Dunas en Erg Chebbi, Marruecos, Enero 1985
Una imagen de mi primera visita al Sahara, hace ahora 26 años.
Canon A1, Canon FD 28 mm f/2.8, filtro polarizador, película Kodachrome 64, trípode
© Oriol Alamany
Siempre me ha atraído el desierto del Sahara, el de mayor extensión del mundo. En especial a partir de la lectura a inicios de los años 80 del libro "El Sahara" de Jeremy Swift (1975), perteneciente a la magnífica colección "Zonas salvajes del mundo" editada por Time-Life. Fue ese libro el que me enseñó qué son un erg, un reg, una hamada una güelta y un wadi e hizo crecer en mi interior las ganas de ver los mares de dunas, las inmensas llanuras de grava y los Tassili.
Pero a pesar de haber viajado por bastantes países de este mundo, lo cierto es que treinta años después tan sólo he hollado este desierto de forma esporádica: dos veces en el sur de Marruecos y otra al recorrer los desiertos Líbico y Arábigo de Egipto. La problemática política y social de varios de los países en que está englobado el Sahara, como por ejemplo Argelia, me han dificultado el conocerlo a fondo como habría deseado. Al menos hasta el momento.
Sin embargo sigo con atención los libros y artículos sobre esta paraje. Una de mis obras preferidas al respecto es el libro del fotógrafo francés Alain Dragesco-Joffé "La vie sauvage au Sahara" (Delachaux et Niestle, 1993). Alain empezó a fotografiar a los quince años de la mano de su padre Jean Dragesco, uno de los pioneros de la en aquellos tiempos denominada "caza fotográfica". En 1982 empezó a dedicarse al estudio y fotografía de la fauna sahariana, cuya culminación fue aquel libro con imágenes preciosas e inéditas de especies rarísimamente fotografiadas, logradas tras nueve expediciones y 31 meses de trabajo en el desierto, principalmente en Niger. Luego también fotografiaría a los rarísimos antílopes de la meseta tibetana. Por desgracia, Alain falleció en 2002 durante una expedición a Namibia, donde trabajaba en un proyecto sobre los rinocerontes y los elefantes del desierto.
Algunas de sus imágenes que más me impactaron en aquel libro fueron las de los Guepardos saharianos. Siempre me han encantado los guepardos, pero hasta entonces jamás había visto fotografías de esta rarísima subespecie (Acynonix jubatus hecki), cuyos ejemplares son más pequeños, tremendamente esbeltos y con el pelo más corto (a veces casi blanco) que sus congéneres del resto de África debido a las severas condiciones que les impone su medio natural. Los animales de esta población se alimentan básicamente de gacelas dorcas, hubaras, liebres del Cabo, y jamás beben más líquido que la sangre y la orina de sus presas.
Algunas de sus imágenes que más me impactaron en aquel libro fueron las de los Guepardos saharianos. Siempre me han encantado los guepardos, pero hasta entonces jamás había visto fotografías de esta rarísima subespecie (Acynonix jubatus hecki), cuyos ejemplares son más pequeños, tremendamente esbeltos y con el pelo más corto (a veces casi blanco) que sus congéneres del resto de África debido a las severas condiciones que les impone su medio natural. Los animales de esta población se alimentan básicamente de gacelas dorcas, hubaras, liebres del Cabo, y jamás beben más líquido que la sangre y la orina de sus presas.
Biografía de Alain Dragesco-Joffé en la web de la agencia Biosphoto
© Farid Belbachir/ZSL/OPNA
El increíblemente esquivo Guepardo del Sahara siguió envuelto en el misterio hasta que en febrero de 2009 Farid Belbachir con la colaboración de la Zoological Society of London pudo tomar más fotografías, esta vez en Argelia y mediante el uso de cámaras-trampa.
Una imagen de Guepardo de una subespecie distinta captado por mí en otra zona desértica de África, en Namibia, 1997
Canon EOS-1N, Canon EF 500mm f/4.5L con teleconvertidor 1,4X, película Fujichrome Sensia 100
© Oriol Alamany
Este mes de diciembre un equipo de la Sahara Conservation Fund ha hecho públicas más imágenes de este esquivo felino, captadas en el macizo Termit en Niger el verano pasado también mediante el sistema de cámara-trampa. Una imagen fantasmagórica que nos muestra a un ejemplar extremadamente esbelto, de aspecto muy distinto a los que estamos acostumbrados a ver en lugares como Kenia o Tanzania.
Los expertos estiman en menos de 200 individuos la población total de guepardos en el desierto del Sahara, gravemente amenazados por la caza ilegal y el envenenamiento con venenos como la estrictina.
Guepardo del Sahara captado de noche por una cámara-trampa, Niger. Fijaros en su pelaje casi blanco y su esbeltez, característica de esta subespecie.
© Sahara Conservation Fund
gracias Oriol por compartir parte de tu saber...
ResponderEliminaruna entrada interesante y "culturizante", que invita a soñar e incrementa las ganas de viajar y abrir la mente y la visión
hay que ahorrar! hay que viajar!!!
Fascinante animal, impresionante foto!!
ResponderEliminarMe quedo a cuadros, no sabía que existía. ¿Qué come?
Mis viajes son de 48 horas siempre (que hi farem). Estuve 48 horas en el Sahara en Tunez y desde luego quiero volver. Si no fuera por el tiempo y las responsabilidades allí estaría apuntado a esos viajes, ¡a los dos!
Después de mirar por tierra mar y aire, no consigo encontrar tu libro "FOTÓGRAFOS DE LA NATURALEZA", y me interesa mucho por lo menos consultarlo si no puedo comprarlo ¿alguna idea?
Manel "frikosal", he añadido esta frase en la entrada. La información la he sacado del libro de Dragesco: los animales de esta población se alimentan de gacelas dorcas, hubaras, liebres del Cabo, y jamás beben más líquido que la sangre y la orina de sus presas.
ResponderEliminarRespecto al libro "Fotógrafos de la Naturaleza", puedo prestártelo si me juras sobre una Biblia que lo cuidarás y me lo devolverás. Sólo tengo un único ejemplar. Tenía dos ejemplares, dejé uno de ellos, y jamás me lo han devuelto.
Espectacular lo de estos animales !
ResponderEliminarTodavía más, te lo juraré sobre el "Mountain Light" pero si solo tienes uno me da yuyu llevármelo, eso es una joya y siempre puede ocurrir una desgracia. Me interesa mucho, lo he encontrado en una biblioteca pero están .. en obras. ¿Y una reedición?
Nu... ria, estoy de acuerdo contigo: el dinero es para comer, tener una casa donde refugiarse y, si queda algo, para conocer mundo.
ResponderEliminarA ver si me acuerdo y lo traigo el sábado a la jornada de Celistia, así lo ves.
ResponderEliminarMuy interesante, Oriol. A principios de los 90 estuve buscando este animal en el este de Marruecos, donde se supone que quedaban los últimos de este país, pero no hubo suerte. ¿Tienes idea si todavía hay guepardos en Marruecos?
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