20/4/15

• Viaje fotográfico a Patagonia 2015: Tras las luces del fin del mundo


Algunos de los participantes al viaje fotográfico fotografiando las azuladas tonalidades del alba en los Cuernos, Parque Nacional Torres del Paine, Chile
Canon EOS 5D MkIII a ISO 400, 24-70 mm f:4L IS, Sistema de filtros Benro polarizador + GND 0.9, trípode Benro
© Oriol Alamany


Tras las luces del fin del mundo, el nuevo viaje fotográfico a la Patagonia que Eulàlia y yo diseñamos minuciosamente a lo largo del último año con la agencia Vià Tours ha llegado a su fin. 


Han sido diecisiete días tremendamente intensos, sin pausas, guiando a diez personas por las pampas y montañas andinas de la Patagonia argentina y chilena. Una tierra que puedo asegurar sin paliativos que es una de las más fotogénicas del planeta. Dos semanas y media viajando, madrugando para capturar las luces del alba, fotografiando sus asombrosos paisajes, navegando en lagos de aguas de azules indefinibles, notando el gélido aire de los glaciares en la nuestras caras, subiendo a pie por senderos de montaña en busca de los lugares más bellos y también largas esperas intentando ver al más poderoso depredador americano: el Puma. 


Y también horas de charlas distentidas, muchas risas y comidas placenteras, que de todo eso se compone la experiencia de viajar. Todo eso ha sido nuestro viaje a Patagonia 2015. 



PARQUE NACIONAL LOS GLACIARES

Empezamos nuestro recorrido a finales del mes de marzo en la ciudad de El Calafate, en la vertiente Argentina de los Andes. Allí recogimos las dos furgonetas que nos permitirían recorrer las carreteras y pistas de interminables rectas tan características de la pampa. De El Calafate viajamos hasta El Chaltén, pueblo de pioneros que durante varios días sería nuestra base para fotografiar un paisaje dominado por los picos Fitz Roy, el esquivo Cerro Torre y otras montañas del Parque Nacional Los Glaciares. 

Dado que nos encontrábamos en el hemisferio Sur, la estación coincidía con el inicio del otoño patagónico. Como es habitual allí, las nubes, vientos y algunas lluvias se confabularon para ocultarnos las cimas principales durante los amaneceres, pero nos ofrecieron unas luces propias del fin del mundo que era también lo que, como fotógrafos, habíamos venido a buscar a estas tierras lejanas. Los clics de las cámaras sonaban entre el ulular de la "brisa patagónica" a medida que las tonalidades azules daban paso a las rosadas, rojas y naranjas de amaneceres y atardeceres.


Silueta del Monte Fitz Roy (3405 m) al anochecer, Parque Nacional Los Glaciares, Argentina
Canon EOS 5D MkIII a ISO 400, 70-200 mm f:2.8L IS
© Oriol Alamany



Xevi, Lili y José Ramón fotografiando el Fitz Roy bañados en la luz rosada de un crepúsculo espectacular, Parque Nacional Los Glaciares, Argentina
Canon EOS 5D MkIII a ISO 400, 70-200 mm f:2.8L IS
© Oriol Alamany


Arco iris en el río de las Vueltas , Parque Nacional Los Glaciares, Argentina
Canon EOS 5D MkIII a ISO 800, 70-200 mm f:2.8L IS, filtro polarizador.
© Oriol Alamany


Reparando un neumático en una gomería de El Chaltén, Argentina
Olympus OM-D E-M1 a ISO 800, 12-40 mm f:2.8 Pro.
© Oriol Alamany


Tras unos días, regresamos a El Calafate, donde disfrutamos de un día completo en el Perito Moreno, quizás el glaciar más famoso del mundo. Se origina en el campo de hielo Patagónico Sur y termina en un precioso frente de sesenta metros de altura que, de vez en cuando, deja caer témpanos al lago Argentino. Un fenómeno de la naturaleza que te quedas embelesado mirando cual si fuera el fuego de una chimenea.

Fotografiamos el glaciar tanto desde distintos puntos de vista en tierra, como desde una embarcación que navega por el lago a sus pies, en las pausas que nos dejaron las intermitentes lluvias y nevadas. Era curioso que, más que molestar, el tiempo tempestuoso imprimió un carácter especial al paraje y a la luz, que hacía resaltar de manera destacada el azul de los hielos.


Recorriendo los senderos del Glaciar Perito Moreno, aquí esperando la caída de algún témpano, Parque Nacional Los Glaciares, Argentina
Canon EOS 5D MkIII a ISO 400, 16-35 mm f:4L IS.
© Oriol Alamany


Glaciar Perito Moreno, Parque Nacional Los Glaciares, Argentina
Canon EOS 5D MkIII a ISO 400, 70-200 mm f:2.8L IS II, Sistema de filtros Benro polarizador + GND 0.9, trípode Benro, panorámica de 6 imágenes.
© Oriol Alamany


Glaciar Perito Moreno, Parque Nacional Los Glaciares, Argentina
Canon EOS 5D MkIII a ISO 400, 70-200 mm f:2.8L IS II.
© Oriol Alamany


PARQUE NACIONAL TORRES DEL PAINE

Y tras una semana en Argentina y cruzar la frontera hacia Chile vinieron nueve excitantes días en el Parque Nacional Torres del Paine, un lugar que ya nos cautivó a Eulàlia y a mí en nuestro primer viaje a Patagonia en 2006 y cuyos rincones teníamos ganas de enseñar a nuestros acompañantes. 

Nuestra filosofía personal al planificar los viajes de trabajo como fotógrafos profesionales es que más vale ver pocas localidades bien, que muchas mal. Y lo mismo hacemos en los viajes fotográficos que diseñamos. Por eso habíamos programado un buen número de jornadas en este espacio natural protegido tan excepcional, para poder explotar fotográficamente todas sus innumerables posibilidades.

 Salida del sol en los Cuernos y lago Pehoe, Parque Nacional Torres del Paine, Chile
Canon EOS 5D MkIII a ISO 800, 24-70 mm f:4L IS, Sistema de filtros Benro polarizador + ND1000 + GND 0.9, trípode Benro
© Oriol Alamany

Un Guanaco (Lama guanicoe) con Los Cuernos de fondo, Parque Nacional Torres del Paine, Chile
Canon EOS 5D MkIII a ISO 200, 70-200 mm f:2.8L IS, filtro polarizador
© Oriol Alamany


Picamaderos de Magallanes (Campephilus magellanicus) macho en el bosque, Parque Nacional Torres del Paine, Patagonia, Chile
Canon EOS 5D MkIII a ISO 1600, 500 mm f:4L IS + 1.4x-III, trípode Benro
© Oriol Alamany


El discreto y encantador Armadillo, Parque Nacional Torres del Paine, Chile
Canon EOS 5D MkIII a ISO 400, 70-200 mm f:2.8L IS
© Oriol Alamany


Declarado en 1959, el Paine ofrece altivas cimas (Paine Grande de 3050 m, Los Cuernos, Las Torres...) donde las nubes y las luces se combinan en sorprendente armonía. Uno no se cansaría jamás de fotografiarlos, tan cambiante es su aspecto a lo largo del día. Y por más fotografías que hayas visto del lugar, nada te prepara para su grandeza una vez allí.

Por otra parte, el parque nacional es un excelente refugio de fauna que nos ofreció observaciones de Guanaco, zorros gris y culpeo, Armadillo, Liebre y aves como los flamencos, caracaras, Aguila mora, Cóndor andino, Picamaderos de Magallanes, Cisne de cuello negro, Caiquén, Cotorra cachaña, etc. Y también del rey de la Patagonia, el Puma.


Picos y vertientes del Paine Grande ardiendo de luz al atardecer, Parque Nacional Torres del Paine, Chile
Canon EOS 5D MkIII a ISO 100, 70-200 mm f:2.8L IS, filtro polarizador, trípode Benro
© Oriol Alamany


El grandioso espectáculo del Paine Grande, los Cuernos y el lago Pehoe a la luz de la luna, Parque Nacional Torres del Paine, Chile
Canon EOS 5D MkIII a ISO 800, Zeiss 21mm f:2.8 Distagon T*, trípode Benro
© Oriol Alamany


Tras un par de días de viento intenso, este se serenó dando paso a varias jornadas de calma especialmente fructíferas en fotografías. Nuestro programa previsto, donde íbamos cambiando de alojamiento cada ciertos días, nos permitió recorrer zonas muy distintas del parque, captando toda su grandiosidad y diversidad.

Esta larga estancia tuvo varios momentos álgidos: las diversas madrugadas fotografiando Los Cuernos, la visita al glaciar Grey y los bosques magallánicos que se conservan a su alrededor, la ascensión a la Base de Las Torres y las observaciones de guanacos, zorros y de imponentes pumas salvajes. 


Una de las morrenas del glaciar Grey, Parque Nacional Torres del Paine, Chile
Canon EOS 5D MkIII a ISO 100, 70-200 mm f:2.8L IS II, filtro polarizador, trípode Benro, panorámica de varias imágenes
© Oriol Alamany


Detalle del interior del umbrío bosque magallánico en un tramo del trekking de la W, Parque Nacional Torres del Paine, Chile
Canon EOS 5D MkIII a ISO 100, 24-70 mm f:4L IS, filtro polarizador, trípode Benro
© Oriol Alamany


Zorros grises jugando cerca de su madriguera, Parque Nacional Torres del Paine, Chile
Canon EOS 5D MkIII a ISO 400, 500 mm f:4L IS + 1.4x-III, trípode Benro
© Oriol Alamany


Cuando visitamos el parque hace nueve años, Eulàlia y yo dedicamos buen numero de horas a buscar a los pumas sin éxito. En aquella época eran animales extremadamente difíciles de ver y pocas imágenes había de ellos aparte del documental "Puma, el león de los Andes" (National Geographic, 1996), que le costó dos años de rodaje al cineasta Hugh Miles.

Pero la población de puma se ha incrementado, la protección es mayor, y los felinos se han hecho menos esquivos. En nuestro segundo día en Paine tuvimos la fortuna de localizar a una madre con dos jóvenes escondidos en unos matorrales. Tras una larga espera en el interior de las furgonetas, al crepúsculo les vimos salir de la vegetación para iniciar su actividad diaria, pudiendo fotografiarles gracias a las sensibilidades muy elevadas de las cámaras actuales.

Puma (Puma concolor) hembra al crepúsculo, Parque Nacional Torres del Paine, Chile
Canon EOS 5D MkIII a ISO 6400, 500 mm f:4L IS + 1.4x-III
© Oriol Alamany

Unos días después, durante una espera realizada en una zona de amplias vistas con la intención de ver algún puma, localicé a una hembra devorando un Guanaco que había cazado por la noche. Tras un rato comiendo se retiró a descansar una vez levantado el día. Por la tarde allí regresamos parte del grupo, con la corazonada de poder verla de nuevo. Y así fue, ofreciéndonos prácticamente una hora de observación continuada. Personalmente no puedo estar más contento, tanto por haber visto yo al Puma por vez primera, como por haber podido mostrar este elegante felino a los participantes del viaje fotográfico.

Eulàlia inspeccionando el terreno palmo a palmo en busca del Puma, Parque Nacional Torres del Paine, Patagonia, Chile
Canon EOS 5D MkIII a ISO 800, 500 mm f:4L IS, trípode Benro
© Oriol Alamany


Puma, Parque Nacional Torres del Paine, Patagonia, Chile
Canon EOS 5D MkIII a ISO 3200, 500 mm f:4L IS + 1.4x-III, trípode Benro
© Oriol Alamany


Puma comiendo un Guanaco, Parque Nacional Torres del Paine, Patagonia, Chile
Canon EOS 5D MkIII a ISO 3200, 500 mm f:4L IS + 1.4x-III, trípode Benro
© Oriol Alamany





Una de las excursiones más recomendables a realizar en el parque nacional es la ascensión a la Base de las Torres. Entre subir y bajar son un total de unas 8-10 horas superando un desnivel acumulado de unos 900 metros. El día escogido no soplaba viento ni llovía o nevaba, así que casi todo el grupo decidió intentarlo. Requirió un esfuerzo ascender al lago azul sobre el cual se levantan los monolitos pétreos, pero todos llegamos arriba. La niebla y una llovizna impertinente nos recibió en lo más alto, pero la visión era grandiosa y digna de verse. Y a lo largo del camino los bosques magallánicos estaban en pleno esplendor otoñal.

Al atardecer llegamos a la hostería cansados, pero contentos. Alguno sin creerse tan siquiera que hubiera logrado subir a aquel paraje.

Bosque magallánico en su aspecto otoñal, Parque Nacional Torres del Paine, Patagonia, Chile
Canon EOS 5D MkIII a ISO 400, 24-70 mm f:4L IS, filtro polarizador
© Oriol Alamany


Límite del bosque en la ascensión a la Base de las Torres, Parque Nacional Torres del Paine, Patagonia, Chile
Canon EOS 5D MkIII a ISO 400, 24-70 mm f:4L IS, filtro polarizador
© Oriol Alamany


Las Torres y su laguna escondida, un lugar mágico, Parque Nacional Torres del Paine, Patagonia, Chile
Canon EOS 5D MkIII a ISO 200, 24-70 mm f:4L IS, filtro polarizador
© Oriol Alamany


FOTOGRAFIAR EN PATAGONIA

Patagonia es el imperio de la fotografía de gran paisaje aunque, en menor medida, también puede fotografiarse fauna salvaje. Cualquier equipo fotográfico que contenga objetivos con distancias focales de aproximadamente 24 a 200 mm (o sus equivalentes) será adecuado, incluso para fotografiar a los guanacos u otra fauna confiada. Las aves y los pumas (si tenemos la fortuna de verlos) sí que requieren de teleobjetivos mayores. Un trípode resulta más que recomendable para poder captar las luces extremas del alba y el crepúsculo, cuando los paisajes patagónicos lucen sus mejores galas.

Fotografiando las Torres del Paine, Patagonia, Chile
Olympus OM-D E-M1 a ISO 200, 12-24 mm f:2.8 Pro, filtro polarizador
© Oriol Alamany


Un aspecto que hay que tener muy presente en esas tierras es el riesgo que conlleva el fuerte viento que sopla con frecuencia: tanto para el fotógrafo que se asoma al borde de un acantilado y una repentina ráfaga puede desequilibrar, como para la cámara montada en un trípode y que es inconscientemente abandonada unos segundos para ir a coger un filtro en la mochila. Por suerte no se cayeron cámaras, pero si unos cuantos trípodes vacios.

Aunque en otoño el viento es menos frecuente, algunos días tuvimos ráfagas de aquellas que casi te echan al suelo. Debido al frío y al viento también es importante ir bien abrigado, aunque las temperaturas en esta época no son especialmente extremas.


Ferràn fotografiando el Fitz Roy al anochecer, Parque Nacional Los Glaciares, Patagonia, Argentina
Canon EOS 5D MkIII a ISO 200, 24-70 mm f:4L IS
© Oriol Alamany


Para desplazarse en Patagonia no es imprescindible un vehículo 4x4. Diversas de las pistas de grava (o ripio como les llaman allí) que comunican localidades de Patagonia han sido asfaltadas en los últimos años. Pero zonas de El Chaltén y todo el Paine sigue con pistas polvorientas, llenas de baches y tôle ondulee que ponen a prueba la resistencia de automóviles y cámaras fotográficas. Más vale llevar el equipo bien protegido en una mochila acolchada que lo proteja de las vibraciones y el polvo. 

En el Parque Nacional Los Glaciares el alojamiento suele hacerse en hoteles y existe bastante oferta y variedad de establecimientos. En cambio, en Torres del Paine tan sólo hay unas pocas hosterías que aunque tienen precios elevados, se encuentran situadas en enclaves excepcionales, ofrecen comodidad y electricidad para recargar los equipos. Por ello en este viaje fotográfico preferimos ceñirnos a esas. La única opción económica en Paine es el camping.

En este viaje a Patagonia yo llevé algo de equipo prestado por marcas o que usaba por vez primera. Durante años mis dos objetivos básicos fueron un Canon EF 17-40 mm y un 70-200 mm. El hueco de focales entre 40 y 70 se me hacía relativamente soportable. Pero desde que en diciembre de 2014 compré el nuevo 16-35 mm f:4L IS, el hueco de 35 a 70 se me hace más difícil de sobrellevar. En busca de la alternativa más adecuada, pedí prestado a Canon España un Canon EF 24-70 mm f:4L IS, que ha demostrado ser una óptica todoterreno excelente, aunque debo reconocer que en bastantes ocasiones me hubiera resultado más cómodo que cubriera hasta los 100 mm como su más antiguo hermano, el 24-105 mm f:4L IS.


Jaume, Lili y Xevi buscando el mejor ángulo para fotografiar una de las bellas cascadas de Torres del Paine, Chile
Canon EOS 5D MkIII a ISO 200, 70-200 mm f:2.8L IS II, filtro polarizador y trípode Benro
© Oriol Alamany


Por primera vez en 17 años mi trípode Gitzo Mountaineer se quedó en casa, esta vez substituido por un Benro Travel Angel II 2682 TV2 de fibra de carbono y una rótula Benro V2. Es un trípode que se pliega más pequeño, muy adecuado para viajar y tremendamente polivalente al ser capaz de convertirse también en monopie y en palo para caminar.

Por otra parte, tras décadas usando el sistema de filtros degradados de cristal Tiffen del tamaño Cokin P, en Patagonia estrené un sistema de filtros Benro, también de cristal óptico pero de mayor tamaño. El portafiltros fabricado en aluminio demostró ser una pieza de ingeniería notablemente bien diseñada y los filtros ofrecen una calidad excelente. De ellos os hablaré en un futuro artículo.

MIRANDO HACIA ATRÁS Y HACIA ADELANTE

Todo lo que el grupo vivió estos días en Patagonia ya está grabado en nuestra memoria y en nuestros archivos fotográficos. Atrás quedaron vientos, luces e imágenes. Todos somos ahora algo más ricos en experiencias y conocimientos. Falta editar las fotografías realizadas: seleccionar, borrar, revelar, identificar lugares y especies... y quedarse con aquellas imágenes que uno muestra con cierto orgullo.

Tan sólo nos queda agradecer a los participantes el que confiaran en nosotros al unirse a la aventura. El hecho de que siete de los diez ya hubieran asistido a otros de nuestros anteriores viajes fotográficos nos hace pensar que nuestra manera de entender el viaje y la fotografía es compartida por otras personas.

Mirando hacia delante ya pensamos en repetir el año próximo, la Semana Santa de 2016. 

Si quieres participar en el Viaje fotográfico a Patagonia 2016, visita la web o mándanos un e-mail y te informaremos sin compromiso.


José Ramón, Jaume, Carlos, Elena, Lili, Manuela, Eulàlia, Xevi, Roberto, Ferràn, Oriol y María José posando el penúltimo día ante las Torres del Paine, Chile
Canon EOS 5D MkIII a ISO 200, 70-200 mm f:2.8L IS II, filtro polarizador y trípode Benro
© Oriol Alamany



(SI QUIERES VER LAS 28 FOTOS A MAYOR TAMAÑO, PUEDES HACER CLIC EN LA PRIMERA E IR VISIONÁNDOLAS)

8 comentarios:

  1. Gracies i un perfecte quadern de pitàgores o de viatge !!!!.
    Com sempre Oriol i Laia tot perfecte i genial, gracies altre cop i esperant el porper viatge amb vosaltres.
    Una abraçada ben forta i fins aviat.

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    1. Gràcies a tú, Ferràn, per la teva col·laboració en que tot sortis bé!

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  2. Quanta bellesa...!!!!
    N'hauria gaudit TANT...!!!

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    1. Eso seguro, Lourdes. Te echamos en falta este año. A ver si en 2016 consigues las vacaciones ;-)

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  3. Enhorabuena por la perfecta organización, la paciencia y la capacidad docente independientemente del nivel del "alumno". Gracias por hacer que, además de en la retina, también en las tarjetas de memoria traigamos imágenes fantásticas para conservar de esa tierra maravillosa en uno de los mejores viajes que haya realizado nunca. Cómo no vamos a querer viajar con vosotros si lo hacéis todo bien? Ahora… a esperar el próximo! Un besico a todos!

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  4. Manuela, a ver cuando vemos estas imágenes fantásticas, acompañadas de una buena comida zaragozana. Muchas gracias por ser siempre tan positiva y alegre, incluso azotada por la ventolina magallánica o bajo la lluvia glaciar.

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  5. Al leer esta presentación me ha parecido revivir un viaje que me caló hondo, dejándome un recuerdo que espero sea imborrable por muchos, muchos años

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  6. Gracias por compartir este viaje tan espectacular! Una maravilla!

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