En febrero de 2012 inicié una serie de artículos dedicados a mostraros algunos de los fotógrafos, libros y
revistas que más me han gustado a lo largo de mi trayectoria como fotógrafo,
con la idea de compartir autores u obras interesantes que quizás algunos de vosotros desconozcáis. Para disfrutar a fondo de estas entradas, una vez leídas os recomiendo seguir los numerosos enlaces que incluyo. También incluyo algunas referencias a cámaras de la época como referencia histórica.
Hoy os ofrezco la primera mitad de los años ochenta, una década importante para mí porqué significó el paso de la fotografía como afición a profesión.
Lamentablemente, en Internet hay poca información o imágenes de algunos de los autores de los 80 y se hace difícil valorar ahora sus espléndidos o en su momento innovadores trabajos. Mis autores favoritos los he destacado con un asterisco *
Referentes personales (I): Fotógrafos, revistas y libros
Referentes personales (II): La década de los 70
Lamentablemente, en Internet hay poca información o imágenes de algunos de los autores de los 80 y se hace difícil valorar ahora sus espléndidos o en su momento innovadores trabajos. Mis autores favoritos los he destacado con un asterisco *
Referentes personales (I): Fotógrafos, revistas y libros
Referentes personales (II): La década de los 70
LOS
AÑOS 1980-1984
La Canon A1 (1978-1985) con su Motor Drive
opcional que funcionaba con doce pilas AA y que permitía fotografiar a 5 fps.
La década de los ochenta marcó mi progresiva entrada en el mundo de la
fotografía profesional. En 1980, a los 22 años de edad, obtuve el título de Diseño Gráfico. Y ese mismo año, gracias a los
ingresos obtenidos con la venta de unas fotografías para un libro escolar, pude comprar
mi primera cámara profesional: una Canon-A1. A título comparativo os diré que me costó 47.360 pesetas (unos 284 €). El equivalente actual a una A-1 vendría a ser la EOS 5D MkIII, que cuesta hoy en día exactamente diez veces más. Por encima de ella tan sólo estaba la F1, la abuela de las actuales EOS-1D.
(Por cierto, las tarifas de comercialización de fotografías no se han multiplicado por diez como el precio de las cámaras. Hoy en día no son más elevadas, si no a veces incluso más bajas que las que me pagaron por aquel libro, hace ya 33 años.)
Canon A1, Tamron SP 500 mm f:8 Réflex, Kodachrome 64, f:8 Av
© Oriol Alamany
Desde 1977 había estado fotografiando con una Konica TC (Ver capítulo II), pero lo limitado de la gama de ópticas de esta marca, que no disponía de teleobjetivos, me empujó al cambio. Por aquel entonces yo utilizaba como teleobjetivo un Tamron SP 500 mm f:8 Réflex de montura intercambiable que no era ninguna maravilla. ¿Porqué a la hora de una decisión tan trascendental como escoger una
marca de cámara me decidí por Canon, cuando en aquellos años los profesionales se decantaban más por Nikon?
Lo cierto es que estuve a punto de comprar una de las maravillosas Contax RTS o 137 de la
época con sus ópticas Zeiss. Pero al final escogí marca en función de un
teleobjetivo en concreto y no de una cámara: el inigualable FD 400 mm f:4.5 SSC, el primer teleobjetivo del mundo con enfoque
interno. Ello hacía que fuera ligero, luminoso y permitía ajustar el foco
de manera rápida y suave, algo de gran importancia para la fotografía de animales salvajes en un mundo donde aún no existía el enfoque automático.
Para los fotógrafos de fauna eran los tiempos de los voluminosos teleobjetivos Novoflex 400 mm f:5.6 de enfoque rápido (mediante una ingeniosas empuñadura de gatillo), los pequeños 500 mm f:8 catadióptricos o réflex, o el malo Vivitar 400 mm f:5.6. Nikon tenía un 400 mm f:5.6 pesado, voluminoso y que tenías que haber ido al gimnasio para enfocar con su duro helicoide. Ni tan siquiera habían aparecido aún los que luego serían famosos (por lo baratos) Sigma 400 mm f:5.6 Apo. La opción de Canon era mucho más avanzada y luego todos los teleobjetivos del mundo acabarían siendo de enfoque interno.
Canon FD 400 mm f:4.5 SSC
(Fabricado desde 1975 hasta 1981 y luego substituido por una nueva versión hasta 1989).
(Fabricado desde 1975 hasta 1981 y luego substituido por una nueva versión hasta 1989).
Respecto a las películas, eran los tiempos de las diapositivas Kodachrome 25 y 64 ASA (ASA=ISO, era la unidad que su usaba en aquel momento) contra el granuloso Agfachrome 100. Luego aparecería un desconocido Fujichrome 100 que, mejorando emulsión tras emulsión, se haría con el mercado en los años 90.
En un mundo aún meramente físico, nada virtual, la Librería Francesa o la recién abierta Toc's de Barcelona eran mis librerías preferidas (Hoy en día ambas están lamentablemente cerradas). Tras unos años comprando la revista francesa Photo Reporter, cambié a la británica Camera que me introdujo a otro tipo de estilos y fotógrafos. Mi hermano Raimon compraba las francesas Zoom y Photo, así que por casa corrían revistas de fotografía en cantidad (A eso habría que añadir las de carreras de automóviles como Autopista o Fórmula, a las que todos los hermanos éramos muy aficionados).
Camera me permitió descubrír muchos autores interesantes, entre otros al austríaco ERNST HAAS* (1921-1986), fotoreportero que fue presidente de la agencia Magnum y que (al igual que recientemente ha hecho Sebastiao Salgado con su libro "Genesis") dedicó varios años de su vida a documentar la naturaleza del planeta en su libro The Creation, que por aquel tiempo fue una revolución por el impactante uso que hizo del color. Vale la pena echarle una buena mirada a su web.
Ernst Haas trabajando en su obra "La Creación" con una Leicaflex y el teleobjetivo Telyt 400 mm f:6.3 (con enfoque rápido por raíles en lugar del clásico helicoide).
Western Skies Motel, Ernst Haas (1978)
El estadounidense JAY MAISEL* es otro maestro absoluto que me descubrió Camera. Maisel trabajó como fotógrafo comercial hasta los años 90, cuando lo dejó para dedicarse por completo a su trabajo personal y a la docencia. Sus imágenes resultan fascinantes por el uso que hace del color y de la luz.
Casa y vegetación acuática, Jay Maisel
Casi todos esos autores eran fotoreporteros que trabajaban con película de diapositivas Kodachrome en formato 24x36. En cambio, JOEL MEYEROWITZ* (y 2), apostaba por las cámaras de gran formato y reivindicava el uso del color en la fotografía artística, algo aún denostado por algunos en aquella época. Sus imágenes de moteles y gasolineras con luces crepusculares del libro Cape Light (1979) aún me vienen a la cabeza cada vez que recorriendo carreteras por esos mundos me encuentro en situaciones parecidas.
Autobús-vivienda en la carretera Panamericana, Norte Grande, Chile (2004)
Recordando las luces de Meyerowitz
Konica-Minolta A2
© Oriol Alamany
Aunque para muchas personas ANSEL ADAMS es el máximo exponente de la fotografía paisajista norteamericana, a mí me gusta más ELIOT PORTER* (1901-1990), cuyo trabajo en color me resulta de mayor interés. Porter tiene un libro realmente único: The place no one knew (1963) sobre el espectacular Glen Canyon. Porter lo fotografió durante meses antes de que la construcción de un embalse lo anegara por completo. El impacto del libro fue inmediato, al mostrar toda la belleza que ya nadie vería nunca más. De hecho aún hoy en día existe un movimiento popular que pretende hacer destruir la presa para recuperar lo que quede de aquel paisaje de excepcional belleza.
Al contrario que Adams, más conocido por sus trabajos sobre Estados Unidos, Porter fotografió también en otros países del mundo, editando libros sobre Antártida o Islandia, por ejemplo. Ahora que esta isla está tan de moda entre los fotógrafos actuales, vale la pena revisitar el trabajo que hizo allí Porter hace años.
Glen Canyon, Eliot Porter (Hacia 1960)
Flowers, Eliot Porter
Pero no todo van a ser anglosajones: las revistas francesas Grands Reportages (que compraba mi hermano Raimon) y Terre Sauvage me mostraron el trabajo de diversos fotógrafos europeos. Unos de los que más nos gustaron fueron la pareja ROLAND y SABRINA MICHAUD*, autores del libro Caravanes de Tartarie, un verdadero clásico de la fotografía de viajes.
Portada del libro Caravanas de Tartarie (1977)
Otro fue el suizo GEORG GERSTER, creo que el primer fotógrafo que exploró las posibilidades gráficas y artísticas de la fotografía aérea. Eso casi dos décadas antes de que Yann-Arthus Bertrand realizara su gran proyecto La tierra desde el cielo de características tremendamente similares al trabajo de Gerster. Toda la fotografía aérea artística actual sigue los pasos de esos dos fotógrafos aéreos.
En su web Gester afirma: "La altura proporciona una visión general. Y una visión general facilita el conocimiento, mientras que el conocimiento genera consideración - tal vez."
En el año 1982 una película revolucionó la estética de toda una época: Blade Runner del director Ridley Scott. En un primer momento fue una obra poco conocida cuya fama iría creciendo con los años. Salí del cine fascinado por sus luces, sus encuadres, su ritmo, su impacto visual total. En un momento en que las películas nos mostraban un futuro impoluto de naves brillantes (2001 una odisea espacial, La guerra de las galaxias, Star Trek...), Ridley apostó por un universo oscuro y decadente. Lástima que este sea uno de los directores de cine con mayores altibajos en su carrera cinematográfica que contiene desde obras maestras a auténticos bodrios.
Mientras tanto, además de la fotografía de naturaleza, yo seguía haciendo algo de fotografía de retrato y algún catálogo de moda, aún bajo la influencia de Hamilton (ver capítulo II), pero también probando cosas nuevas más conformes con la época y en base a lo que algunos fotógrafos estaban haciendo para las revistas de moda.
Anna en Vacarisses (1983)
Canon A1, 400 mm f:4.5 SSC, Kodachrome 64
© Oriol Alamany
Anna en Vacarisses (1983)
Misma sesión fotográfica, experimentando con estilos diametralmente opuestos
Canon A1, 28 mm f:2.8, Kodachrome 64, flash
© Oriol Alamany
La elegante Nikon FM (1977-1982), una de las últimas cámaras totalmente mecánicas, capaces de funcionar sin pilas. Una belleza y un joya de la historia de la fotografía.
La obra "Sahara" de la colección de libros Time-Life
La feria del libro de ocasión que tiene lugar cada año en el Passeig de Gràcia de Barcelona era para mis hermanos y para mí una fuente económica de libros: allí comprábamos ejemplares atrasados de la revista National Geographic* (para mí, la mejor revista del mundo) o, en especial, libros de segunda mano de la colección Zonas Salvajes del Mundo* editada por Time-Life. Leer los libros de esta colección me trasladaba a los parajes salvajes y remotos que algún día quería conocer: los macizos desérticos del Tassili n'Ajjer y Hoggar en el Sahara, regiones de Canadá, Alaska, el Himalaya... Muchos lugares que luego he tenido la fortuna de visitar.
(de un reportaje publicado en la revista Periplo en 1977)
Cámara de formato 6x6, Película Kodak Ektachrome
© Gunter Ziesler
Tres décadas después, este verano me topé con una situación parecida a una de las imágenes que más me gustaban de Günter Ziesler. Y debo decir que aún me sigue gustando mucho más la suya.
Canon EOS 5D MkIII, 500 mm f:4L IS + teleconvertidor 1,4X-III
© Oriol Alamany
Entre los diversos fotógrafos españoles que colaboraban en la revista Periplo y los libros de INCAFO (ver capítulo anterior) me llamó la atención el alemán GÜNTER ZIESLER*, que se convirtió en mi ideal de fotógrafo de la naturaleza. Aquel hombre hacía exactamente lo que yo soñaba hacer con mi vida: tenía una
furgoneta Volkswagen que iba enviando por barco a distintos lugares del mundo, a los que
luego él y su compañera Angelika iban en avión. Eso les permitía viajar de un modo
económico durante largos períodos de tiempo sin pagar alquiler de vehículo,
hoteles, ni restaurantes.
En los años venideros mi compañera Eulàlia
y yo utilizaríamos una estrategia similar, que nos permitiría viajar con
presupuestos mínimos a lugares que de otro modo habrían sido muy costosos.
Leopardo al anochecer, Kenia
(de un reportaje publicado en Terre Sauvage en 1991)
© Gunter Ziesler
Gunter viajó así durante años por Sudamerica, ilustrando artículos de Periplo y libros de INCAFO. También trabajó durante un año en Kenia, publicando en 1984 su libro Safari. En 1986 realizaría el primer trabajo fotográfico serio sobre los tigres salvajes de la India, obteniendo fenomenales tomas en el Parque Nacional de Ranthambore. Lamentablemente su sencilla web actual no permite disfrutar de ninguno de sus maravillosos trabajos.
Creo que el estilo de vida de Ziesler fue el que más me ha influenciado: trabajar sólo con mi compañera, lejos de las grandes macroproducciones, viajando en furgonetas-vivienda en pleno contacto con la naturaleza, huyendo de hoteles y restaurantes.
Mariposa heliconida en vuelo, Venezuela, Stephen Dalton
En 1982 llegó a mis manos el libro The miracle of flight y en 1983 Caught in Motion: High Speed Nature Photography*, del británico STEPHEN DALTON*. Aquel fotógrafo había llevado la fotografía de alta velocidad, iniciada por pioneros como Eric Hosking, a límites de insospechada perfección y belleza. Sus imágenes de aves, mariposas o libélulas en vuelo captadas con una Leica, película Kodachrome 25, una barrera fotoeléctrica y flashes construidos por ingenieros de la RAF (las fuerzas aéreas britanicas), tenían un encuadre y unas iluminaciones preciosas, que luego serían ampliamente imitadas (y siguen siéndolo) por las siguientes generaciones de fotógrafos.
Martín pescador llegando al nido, captado con una cámara Hasselblad, Stephen Dalton
En nuestro país algunos descubrieron la fotografía de alta velocidad en los años 90 de la mano de fotógrafos como Ricardo Vila o José Luis Rodriguez. Os recomiendo encarecidamente echar una mirada a los trabajos originales realizados por Stephen Dalton una década antes para ver donde nace este tipo de imágenes.
Rana saltando al agua, Stephen Dalton
Portada del disco "The complete Mike Olfield",
ilustrado con una fotografía de Stephen Dalton, realizada con una cámara Hasselbald y película Ektachrome.
Portada del disco "The complete Mike Olfield",
ilustrado con una fotografía de Stephen Dalton, realizada con una cámara Hasselbald y película Ektachrome.
En aquella época, en España era muy difícil conseguir barreras infrarrojas y flashes de alta velocidad. Entusiasmado por el trabajo de Dalton intenté hacer mis pinitos en ese campo con una célula de construcción casera montada dentro de una cajita amarilla de diapositivas Kodachrome. Pero este es un tipo de fotografía basada en el uso de abundante y complicado equipo y poca presencia del fotógrafo. Con el tiempo descubrí que me emocionaba mucho más estar con el ojo detrás del visor que esperando que unas células y flashes hicieran mi trabajo.
Sin embargo, con uno de aquellos experimentos gané en 1983 mi primer premio de una cierta envergadura: el Primer Premio Foto Natura-Kodak de la revista Natura, con una fotografía de un Cárabo común en vuelo.
Cárabo (Strix aluco) en vuelo (1983)
Canon A1, FD 100 mm f:4 Macro, Película Kodachrome 64, barrera infrarroja y flashes
© Oriol Alamany
Las rapaces en general y las nocturnas en particular eran mi pasión en aquel momento. Desde el grupo Centre de Recerca i Protecció de Rapinyaires realizaba el seguimiento de diversas especies y el libro Owls of Europe* de Heimo Mikkola era mi libro de cabecera.
Fue aquella una época de intensa absorción de conocimientos y de practicar un poco de todo. Seguía trabajando en una tienda de deportes y como diseñador gráfico, hacía fotografías, documentales de naturaleza en cine Super 8, estudios de ornitología, escribía artículos e ilustraba libros.
Mochuelo boreal (Aegolius funereus)
Ilustración para el Atlas dels ocells nidificants a Catalunya i Andorra (1983)
© Oriol Alamany
Ilustración para el Atlas dels ocells nidificants a Catalunya i Andorra (1983)
© Oriol Alamany
Otra atractiva publicación de fotografía de los años 80 era la francesa Double Page. Se trataba de números monográficos de alta calidad de impresión dedicados al trabajo de un sólo fotógrafo. Aún conservo los dedicados a Harry Gruyaert (del que hablaré en el próximo capítulo), Fulvio Roiter y Teiji Saga.
TEIJI SAGA* era un empresario japonés que, tras trabar amistad con un fotógrafo que fotografiaba exclusivamente garcetas, se compró una Hasselblad y se dedicó a fotografiar únicamente los cisnes salvajes (Eso no debe ser raro en aquel país, ya que luego conocí a otro autor japonés que tan sólo fotografiaba una especie concreta de búho).
Las evocativas imágenes de Saga, realizadas en la isla de Hokkaido en condiciones de frío extremo, dieron a conocer la odisea anual de estas aves. El mismo tema ha sido fotografiado de nuevo, décadas más tarde, por dos grandes figuras del siglo XXI como Vincent Munier y Stephano Unterthiner.
Cisnes cubiertos de nieve en Hokkaido, Teiji Saga
Multimedia con imágenes de Swans de Teiji Saga
¿Sabíais que las cámaras Hasselblad de formato 6x6 fueron inicialmente diseñadas para la fotografía de aves? Su creador, Victor Hasselblad era un gran aficionado a la fotografía de la naturaleza y las creo según sus propia necesidades.
Tras varios años recorriendo y fotografiando la Península Ibérica, el verano de 1983
realicé el primer viaje al extranjero con la intención de observar y
fotografiar la naturaleza: con dos amigos cogimos un Seat 127 y
condujimos hasta Escocia. Aquello me despertó las ganas por conocer otros países y las Navidades de 1984 planeamos otro viaje.
Esta vez sería a Marruecos con una clásica furgoneta VW del amigo Jorge Puig
(¡la misma que usaba Gunter Ziesler!).
En aquel viaje conocí a una chica que
resultaría trascendental en mi vida: Eulàlia Vicens. Desde entonces (y hace ya cerca de 29 años) somos compañeros de aventuras. Ese encuentro marco un punto y aparte en mi trayectoria fotográfica, así que hoy lo dejo aquí para continuar en el próximo capítulo sobre los autores y libros que conocí durante el resto de la década de los 80.
Camión cargado de bereberes en las gargantas del Alto Atlas, Marruecos (1984)
Canon A1, 200 mm f:2.8, Kodachrome 64
© Oriol Alamany
Canon A1, 200 mm f:2.8, Kodachrome 64
© Oriol Alamany
Alpenglow en una khasba en los límites del desierto, Marruecos (1984)
Canon A1, 50 mm f:1.4, Kodachrome 64
© Oriol Alamany
(Continuará)
Referentes personales (I): Fotógrafos, revistas y libros
Referentes personales (II): La década de los 70
Referentes personales (III): de 1980 a 1984
Referentes personales (III): de 1985 a 1989
Referentes personales (IV): La década de los 90
Referentes personales (V): Y llega el 2000