debido a las inusuales lluvias la sabana estaba verde y la migración de los herbívoros había variado su recorrido habitual. Pero a pesar de ello tuvimos la fortuna de asistir a dos crossings o cruces del río Mara distintos, uno de ellos realmente espectacular y que nos permitió practicar la fotografía de acción.

Ñus cruzando el río Mara, Kenia
Canon EOS-1D MkIV a ISO 800, 500mm f:4L IS + 1,4X con Manfrotto Superclamp.
© Oriol Alamany

Cocodrilos del Nilo devorando una Jirafa, Kenia
Canon EOS-1D MkIV a ISO 800, 500mm f:4L IS + 2X con Manfrotto Superclamp.
© Oriol Alamany

El programa del curso fue un sinfín de madrugones, con dos prácticas fotográficas cada día, alternadas con sesiones de comentario de algunas de las imágenes realizadas, debate y también un poco de teoría. No puedo más que agradecer a los participantes su extrema puntualidad a las salidas a pesar del agotamiento que se acumulaba día tras día.

Durante dos semanas las fotografías se acumularon en los discos duros. Por citar sólo los felinos, que suelen ser los más codiciados por los fotógrafos, vimos 46 leones en Masai Mara, 5 en Nakuru y 6 en Samburu, varios de ellos fotogénicos cachorros; 2 Leopardos en Masai Mara, 2 en Nakuru y 1 en Samburu cazando un Dik-dik; así como 8 Guepardos en Masai Mara y 7 en Samburu incluyendo también algunos cachorros.

Eso, añadido a multitud de otras especies de mamíferos como Rinoceronte negro y blanco, Elefante africano, Búfalo cafre, Hiena rayada, Chacal de lomo negro, jirafas, cebras, multitud de antílopes, pájaros, reptiles, etc. De todos modos, la observación más excepcional fue la de una manada de once licaones, amenazado cánido difícil de ver que tuvimos la enorme fortuna de poder observar y fotografiar en dos días distintos.

Pelícanos acicalándose, Kenia
Canon EOS-1D MkIV a ISO 800, 500mm f:4L IS + 2X con trípode.
© Oriol Alamany

Leones paseando por el bosque al amanecer, Kenia
Canon EOS-1D MkIV a ISO 400, 70-200mm f:2.8L IS II a 170mm con beanbag.
© Oriol Alamany


Equipos fotográficos
A nivel estadístico ;-) entre los equipos fotográficos de los participantes al curso nos encontramos con nueve usuarios de Canon (1D MkIV, 1Ds MkIII, 5D MkII, 5D, 7D, 60D y 30D), dos de Nikon (D700, D300 y D80) y uno de Pentax (K5 y K10). Tan sólo una persona trajo una cámara de video, mientras que otros utilizaron sus réflex para realizar algunas tomas en movimiento. Cuando pueda montar el video que hice yo del taller ya os avisaré.

Incluso los "profesores" siempre tenemos algo que aprender de los "alumnos" y en este caso, gracias a los intercambios de experiencias con otros dos usuarios de la Canon EOS-1D MkIV y a la abundancia de sujetos en acción, he podido afinar alguna de las funciones personales relativas al autoenfoque de mi cámara, de la que estaba algo descontento. Ahora no es perfecta, pero estoy mucho más satisfecho de ella en las escenas donde los animales se mueven sobre un fondo, situación en la que antes fallaba siempre. Parece ser que una de las claves es poner la función personalizada C.FN III-2 "Sensibilidad seguimiento AI Servo" en la posición intermedia entre Lenta y 0 (algo que a primera vista parece un contrasentido), y también seguir al animal en movimiento durante un segundo antes de empezar a disparar, cosa que ya había leído pero no siempre pensaba en ello.

Buitre volando sobre el río Mara, Kenia
Canon EOS-1D MkIV a ISO 400, 500mm f:4L IS a mano alzada.
© Oriol Alamany

Impala saltando, Kenia
Canon EOS-1D MkIV a ISO 800, 500mm f:4L IS con beanbag.
© Oriol Alamany

Los teleobjetivos dominantes eran los zoom: cinco Canon 100-400mm f:4.5-5.6L IS y un 70-300mm f:4-5.6L IS, un Nikon 80-400mm y un Sigma 120-400mm 4.5-5.6 OS para Pentax. Los grandes teleobjetivos fijos eran cuatro 500mm f:4 (Canon y Nikon), así como un Canon 300mm f:2.8L IS. Todos ellos suplementados con teleconvertidores 1.4X y 2X si alguna ocasión lo requería. Estos teleobjetivos largos eran complementados por una variedad de zoom más cortos 70-200mm f:2.8 o f:4 que también fueron muy usados debido a la cercanía de los animales.

El soporte más utilizado en los vehículos fueron los beanbags, tremendamente versátiles e increíblemente estables, incluso al fotografiar con grandes teleobjetivos. Yo utilicé también en algunos momentos la sólida pinza Manfrotto Superclamp 035 con mi vetusta rótula Arca Swiss B1, que ya ha superado los diez años de fieles servicios.

Un hecho destacado en la fotografía de safari actual es la existencia de los estabilizadores de imagen y las elevadas sensibilidades a las que podemos fotografiar con las cámaras. Después de varias décadas fotografiando con películas de 25, 50 o 100 ISO, ahora es una gozada poder captar imágenes con poca luz a 400, 800 o 1600 ISO. Habitualmente no supero los 3200 ISO, pero en una ocasión en concreto fotografié a un Leopardo en el crepúsculo a 6400 ISO con resultados más que dignos.

Entre los ordenadores portátiles dominaban los MacBook y dos iPad (aparato que se mostró incapaz de almacenar el gran número de fotografías que realizaron sus propietarios), así como algunos PC y Netbooks. Estos últimos se mostraron poco adecuados para ver y gestionar la gran cantidad de imágenes obtenidas.

Cielo, tierra, árboles y animales, Kenia
Canon EOS-1D MkIV a ISO 400, 70-200mm f:2.8L IS II a 130mm, beanbag.
© Oriol Alamany

Un Leopardo acaba de cazar un Dik-dik en la oscuridad del crepúsculo, Kenia
Canon EOS-1D MkIV a ISO 6400, 1/200 a f:2.8, 70-200mm f:2.8L IS II a 200mm a mano alzada.
© Oriol Alamany



Crónicas desde África
Aunque el aislamiento de las reservas naturales de Kenia le impidió a Pep Prats enviar sus previstas crónicas africanas, en un par de lugares donde había wi-fi mandó artículos que se han publicado en el portal Espai Fotogràfic. Aquí están los enlaces por si os apetece leerlos (en idioma catalán) o ver sus fotografías.




Queda abierto el grupo de Flickr Taller Kenia 2011 donde podréis ver algunas de las fotografías realizadas por los asistentes.

Uno de nuestros vehículos entre Cebras, Kenia
Canon EOS-1D MkIV a ISO 200, 500mm f:4L IS con beanbag.
© Oriol Alamany


Desayuno en medio de la sabana, Kenia
Canon EOS-1D MkIV a ISO 200, 17-40mm f:4L.
© Oriol Alamany

Los asistentes acompañados de nuestros cuatro guías-conductores, Kenia
Canon EOS-1D MkIV, 17-40mm f:4L
© Oriol Alamany