27/12/10

• Invierno en Islandia



Cascada Gullfoss en invierno, Islandia
Canon EOS-1D MkIV a ISO 100, 70-200mm f/2.8L IS II con teleconvertidor 2X-II, trípode
© Oriol Alamany


O más bien finales de otoño en Islandia, ya que Pep Corbella, Sònia Dominguez, Eulàlia y yo acabamos de regresar de una estancia de varios días en Islandia, justo antes del solsticio de invierno. En el mes de diciembre las bajas temperaturas ya están bien asentadas en esa isla que también es un país, geográficamente mitad Europa y mitad América.


¿Que hay en invierno en Islandia, aparte de frío, viento gélido y hielo? Pues unos paisajes primigenios, una luz mágica y fugaz, y casi ningún turista. Y poniéndole mucha paciencia y algo de suerte, quizás alguna aurora boreal que, de hecho, era la motivación principal del viaje. Todo ello muy tentador para un fotógrafo.

(P.D. 2015: Lo que escribí de "casi ningún turista" era realmente cierto en 2010, cuando nadie visitaba Islandia durante el invierno. De hecho, en aquel viaje no encontramos a ningún fotógrafo e incluso nos fue difícil encontrar hoteles o albergues abiertos en esa época del año ya que, al no haber demanda, los alojamientos no abrían.  
En nuestro siguiente viaje invernal allí mismo en 2012 ya vimos algo de turismo invernal y empezaban a verse fotógrafos con trípodes en los puntos clave de la isla, como algunas cascadas famosas y en la playa de Jokulsarlon. En los años siguientes el turismo fotográfico se incrementó de manera exporencial hasta que el país se convirtió en el destino más frecuentado del planeta en invierno.

Son curiosas estas dinámicas viajeras de los fotógrafos, alentadas en gran parte por la compartición de fotografías a través de las redes sociales que producen el "efecto llamada" a ciertos destinos en concreto.)



Caballo islandés a la luz de mediodía de invierno, Islandia
Canon EOS-1D MkIV a ISO 200, 70-200mm f/2.8L IS II
© Oriol Alamany


LUZ FUGAZ Y VIENTO GÉLIDO
Pero fotografiar en estas fechas del año en un destino lindando el Ártico presenta sus dificultades. En primer lugar, las escasas horas de luz. Tras una interminable noche y una prolongada alba el sol asomaba por el horizonte hacia las 11:30h de la mañana, se levantaba casi nada sobre el horizonte y se ocultaba de nuevo hacia las 15h. Había que aprovechar esas poco más de tres horas diarias de sol y a veces comentábamos entre nosotros que no sabíamos cuando estábamos fotografiando con luz de madrugada y cuando con luz de tarde. ¡Eso cuando no estaba nublado, claro!

Luego, cada noche salíamos al campo varias horas en un intento pertinaz de observar auroras boreales. La emoción vivida y los saltos de alegría ante la primera que contemplamos permanecerán entre nuestros recuerdos más preciados.


Aurora boreal sobre laguna con icebergs, Islandia
Canon EOS-1D MkIV a ISO 1600, 17-40mm f/4L, trípode
© Oriol Alamany


El segundo problema para el fotógrafo son unas condiciones climatológicas bastante severas, aunque eran de esperar dadas las latitudes en las que nos encontrábamos. Tanto durante el día como la noche la temperatura solía oscilar poco, manteniéndose generalmente entre los –1 y –3ºC, bajando en ocasiones hasta los –11. Aunque estamos acostumbrados a este tipo de temperaturas en nuestras salidas invernales a Pirineos, lo cierto es que la combinación con los constantes vendavales de entre 35 y 90 Km/h que sufrimos nos sometieron a sensaciones térmicas que equivaldrían a los –15 a –30ºC, lo cual era bastante más duro. Cuando las ráfagas de viento no permiten mantenerte en pie ni a ti, ni a la cámara montada en un trípode, a la vez que el frío te abrasa cualquier parte de tu piel al descubierto, se hace muy difícil trabajar y hay que hacerlo rápido. 

También fue impresionante conducir tanto de día como de noche por carreteras y pistas en plena ventisca de nieve o incluso tempestad de arena. Pero a mí personalmente estas condiciones extremas me motivan aún más y siempre he disfrutado mucho con ellas. Me demuestran la fuerza de la naturaleza salvaje y, a veces, son el modo de obtener imágenes que se salgan de lo normal.


Laguna en el interior de un glaciar, Islandia
Canon EOS-1D MkIV a ISO 400, 17-40mm f/4L
© Oriol Alamany


Las fotografías trepidadas, incluso al fotografiar con trípode, fueron una de las consecuencias del viento. Por ello tuve que utilizar velocidades de obturador y sensibilidades ISO más elevadas de lo habitual. Por fortuna la Canon EOS-1D MkIV permite fotografiar a elevadas sensibilidades con escasa aparición de ruido y, además, en este viaje estrenaba el nuevo modelo Canon EF 70-200mm f:2.8L IS versión II, dotado de un estabilizador de imagen mejorado a cuatro pasos. Esta nueva versión de esta polifacética lente introduce diversas pequeñas mejoras respecto al modelo anterior, ya de por sí de gran calidad.


Lagópodo nival en plumaje invernal, Islandia
Canon EOS-1D MkIV a ISO 800, 70-200mm f/2.8L IS II con teleconvertidor 2X-II, trípode
© Oriol Alamany



Geiser en Geysir, Islandia
Canon EOS-1D MkIV a ISO 200, 17-40mm f/4L
© Oriol Alamany


INDUMENTARIA PARA FOTOGRAFIAR EN ISLANDIA EN INVIERNO
Una de las cosas más engorrosas al trabajar en condiciones de frío intenso es la indumentaria. En el exterior llevábamos uno o incluso dos leotardos térmicos, más un pantalón de alta montaña y otro impermeable encima para parar el viento. En la parte superior dos camisetas térmicas bajo un jersey de fibra polar, además de una chaqueta de fibra polar gruesa y un anorak de plumón o una chaqueta de tempestad de Goretex (incluso en algunos momentos ambos a la vez). No hay nada como un plumón cuando el frío aprieta, pero lamentablemente suelen ser permeables al viento. Por ello a veces es necesaria una chaqueta cortaviento. 

Unos guantes térmicos finos bajo unas manoplas de fibra polar para las manos, y un Buff y un gorro de fibra polar con Thinsulate para la cabeza completaban mi voluminosa vestimenta.


Oriol fotografiando al crepúsculo, Islandia
Canon Powershot G10
© Eulàlia Vicens







El automóvil 4x4 que alquilamos fue, aparte de nuestro medio de transporte, nuestro refugio ante las ventiscas y bajas temperaturas, Islandia
Canon EOS-1D MkIV, 17-40mm f/4L y 70-200mm f/2.8L IS II
© Oriol Alamany

En estas circunstancias, tareas tan simples como enroscar un filtro en una óptica se convierten en un verdadero problema. Jamás se me ha dado bien manejar el equipo fotográfico con guantes puestos, y siempre termino por quitármelos. Pero esos días eso era una imprudencia y no tuve más remedio que acomodarme a ello. Los guantes finos bajo las gruesas manoplas demostraron ser un buen compromiso. Con el frío y el viento todo es más difícil y, como trabajamos con frecuencia al crepúsculo y de noche, cada día alguno de los cuatro perdía dentro del coche una tapa de objetivo, una linterna, un guante, un gorro, etc, que al día siguiente recuperábamos con la luz del día.

Mi indumentaria trabajando durante una ventisca, Islandia
Canon Powershot G10
© Eulàlia Vicens



REGRESO INTERMINABLE
El día de nuestra partida, al dirigirnos a las cinco de la mañana al aeropuerto de Keflavik, no teníamos ni idea del berenjenal en que íbamos a meternos. Volvíamos agotados, pero felices por lo que habíamos visto y fotografiado: las auroras habían sido muy tímidas, pero los paisajes visitados y las experiencias vividas habían sido muy satisfactorias.

Pero el 20 de diciembre el sencillo regreso a Barcelona se convirtió en un nuevo viaje dentro del viaje. Las intensas nevadas y heladas que estaban afectando el norte de Europa habían dejado a diversos aeropuertos cerrados o sumamente afectados. Nuestro avión partió de Islandia con ocho horas de retraso y, cuando hicimos escala en el aeropuerto de Gatwick-Londres, nos sumergimos en el caos más absoluto: todos los vuelos cancelados y centenares de miles de viajeros atrapados en Reino Unido.

Tras la sorpresa y nuestro desespero inicial empezó una maratónica búsqueda de la manera de escapar de las islas británicas: eso se convirtió en un reto. No encontramos billete alguno en ningún avión, ferrocarril o autocar hasta pasada Navidad. Tampoco nos permitían alquilar un automóvil y devolverlo en Barcelona, dejando aparte que muchas carreteras de Inglaterra y de Francia estaban cortadas por la nieve y el hielo. Con la ayuda de los ordenadores portátiles y las tarjetas de crédito, y gracias a la experiencia de Sònia y de Eulàlia en la organización de viajes, conseguimos una habitación en un hotel, un bien preciado en aquellos momentos de caos en que miles de personas debieron dormir en el suelo de los aeropuertos británicos.

Calles nevadas desde la ventana del hotel en Gatwick, Reino Unido
Canon Powershot G10
© Oriol Alamany

Al día siguiente, 21, proseguimos con las indagaciones y tras descartar por completo otros medios de transporte, descubrimos que la única manera de escapar era por mar. Cargados con nuestro equipaje tomamos un tren hasta la localidad de Reading y, desde allí, otro hasta la lejana Plymouth, a 300 kilómetros de distancia. Durante horas, a través de las ventanas del ferrocarril discurría un país helado, un paisaje casi sin color, de tonalidades blancas, grises y negras. La situación parecía dramática, pero en este segundo día de regreso empezamos a disfrutar de cada segundo de este viaje inesperado. El regreso a España, que en condiciones normales nos habría llevado unas pocas horas de vuelo, se había convertido en una aventura inesperada, en una especie de gymkama.


Esperando el tren en Reading, Reino Unido
Canon Powershot G10
© Oriol Alamany

Desde Plymouth parte un ferry hasta Santander, en el que habíamos logrado reservar in-extremis cuatro plazas para el día siguiente. 

Tras otra noche más en Reino Unido al fin pudimos proseguir nuestra ruta el tercer día. El cuarto día, 23 de diciembre, desembarcamos en Santander donde habíamos reservado (una vez más gracias a Internet) un automóvil para alcanzar Barcelona donde llegamos por la noche. ¡Por fin en casa!

Eulàlia y Sònia agotadas, pero contentas tras conseguir los billetes de salida del ferry a Santander, tras varios días intentando abandonar las islas británicas, Reino Unido
Canon Powershot G10
© Oriol Alamany

Este había sido el regreso más largo de nuestras vidas, para uno de nuestros viajes más cortos. En la vida del fotógrafo de viajes jamás sabes cuando un trayecto normal va a convertirse en una odisea. Lo bueno es no desesperar e incluso aprender a disfrutar de ella.

Luces navideñas en Vik, Islandia
Canon EOS-1D MkIV a ISO 1600, 24-105 mm f/4L (prestado por Pep y Sònia)
© Oriol Alamany


¡FELICES FIESTAS A TODOS
Y GRACIAS POR SEGUIR ESTE BLOG!

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Summary: A winter trip to Iceland to photograph the frozen landscapes and Northern Lights, the difficulties to photograph there, and the four days odyssey to return to Spain due to the chaos in the UK Airports.

19 comentarios:

  1. Oriol y Eulalia
    Gracias a vosotros por vuestro trabajo.
    Un abrazo desde Salamanca
    Paco

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  2. Igualment per a vosaltres, Oriol i Eulàlia, i gràcies per compartir les vostres experiències amb tots nosaltres
    s@lut!

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  3. Felices fiestas, Oriol. como siempre fascinada por tu trabajo. Y esta entrada me ha resultado fascinante, has logrado que me transportara mentalmente a un lugar que, algún día, espero poder visitar.
    Gracias.
    Saludos

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  4. No havia visto nunca Gullfoss asi, es impresionate, una lastima que cuando vaya este verano habran montones de turistas y sera mas "normal" asi que im presionante!!!
    Y de la aurora ya ni te cuento.
    Felicies Fiestas!!!

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  5. El trabajo fotográfico me parece de excepción pero, además la narración de toda la odisea, tanto fotográfica como viajera me deja sin palabras.
    Gracias por la felicitación y mi deseo de felicidad para todos vosotros los aventurer@s.
    Saludos desde Madrid.

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  6. Como ha comentado Silvia unas entradas mas arriba,me has sumergido en un mundo blanco,frío y maravilloso.
    La narración de tu viaje me ha gustado muchisimo,y entiendo la precariedad de trabajo en ese entorno.
    La odisea te ha convertido en un Ulises que ha vuelto a su Itaca.
    Simplemente un trabajo fantástico.
    Felices Fiestas!

    www.photoinmymind.blogspot.com

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  7. Muy interesante el relato de vuetra odisea.
    Me alegro hayáis podido llegar la comida navideña. Espero haya sido una agradable celebración.

    FELICES FIESTAS
    y espero seguir disfrutando de vuestras fotos y comentarios.
    Un abrazo

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  8. Pertinaz... esa palabra mola.
    Y, por otra parte, hubiera molado alguna fotico de la Gran Bretaña bajo la nieve...
    Enhorabuena por tu trabajo, Oriol.

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  9. Molt Bones Festes de Nadal i un 2011 ple de salut i exits.......

    ...Realmente he recordado muchos momentos vividos en Islandia con vuestro relato, aunque los nuestros fueron con mejor clima !!!...la odisea de vuestro regreso es realmente eso....una odisea...donde unicamente el viajero aventurero sabe adaptarse a las circunstancias para poder superar cualquier situacion

    Felicidades de nuevo por tantas experiencias vividas y compartidas
    Frederic

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  10. Flipant la foto de l'aurora boreal i un plaer llegir les teves cròniques.

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  11. Ostres! quin imprevist viatge d'aventura! Quines ganes devieu tenir d'arribar a Barna i menjar una fumejant sopa de galets....! Ni els de l'anunci de "Vuelve a casa por Navidad" es podien imaginar les aventures que aquest fet pot comportar!
    Impressionat l'aurora boreal...!!! Deu ser tota una experiència poder veure aquest fenomen!

    Felicitats per tot el que fas i per poder viure tantes emocions!!

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  12. Buenas Oriol. Recien extreno tu blog aunque lo sigo desde hace tiempo.

    En Marzo viajo a Noruega con la intención de captar imágenes de la aurora boreal entre otros temas. Las temperaturas a la latitud que iremos rondarán de los -4 grados a los -20. Utilizaste algún tipo de protector para la cámara (poseo una D3S y una D-200 q no creo ni q lleve y aunque se que está sellada (D3S) y debe soportar temperaturas extremas, no está de más prevenir).

    Un saludo y enhorabuena por tu trabajo.

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  13. Gracias desde la "Roqueta Mallorquina" por compartir con nosotros vuestro trabajo. Siempre en la brecha y siempre enseñando. Sois un ejemplo a seguir para todos los que somos aficionados a la fotografía de naturaleza. Disfrutad estos días de vuestro merecido descanso. Molt d'anys desde Mallorca. Pedro y Concha

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  14. Molt bon any, i que estigui ple d'aventures!
    toni tortajada

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  15. Marededeu senyor, qué regreso más complicado.

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  16. Gràcies a tu Oriol! Com sempre molt bones fotos i molt bona crònica! Bon any a tots dos!

    dani

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  17. Un comentario tardío pero no puedo dejar pasar estas fantásticas imágenes de rara belleza, que efectivamente se salen de lo normal. Gracias por contar la historia, muy entretenida. Sólo una pregunta, ¿ningún problema con las máquinas digitales y el frío?

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  18. Hola Luisa,

    pue lo cierto es que no. Mi Canon EOS-1D IV es un tanque que lo aguanta todo ( puedes leer mi artículo sobre su resistencia en http://blog.alamany.com/2011/04/cosas-de-mi-equipo-2-canon-eos-1d-mk-iv.html ), pero mis compañeros de viaje iban con Canon EOS-50D y 40D y tampoco sufrieron ningún percance.

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  19. Ara i ja preparant el proper viatge a Islàndia o Nord de Noruega d'aquest hivern... t'agraeixo molt mes encara aquesta entrada i el que comparteixes.
    A veure si puc aguantar be les inclemències i tinc sort amb les aurores ;)
    Una abraçada!

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